Sin duda que el dolor y el sufrimiento se oponen a esa felicidad. Puedo yo en un momento dado tener una determinada idea o creencia, o una imagen sobre lo que sería para mí la felicidad. Y allí voy, y algo se tranca en el camino, algo no funciona y esto me provoca muchas cosas, me provoca tensión, me provoca malestar, a veces desconcierto. Y bueno a todo esto, yo le llamo sufrimiento. Claro, las gentes no están muy dispuestas a admitir que sufren, bueno a lo mejor, la palabra sufrimiento es excesiva…, digamos, problemas, malestar, stress, o cosas así. (risas).

Está bien, el dolor y el sufrimiento, pero al parecer estas dos cosas han sido confundidas desde antiguo. Ha aparecido a ojos de las gentes esto del dolor y el sufrimiento como una misma cosa. ¿Será así?

Yo sé que mis detectores corporales sirven, entre otras cosas, para darme alarma, señal de que algo funciona mal en el medio externo. Así pues, gracias a estos detectores siento dolor al acercar mi mano a una cosa excesivamente cálida. Este dolor que da señal, sirve para protegerme, este dolor me está indicando: algo funciona mal en ese medio. Un exceso de luz, que podría destruir mi ojo, hace que retire la mirada, que baje mis párpados, y así siguiendo. Pero no es que el ser humano haya nacido para estar dolorosamente situado en el mundo, digamos las cosas de otro modo: el ser humano cuenta con protectores que dan señal de dolor cuando algo no anda bien, porque cuando todo anda bien, no hay porque protegerse con dolores.

Les diré que durante mucho tiempo se creyó esto de una manera diferente. Se pensó, por ejemplo, que el dolor era propio de la naturaleza humana y que necesariamente había que tener una existencia dolorosa. Era antinatural no sentir dolor. Y así pues, los precursores que comenzaron a trabajar para aliviar de dolor al ser humano, fueron perseguidos porque trataban de solucionar esos problemas. En los comienzos de la ciencia, esos precursores fueron vistos como algo antinatural. ¿Qué es esto de aliviar los dolores? Es claro, estas fuerza incontenibles del progreso y del desarrollo humano, permitieron que a lo largo del tiempo, por supuesto, se fuera venciendo el dolor. Así fue naciendo la ciencia, así la medicina y el desarrollo del ser humano, así muchos elementos tecnológicos que también han servido para otras cosas, sirvieron poco a poco para ir liberando al hombre del dolor de las inclemencias del tiempo, del dolor del hambre, del dolor de la sed, de tantos dolores externos e internos de su propio organismo. Sí, es muy cierto que estos precursores fueron arrinconados, pero que pese a eso el progreso siguió.

Si ustedes me dicen que el hombre siente el mismo dolor que antes, claro que lo siente cuando las cosas andan mal, pero hoy no se muere media Europa por una peste de cólera, y un niño pequeño no muere por una tifoidea, y los antibióticos han hecho sus avances, está bien, se han creado otros problemas, está bien, con las presiones demográficas, está bien, hay problemas de todo tipo; pero en todos los casos el dolor pudo ser vencido en muchos aspectos, y es posible que a futuro, sea vencido totalmente, cuando el avance de la sociedad y la ciencia lo permitan. Pero hay una confusión entre esto de dolor y sufrimiento.

Nosotros entendemos al dolor como señal física y entendemos al sufrimiento como señal de que un proceso mental no funciona adecuadamente. Si nosotros dijéramos que puede superarse el sufrimiento, estaríamos en la misma situación de aquellos precursores con respecto al tema del dolor: sonaría antinatural. ¿Cómo es esto, si se supone que el ser humano ha nacido para sufrir? Parece ser que el sufrimiento es meritorio, suena como ético esto de superar el sufrimiento. ¿Pero no será el sufrimiento también una señal, una señal que recibe la conciencia de que algo funciona mal? ¿Será que el ser humano ha nacido para sufrir o será que el ser humano cuenta con aparatos que le dan señal para evitar su destrucción? El dolor tiene que ver con impulsos físicos, el sufrimiento tiene que ver con impulsos mentales. Es cierto también, que el dolor puede generar sufrimiento mental y el sufrimiento mental puede actuar también sobre el cuerpo generando disfunciones, enfermedades, dolores físicos concretos. De manera que éstos se imbrican en ocasiones.

El dolor es físico, dice el punto tres, y su retroceso depende del avance de la sociedad y la ciencia mientras que el sufrimiento es mental y su retroceso depende del sentido de la vida que se tenga. Se sufre por vivir situaciones contradictorias, pero también por recordarlas y por imaginarlas a futuro. Estas formas son llamadas «las vías del sufrimiento». De manera que hay allí unas vías que nos traen sufrimiento a la conciencia. ¿Será que estas vías son, efectivamente de sufrimiento o será que estas vías son necesarias para el funcionamiento de la mente y que cuando algo funciona mal nos dan señal de sufrimiento? ¿No será más bien que la imaginación es necesaria y es necesaria la memoria y es necesaria la percepción? ¿Y que cuando algo falla en estas vías, se nos convierte en una vía de sufrimiento? Estas vías necesarias, a estas vía se las puede comprender cuando ustedes hacen desaparecer su función. Corten la memoria de alguien y no podrá ni abrocharse su camisa. Corten la imaginación de alguien y no sabrá hacia donde dirigirse, corten la percepción de alguien y hasta su cuerpo quedará a expensas del medio. Estas vías son necesarias para el funcionamiento de la conciencia y del ser humano en el mundo. Pero aquí se está diciendo que se sufre por ellas. ¿Cómo es esto de que se sufre por ellas? ¿Cómo es que dan señal cuando algo falla? Bueno, puede ser que en este momento yo recuerde situaciones de mi vida, hace ya mucho tiempo cuando era pequeñito, a lo mejor cuando tenía diez años, algo salió mal; bueno pues, ahora tengo unos cuantos años más y sin embargo eso que pasó, eso que no está, de ningún modo lo veo, no está presente; eso que pasó, me hace sufrir. Y ¿cómo es esto posible? Las cosas andan bien si alguien dice: bueno, se explica, porque la memoria tiene un sistema de grabación, y esa grabación, al rebobinar y ponerlo en presente, pues nos presenta las cosas como si se estuvieran viviendo en este momento. De manera que esa fantasmagoría del pasado, eso que ya no existe, eso nos puede hacer sufrir en este momento actual. Eso es muy extraordinario. Nosotros, gentes concretas que nos atenemos a lo que vemos, (risas), sufrimos por lo que ya pasó. ¿Pero qué es esto? (risas).

Bueno, las explicaciones están bien en todo caso para las cosas que pasaron, podemos entender cómo funciona. Pero…, esto de que imagino que hay un señor detrás de la puerta, (risas), que va a perjudicarme, que puede estar o no estar, que puede dentro del cálculo de lo razonable efectivamente existir, en cuyo caso me prevengo, también razonablemente y es homogéneo con la realidad. Pero esto otro de que «creo» que «puede estar», «creo» que algo me va a salir mal, «tengo la sensación» de que a futuro esto va a fallar. ¡Aja! (risas). Y esto que tampoco existe me hace sufrir. ¡Esto es mucho más extraordinario que lo de la memoria! (risas). Pero… pero ¿que estamos diciendo?, por un lado uno hace las cosas buscando una felicidad según «cree», por otro lado, uno sufre por cosas que «ya no están», por cosas que «tampoco existen a futuro». Nosotros gentes de «realidades concretas», (risas), sucede que nosotros, allí en lo más importante, precisamente allí…, es donde somos más etéreos. ¡Cosa curiosa el ser humano! Porque una cosa es lo que «se dice» y otra cosa es cómo funciona todo esto. Se dice: hombre concreto, pero sufre por algo que no existe. Esa es la realidad concreta. Esa es la mayor concreción, tan concreta que puede provocar un paro cardíaco o un derrame cerebral, una úlcera…, claro, más concreto… ¡imagínense! (risas).

Y eso porque se teme al futuro o porque no se resolvió un problema en el pasado o porque se ve la realidad, pero se la interpreta de otra modo.

Sucede que también puedo «creer» que veo determinadas cosas al interpretarlas incorrectamente. Allí por el fondo, hay dos personas muy amigas mías, pero que están hablando demasiado entre sí, y eso para mí es muy sospechoso y me crea problemas, (risas), y entonces esto me crea sufrimiento. Cuando me entero, claro se estaban pasando la dirección…, (risas), entretanto…, entretanto yo estaba sufriendo por algo que «veo» y «creo» que es de otro modo. Así es que sufro por el pasado, por el presente y por el futuro. ¡Tenemos un verbo para declinar! (risas).

Bueno, las tres vías del sufrimiento. Fíjense que incluso puedo sufrir por lo que «creo que me sucedió» y «no me sucedió de ningún modo así». Esto es peor, (risas). Resulta que yo interpreto esas situaciones a los diez años, por ejemplo, de un modo muy especial, y luego atando cabos, y viendo cómo eran las cosas, y consultando a gentes que estuvieron presentes allí, y desenrollando todo eso, resulta que las cosas tampoco fueron así, y he sufrido por algo que, no sólo no existió, sino que además creía yo que había existido, falsamente. Y uno sufre y sufre por cosas que no existen ¿Qué señal es esta del sufrimiento? Es señal de que algo no funciona adecuadamente.