1º.- La perspectiva ilógica,

la del labriego diríamos, encuentra en los acontecimientos humanos un párrafo de hechos imposibles de conectar entre sí. Los acontecimientos políticos, sociales, etc., suceden sin aparente razón. Esta óptica excluye la posibilidad de sistema. La Historia, a sus ojos, no pasa a ser un relato de acontecimientos diversos.

2º.- La perspectiva lógica,

aprecia el juego de las dualidades. La realidad histórica aparece movida por causas y efectos; buenos y malos; paz y guerra, etc. No excluye la posibilidad de sistema, así como el aviador no niega los límites del campo que observa desde las alturas. La Historia, para esta óptica, se parece a una escalinata sin fin, a un progreso eterno. Otras veces se asimila a la vida como sus ciclos, sus nacimientos, crecimientos y declinaciones.

3º.- La perspectiva global

ve en la Historia la espiral del Tiempo, el progreso del hombre hacia la libertad a través de los ciclos pero siempre a distinto nivel. Este proceso no es eterno, sino que tiende a una finalidad.

Los ciclos son momentos del proceso total, son civilizaciones o pequeños sistemas dentro del desarrollo del Universo hacia la supraconciencia.

Los tres puntos de vista son, ellos mismos, parte del proceso histórico, y cada uno a su turno, admite distinta modificación así como se modifica con el tiempo el arado del labriego, el modelo del avión y el tipo de astronave.

Pasa aquí lo que en los métodos: ellos son expresiones del momento que toca vivir a los hombres que los ejercitan.

Existen entre la Imagen del Universo, el Método y el Sistema de la Historia, una estrecha relación que se explica a la luz de la ley de concomitancia. Método, Imagen y Sistema que corresponden a la misma Imagen y Sistema que corresponden en el mismo lapso histórico.

Resulta paradójico, pero se comprende, que el sistema de la Historia depende de la situación histórica. Así como es paradójico que cambie la óptica del astronauta al advertir que el espacio es curvo y que su visión por consiguiente también lo es.