Puede intuirse un ámbito ajeno a la forma y al movimiento-forma que no surge como la «nada», sino como «aquello que no es movimiento-forma», es decir, como aquello que se aprehende como existente en relación con el movimiento aunque sus características sean diversas a las del objeto tomado como referencia. Este «no es movimiento-forma», no depende del encadenamiento.
Nos movemos en actos estructurales. Lo que no es acto-objeto es el complemento de lo que es acto-objeto, es como el complemento del mundo. Lo que le falta al ángulo para completarse, es como el negativo de la película. Se trata de todo lo que le falta a mi conciencia, y es gracias a eso que puede moverse.
No surge como la nada, lo que no es movimiento-forma. No me quedo con la nada. ¿Qué es eso que no es movimiento-forma que se escapa? No depende del encadenamiento. Así que es posible un no-movimiento forma que no quede encadenado, que tiene mucho de arbitrariedad. O te quedas en el encadenamiento, o sales. Y cuando niego al encadenamiento, me encuentro con algo que se escapa de la conciencia, del encadenamiento de los objetos, de los paisajes. Algo que no depende de esas determinaciones que hemos venido encontrando.
Al darse esa intuición-comprensión se produce una ruptura de nivel.
Trabajos de aproximación
Se hace el «vacío dinámico», no sólo realizando el vacío de objetos, sino también de actos. Por cierto, se desatiende a lo que se ve, oye, etc. Es decir, se desatiende a la percepción. En este esfuerzo se experimenta «eso-que-no-es-la-nada», ese complemento del movimiento-forma.