Aquí hay otro punto que dice, punto 5: «puede haber provisorios sentidos de vida que permitan sobrellevar distintas etapas de la existencia, pero todos ellos están sometidos a esta definitiva verdad: «La vida no tiene sentido, si todo termina con la muerte». Si el peor problema que estamos observando es el de la perdida de fe y la cerrazón del futuro… ¿Qué me dicen de la muerte? Allí la cerrazón del futuro es total. Es el factor más grande de sufrimiento para la conciencia humana. Es cierto, las gentes muy jóvenes saben que se van a morir, saben, pero claro, no lo experimentan de un modo muy serio, por supuesto que también las gentes jóvenes ven, o la muerte de un familiar o un ser querido, también en situaciones se enfrentan a la muerte y entonces surgen preguntas de importancia. Las gentes de más edad ya empiezan a considerar más íntimamente el problema. Entretanto, vamos pasando por la vida como si aquello estuviera postergado, como si fuera una idea, más que una realidad. Pues claro, vamos poniendo sentidos provisorios que permitan que nuestra conciencia vaya hacia el futuro. Así pues, preguntamos a una persona: ¿Qué sentido tiene para usted la vida? Esa persona nos dirá, por ejemplo; bueno, mi familia; otra persona dirá; bueno, mi trabajo; otra persona… la empresa a la que está abocada. ¿No es cierto?

Todos podemos poner provisorios sentidos de vida y eso es correcto, eso es lo que nos permite vivir, es lo que nos permite hacer las cosas, no sólo para nosotros sino para otros también. Así es, todos ponemos sentidos provisorios de vida. Es claro que no podemos convertir a esos sentidos provisorios en cosas definitivas, porque entonces aquellos que nos daba dirección, si falla, nos derrumba, se cierra pues el futuro, sucede que para mí el sentido de la vida es, supongamos, un trabajo, pero algo falla…, sucede que esta hermosa relación que yo tengo con otra persona, se trunca, sin saber por qué y se derrumban todos mis valores porque he jugado mi última carta en un sentido provisorio.

¿Quién está diciendo que hay que acabar con los sentidos provisorios? Nadie está diciendo eso. Estamos diciendo que de no existir un punto fijo de futuro, los sentidos provisorios fatalmente fallan.

Está bien, gracias a ello vamos marchando. Pero, así como quiero a mi familia y a mis niños, los niños van creciendo y los niños se van alejando y van haciendo su vida y sus cosas, y esto es doloroso, esto crea sufrimiento porque las cosas van cambiando y entonces surge pues la nostalgia y todo aquello de los tiempos mejores que se perdieron. Y, sucede algo más extraordinario, sucede también que aunque logre, aunque logre ese sentido provisorio, también se corta mi futuro. Sucede que toda mi vida la jugué a lograr una determinada cosa, finalmente la logré y ¿ahora qué, señores? ahora tengo que moverme hacia otro sentido provisorio. En realidad, lo que hacemos todos los días; vamos siempre saltando de sentido en sentido, y en la medida en que se agota uno, pasamos a otro. Está bien, ésta es la mecánica de la conciencia, es correcto, nos permite vivir. Vamos pasando de sentido en sentido, pero sucede que cuando perdemos algo o cuando alcanzamos algo, o cuando sabemos que no lo vamos ya a alcanzar, en todos los casos, en todos los casos…, el sentido provisorio falla.

Esto no es tan trágico, ni es tan decepcionante, esta es la mecánica real de nuestra propia vida. Pero…, pero, ¿qué pasa con la muerte? Ese es el punto. ¿Qué creo yo que pasa con la muerte? No tanto problema con esto de las creencias, no tanta historia con esto de las creencias y de la realidad, porque según hemos visto…, con las creencias se generaban problemas ¡Ajá! ¿y por qué no podrían generarse soluciones?

Bien, hagamos un experimento.

EJERCICIO N° 4

Imagino que estoy muriendo… En ese estado de soledad, en ese inevitable estado de soledad, dejaré este mundo y estos seres queridos y las cosas que amo. Y me perderé en el absurdo de la nada para siempre… Sé que estoy muriendo, y esto es inevitable…, toda mi vida pasa como un sueño, y todo aquello que busqué y aquello por lo que luché, quedará en el pasado como un sueño…, sé que estoy muriendo.

Pero también sé que hay en mí una fuerza inextinguible. También sé que nada ni nadie puede interrumpir mi paso, y se que detrás de esta vida hay una puerta abierta hacia el futuro. Se que en mí hay una fuerza inmortal incontenible, hay un futuro luminoso, hay una fe, hay una esperanza, hay un crecimiento.

Terminó el ejercicio.

No importa señores, las creencias particulares que tenga cada cual respecto de la trascendencia. Estamos experimentando con estas cosas, y estamos diciendo que si ustedes creen que se mueren y si ustedes se representan su propia muerte, cosa bastante difícil…, cosa bastante difícil, pero más o menos, si representan su propia muerte y «creen», creen que todo se detiene, la cosa es grave y es sufriente, la respiración se comprime; en el mismo momento en que ustedes abren una ventana hacia el futuro, la respiración cambia, el espacio se ilumina, algo crece en ustedes, la fe se alimenta, se dinamizan internamente. Esas son simplemente las consecuencias de este ejercicio, basadas en registros internos, no en teorías, ¿no es cierto? Cada cuál sabe qué tal hizo esa cosa. Eso es todo.

Puede haber provisorios sentidos de vida que permitan sobrellevar distintas etapas de la existencia, pero todos ellos están sometidos a esta definitiva verdad: «La vida no tiene sentido si todo termina con la muerte».

Sexto. «El verdadero sentido de la vida surge con el reconocimiento de que no todo termina con la muerte. Este reconocimiento permite romper las tres vías del sufrimiento, dando unidad y dirección al ser humano. La vida sufre una conversión total y los problemas cotidianos aparecen dimensionados como problemas superables en el camino del aprendizaje y perfeccionamiento».

Les contaré una historia que puede ilustrar estas cosas:

En ese pequeño pueblo donde yo vivo, había y hay, espero, un personaje muy simpático que yo encontraba a menudo por las calles.

Este señor se dedicaba, y creo que sigue dedicándose, a lustrar zapatos. Bueno, ahí estaba yo con él, y este señor me dijo:

-«Pero yo a usted lo conozco».

-«¡Hombre, muy bien!»

-«Sí, yo hace veinte años que estoy acá haciendo esto».

-«Pues muy bien.»

-«Y…, ahora no es lo mismo que hace veinte años».

-«¡Claro que no! ¡Las cosas han cambiado!»

-«No, no…, todo ha cambiado»

-‘Pero, ¿no me dice que desde hace veinte años está en lo mismo?

-Sí, decía el hombre, pero claro no era muy ilustrado y no podía explicar muy bien lo que sentía, me dijo algo así como que…,

-«Y sí, todo es lo mismo y yo sigo lustrando, pero, ¡todo ha cambiado desde que escuché la palabra de dios!»

«Bueno, -le dije-, me alegro por usted». Pero claro, uno rápidamente piensa dónde lo escuchó, cómo fue, ¿no es cierto? (risas). ¡¿cómo hizo?!, ¿qué aparato se puso en marcha? La teoría de la alucinación, en fin…, toda esa historia, ustedes saben… (risas).

«¡Ajá! ¿Conque escuchó la palabra de dios? Rápidamente sacó un libro y me dijo: «Esta es la Biblia, y desde que yo leí esto, todo cambió para mí, todo cambió para mí y yo sin embargo…»

Era para él evidente, indiscutible, intransferible como experiencia, verdaderamente cierto y de una gran fe, con un potencial tal, que efectivamente su vida había cambiado.

Así pues, me dijo: «Tuve problemas y murió mi mujer, y tuve problemas y me desalojaron de mi casa, y tuve problemas y la enfermedad. Pero todo eso, que en otra época hubiera sido para mí definitivo…, todo eso se hizo…, pequeño, porque había escuchado la palabra de dios».

Bueno, me alegro mucho por el hombre que creía en esas cosas.

El punto es éste: ¿Cuál es la utilidad de la creencia? Este hombre no cree y todo es una tragedia, y su vida se desorienta, y todo termina catastróficamente. Este hombre cree y tiene un sentido y tiene una dirección, y su vida se ordena en esa dirección y los problemas se empequeñecen, y se abre paso, y sufre y ama, pero creciendo en una dirección.

¿Cuál es la utilidad para la vida de una y otra creencia? Ustedes me dirán: no se puede demostrar ni lo uno ni lo otro. Bueno, esto de las demostraciones… Ustedes saben… (risas).

Comprendo que suena poco tradicional esto de que la trascendencia pueda ser útil. ¡Tanto tiempo! Empíricamente, empíricamente… tanto tiempo ha pensado el ser humano que debe estar al servicio de la trascendencia… Tanto tiempo ha pensado que él no es nada…, lo otro es mucho…, y así siguiendo, que ahora resulta un tanto chocante que, la trascendencia sirva al hombre.

¿Creen ustedes?, entre ustedes, los que creen en dios y todo aquello. ¿Creen que dios no estaría verdaderamente interesado en que las cosas le sirvieran al hombre? Y los que no creen en dios, ¿qué problema tienen? Una creencia más…, una creencia menos…, (risas). El punto, el punto es la utilidad para la vida. Porque razonemos nuestros planteos. ¿Cuáles son nuestros planteos? ¿Nuestros planteos son filosóficos, nuestros planteos son sicológicos, nuestros planteos son políticos? ¿Qué son nuestros planteos?. Creo que no debemos equivocarnos en esto. Nuestros planteos son existenciales, nuestros planteos parten de la existencia misma, parten del registro que cada ser humano experimenta. No es desde una teoría que organizamos nuestra posición frente al mundo, es desde nuestros registros que los aclaramos y podemos incluso, llegar a una teoría unificada de estas cosas.

No debemos equivocarnos, me parece, en el arranque de nuestra postura. Lo nuestro es, antes que nada, por sobre todas las cosas, una postura frente a la vida, una posición frente al mundo, una toma de conciencia de la propia existencia, de sus posibilidades, de sus problemas, del sufrimiento, del placer, de lo que empequeñece y engrandece al ser humano.

La existencia humana es nuestro eje. Las teorías son parte de la existencia humana. La existencia humana no deriva de las teorías.

Aparece un gran cerebro, con grandes conocimientos, tiene resueltos muchos problemas en pizarra, hace incluso teoría sobre el comportamiento social, es un sociólogo, o bien es un sicólogo, sabe cómo funciona no sé qué mecanismos de la conciencia humana, todo esto lo sabe…, lo sabe, son teorías que él tiene, que en ocasiones funcionan bien, en ocasiones funcionan mal, pero claro, el pobre hombre llega a su casa y le tiran un plato, ¿no, eh? (risas). Y él sufre un problema. Y el otro lo empuja y le grita… y a lo mejor no le alcanzan sus recursos… Eso es lo más importante, su existencia, su existencia cotidiana, aquello que él registra. Y no hay teoría que pueda suplantar a la existencia, sino más bien la teoría, en todo caso, podría ayudar a esclarecer en algo los problemas de la existencia. Es desde la existencia misma desde donde nosotros partimos, por eso es tan fácil definir estas cosas que, cuando algún periodista y algún interesado, en fin, en nuestras cosas pregunta, pero ¿y ustedes qué cosa son? Y nosotros nos vemos en serio problema para explicar ¿qué cosa somos?, es que también es muy difícil explicar las cosas nuevas que nacen. Siempre que nace algo tiene dificultades de identidad. ¿Cómo explicar algo nuevo? Explicar cosas viejas, bueno, es sencillo; podríamos decir, por ejemplo, bueno, somos filósofos, bueno ya hay un rótulo para eso, somos matemáticos, hay otro rótulo, sicólogos, ¿no es cierto?

Es que no somos nada de eso. Somos gentes, tranquilas, pacíficas, que hacen lo posible por ubicarse simplemente en la existencia y por darle un sentido a su existencia, eso es lo más que somos, gentes comunes que tratan simplemente de ubicarse lo mejor que puedan frente al problema de la existencia.

Y cuando explicamos estas cosas no resulta muy satisfactorio. Pero eso es lo real. Seguramente con el tiempo, mucha gente vana empezar a pensar y a sentir como nosotros y esto que hoy es un poco extraño, esta novedad, esta forma de plantear las cosas, esto, ustedes saben con el tiempo, se convierte en algo que por ser conveniente para las gentes, es aceptado, aunque todavía no haya rótulos para eso.

La nuestra es una postura frente a la existencia, es una posición frente al mundo. Y ¿cómo no habríamos de preocuparnos entonces por los problemas de la existencia, por los problemas de la felicidad, los problemas del dolor, los problemas del sufrimiento, las posibilidades del ser humano? ¿Cómo no habríamos de machacar continuamente con las cuestiones sobre el sentido de la vida y cosas semejantes si esa es nuestra materia?, que en realidad es la materia más importante para todo ser humano. Está bien, puede que no expliquemos bien nuestras cosas, puede que nuestros planteos no sean lo suficientemente dúctiles aún, es posible, pero con seguridad que los problemas de la existencia son los problemas más importantes para el ser humano y alguien buenamente tendrá que darle forma a todo esto.

Uno de los problemas más importantes del ser humano es el problema del futuro respecto de la muerte, y según se tenga esto solucionado, de un modo o de otro, así también será la vida de esa persona en ese momento. No lo van a creer ustedes que esto de las creencias es algo fijo.

Hay quienes dicen yo creo en la trascendencia, otros dicen no creo, pero también ahí hay que preguntar: ¿antes o después del almuerzo? (risas). Porque yo mismo he visto en mí, que cuando era pequeño creía una cosa respecto de eso, y ahora que hay una crisis de fe, y no se que, dejé de creer, lógicamente como dejé de creer se me vino todo encima, y así fue mi vida. Luego empecé a sospechar ciertas cosas, después lo descarté; en el mismo día, me apareció en un momento que podía ser y en otro no, en absoluto. (risas). ¡En media hora he cambiado mis creencias! ¡Ah!, pero yo estaba creyendo que las creencias eran cosas firmes. Eso, es una creencia… ¡olvídese!… (risas).

No, no, estas creencias son móviles…, son móviles, hoy creo una cosa, mañana creo otra… y sobre todo con respecto a esto, así como hablábamos hace un rato de la felicidad, así también con respecto a estos problemas de la trascendencia y demás.

Es muy variable. Cambia…, cambia con el tiempo, con la edad de las personas, y cambia también en un mismo momento pero, en cuanto la situación varía. Así es que, si creo ¿puedo dejar de creer? Claro. ¿Y si no creo, puedo creer? y por supuesto… (risas).

Bueno, pero el punto es otro entonces, ¿nos convendrá o no nos convendrá creer? Eso es lo que debemos estudiar, porque estas cosas se las ha…, tocado desde otros puntos de vista. ¿Será una interesante herramienta, algo así como un motor que sirve para algo? ¿Podrá darsele carácter instrumental a la creencia? Esto es un poco novedoso, tal vez sí.

El reconocimiento de que no todo termina con la muerte o lo que es igual de la trascendencia más allá de la muerte admite las siguientes posturas, por lo menos estas posturas que vamos a estudiar:

  1. La ominencia indudable, aunque sea indemostrable e intransferible a otros, dada por la propia experiencia: A eso le llamamos «fe».
  2. La simple creencia dada por educación o ambiente, como si fuera un dato indudable de la realidad. Pero, bueno, sí parece que hay trascendencia, así me enseñaron, en ocasiones participo de alguna cosa religiosa o no participo, pero, esto lo tengo por allí como una creencia sin mucha fe, porque parece que no está conectado con mi vida, parece que es algo que creo, pero mi vida es otra cosa. ¡Ah, qué extraordinario! Eso es sumamente extraordinario, pero sucede.
  3. El deseo de poseer la experiencia o la creencia. Hay mucha gente por ahí que ustedes habrán encontrado, que dice: ¡Y mi vida sería diferente si creyera ciertas cosas! ¿Cómo hará la gente para creer? (risas). Porque si yo creyera como hacen algunos…, hay gente que verdaderamente se hacen preguntas de ese tipo; si yo pudiera creer como hacen algunos…, ¡qué rollos, y qué líos…!, ¿no? Si yo pudiera creer como hacen algunos qué interesante sería todo. Sí, existe esa postura frente a esto, fíjense ese señor no tiene fe, ese señor no tiene creencias particulares pero ese señor habla empíricamente de la utilidad de la creencia: ¡qué extraordinario!, entonces no hemos descubierto nada, ¡claro que no hemos descubierto nada! Eso es lo que estamos tratando de destacar. Estamos tratando de destacar que estas cosas…, estas cosas están en el mundo y en la gente y simplemente las tomamos, a estas cosas empíricas y las dotamos de una pequeña iluminación para que se destaquen más allá de lo cotidiano.
  4. La sospecha intelectual de la posibilidad de supervivencia, sin experiencia, sin creencia y sin deseo de poseerla. ¡Ah, bueno! Cuando preguntamos estas cosas a alguna persona por ahí nos responde, ¡ah, la trascendencia!, y si puede ser, y pasemos a otra cosa…, y por allí queda esto alojado en alguna neurona, (risas), guardado, porque probablemente y con el tiempo lo saquemos, pasemos un plumero cuando sea oportuno, no tiene por qué perturbarnos las cosas según las tenemos organizadas. Allí está en reserva la sospecha intelectual, ¡interesante…!, ¡interesante!, seguramente entre nosotros habrá muchos en esa posición y está muy bien.

Esas cuatro posturas y una quinta, que niega toda posibilidad de trascendencia, son llamadas los cinco estados del sentido de la vida. Una quinta que niega toda posibilidad a la trascendencia. Bueno y claro que sí, parece que uno muere y se acaba la historia. Perfectamente. Pero estas cinco posturas que hemos visto, cuando la gente las dice, ¿es así en efecto?, porque, según comprobé un día al pasear con un amigo, un intelectual, próximo a un cementerio, de noche, los cipreses silbaban, (risas), el eco de los pasos se destacaba en la niebla, (risas), y allí le dije: ¡buenas noches! y me fui, (risas), y escuche el eco de los pasos de mi amigo que se acercaba detrás. (risas). ¡Hombre!, le dije, y a qué tanta historia. Bueno es que los cementerios me inquietan… (risas). ¿Pero cómo?, ¿y qué tiene que ver?, si tu no crees en eso, ni espíritus, ni almas. Sí claro, pero…, (risas), me crea problemas. Así que según dices, ¿tu no crees en eso?, pero en la práctica, miedo por estar sólo, miedo a los cementerios, una de miedos, una de cosas. Este buen hombre cree y no lo sabe, dijo Zaratustra… (risas).

Y así son las cosas, con lo que uno cree y con lo que uno dice… y no es así.

Uno puede ubicarse, seguramente cada uno de nosotros puede ubicarse en una postura diferente frente a este problema de la trascendencia, seguramente. Pero ¿se estará uno ubicando correctamente? Nosotros hablamos de algo más. Cada una de estas posiciones frente al problema de la trascendencia admite distintos grados de profundidad. Es como las capas de electrones en los átomos. Hay electrones muy próximos al núcleo, esos son difíciles de mover, pero los electrones más lejanos son los que pueden saltar de órbita y ahí se produce la corriente eléctrica, por ejemplo, en los conductores. Bueno pues, con esto de las creencias sucede algo parecido.

Hay, parece, creencias muy superficiales que uno rápidos las mueve, ¿eh? Esto de que antes de almorzar cree una cosa y después… Son las capas más superficiales de la creencia, según sea la postura en que uno esté. Cualquiera sea la postura son igualmente equivalentes éstas, ¿no? Y hay capas más profundas de creencias, más firmes, más sólidas, hay gente más coherente con sus creencias, gente que absolutamente niega toda posibilidad de estas cosas y por consiguiente su vida es así. Y hay otras que creen absolutamente e indudablemente en estas cosas y hacen las cosas así, pero en general no es tan firme todo esto. En general las capas son más móviles, uno pasa de un estado al otro, a veces cree una cosa. Hay otras que dicen: ¡Si yo tuviera fe, qué importante sería para mí!, dicen…, pero realmente no hacen mucho esfuerzo por lograr algo relativamente fácil. ¿Así que usted quiere lograr la fe?, ¡oiga es bastante fácil!, (risas), usted tiene que hacer un pequeño ejercicio y tiene que comprender bien el significado de todo esto. Así es que, tal vez no sea tan fuerte eso que usted dice de esa ubicación en ese nivel, donde usted dice: ¡bueno, yo soy de aquellos que quisieran tener fe o tener alguna experiencia, porque entonces mi vida cambiaría radicalmente.

Así es que, esto de las distintas posturas frente al problema de la trascendencia puede ser de bastante profundidad o de bastante superficialidad.

No decimos nosotros qué sea mejor o qué sea peor. Nosotros estamos haciendo una analítica de la existencia respecto al problema de la trascendencia, estamos diciendo que uno frente a ese problema se puede ubicar en un lugar, en otro, en otro. Esto es justamente lo que permite que tantos miles de amigos en distintas partes del mundo puedan compartir trabajos comunes con todos nosotros y sin embargo, algunos sean ateos a fondo, otros sean creyentes fervorosos, otros sean gentes que están en la búsqueda, otros, aquellos que intelectualmente sospechan de estas cosas. Sí, es así de extraordinario. Puedo creer o no creer en dios, puedo creer o no creer en la trascendencias y eso es lo que sucede con nuestros amigos en distintos puntos, pero todos ellos saben que estos temas son de importancia.

Independientemente de la postura que asuman frente a esa realidad de la creencia o no creencia de la trascendencia, todos ellos saben de la importancia de estas cosas. Saben lo que significa la cerrazón del futuro, saben lo que significa la apertura del futuro, saben la importancia del sentido definitivo de la vida, comprenden los alcances de los sentidos provisorios de la vida. Eso unifica a nuestros buenos amigos en distintas partes del mundo, este tipo de cosas a lo mejor excesivamente etéreas para otros. Pero los tiempos están cambiando.

Cada estado admite a su vez distintos grados de profundidad o definición. Tanto los estados como los grados son variables, pero en un momento dado de la vida permiten definir la coherencia o contradicción de la propia existencia. Y por tanto, el nivel de libertad o sometimiento al sufrimiento. Esto es además un punto práctico, porque se puede examinar cualquier momento de la vida pasada, ubicándolo en el estado que le correspondía, comprobando como la vida se organizaba de acuerdo a él. Lógicamente, ese examen vale para comprender el momento actual.

Noveno, cualquiera sea el estado y el grado en que se encuentra una persona, puede avanzar o profundizar en él, merced al trabajo sostenido en la dirección que propone la doctrina.

Les hago un resumen y pasamos a un pequeño cuestionario que puede aclarar bastante estas cosas.

Resumiendo: la doctrina de La Comunidad explica, que el verdadero sentido de la vida está relacionado con la afirmación de la trascendencia más allá de la muerte. Que el descubrimiento de ese sentido transforma a la vida, influyendo en las tres vías del sufrimiento y que toda persona puede lograr o perfeccionar ese sentido, cualquiera sea el estado y grado en que se encuentre respecto a él.

Eso dice en la nota 4 puesta por allí en letras pequeñitas.

Cuestionario:

Primero, y esto es muy personal, no es como para discutirlo en conjunto, claro, y esto es muy personal. Primero, en la crisis más grave de mi vida ¿qué pasó con mi fe? Se trate de fe en mí, en otras personas, fe en la trascendencia, fe en lo que ustedes quieran. ¿Qué pasó con mi fe en el momentos más críticos de mi vida? Pienso que cada uno puede hacer una pequeña anotación para que le resulten claros estos mecanismos. Primera pregunta.

Segunda pregunta, en el momento actual, ¿cuál es mi estado de fe?, conmigo mismo, con otros, con la trascendencia.

Tercero, ¿en qué estado y grado me encuentro, respecto específicamente, de la cuestión de la trascendencia?

Será interesante que vean la homogeneidad que existe entre, ¿cómo era la vida en el momento de la crisis más grave? Ustedes dicen en el momento de crisis grave de mi vida pasada tal cosa y tal cosa con mi fe, ¡aja!, muy bien, y qué pasaba con la vida, su vida era una vida muy equilibrada, muy razonable, muy… ¿eh?, y ustedes tenían una crisis de fe fenomenal con otra persona, con ustedes mismos y sin embargo todo andaba muy bien, ¿cómo era la cosa?, ¿con coca-cola o sin coca-cola…?, (risas), cómo andaban las cosas, ¿eh?, cuando esa crisis, ¿cómo andaban sus cosas en el mundo, en la vida? Bien, eso será interesante preguntarse y relacionar ¡cómo anduvieron las cosas en la vida!, en el momento de esas crisis que al parecer tuvieron algo que ver con la pérdida de fe o en uno o en otros, tal vez en la trascendencia. Así se completa la primera pregunta y la segunda pregunta en el momento actual, ¿cuál es mi estado de fe conmigo mismo, con los otros, etc.? Bueno ¿qué tal está mi vida…?, en el mundo, en las cosas, en mis actividades diarias, ¿qué pasa con mi vida? Van a observar ustedes algo muy interesante, que es la homogeneidad que existe entre el estado de fe, de afirmación de ustedes o de otros y demás, y de lo que sucede en su vida. De manera que ustedes tienen una fe vacilante, vacilante van a ser sus actividades, vacilantes van a ser sus compromisos, vacilantes van a ser sus direcciones. Pero bueno, ¿para qué adelantar cosas si ustedes lo pueden estudiar? Y por último, ¿en qué estado y grado me encuentro respecto a la cuestión de la trascendencia?, ¿cómo será en este momento?, ¿creo en la trascendencia, no creo, tengo fe, no tengo fe?, ¿cómo será esto?, ¿y cómo será, lógicamente, mi actitud en la vida?, ¿cómo estará relacionado con mis cosas, con mi trabajo, con mi familia, eh? Tal vez encuentren ustedes que hay mucha homogeneidad.

Yo les pediría que no se engañaran mucho con esto de lo que dicen y lo que realmente sucede. El mejor indicador, el mejor indicador para darse uno cuenta de como está emplazado en estas cosas, en realidad lo van a ver después, es no lo que uno dice, sino lo que uno hace. Es a través de la conducta que uno advierte verdaderamente cual es el estado de fe en uno. Pero eso, déjenlo para después cuando hayan hecho esta pequeña investigación. ¡Qué les parece! Pienso que nos podemos tomar unos minutos…, y bueno, no muchos minutos, así que más bien les disparo otro cuestionario que ya tiene que ver con el Libro de La Comunidad, no tiene nada que ver con estas preguntas que será interesante responder, ahora paso a otro cuestionario, para terminar nuestro plan, ¿no?, pero claro el tiempo siempre complota, bien, referido al Libro de Comunidad.

Pregunta número uno, ¿acerca de qué trata el Libro de La Comunidad?

Pregunta número dos, ¿cómo está construido?

Pregunta número tres, ¿cuáles son las experiencias de mayor utilidad?

Pregunta número cuatro, tomar la nota 4, que es una síntesis de doctrina, y comentarla. Ahí uno con su papel y su lápiz la comenta la nota 4, comenta, como le gusta, si es posible ejemplificando lo que en ella se ha afirmado. Pienso que si hacemos eso, de tomar esa nota 4, la desarrollamos, cada uno según le guste, trata de ponerle uno ejemplos; pienso que si eso se puede hacer, podemos apresar bien esto que parece tan complicado.

Así que hay aquí dos cuestionarios diferentes. Uno que es un cuestionario respecto a las situaciones personales y otro respecto al Libro de La Comunidad. Así que, a lo mejor en media hora que sería lo que nos queda, si no lo pueden terminar, por lo menos en media hora, será el arranque, el arranque de estos temas. No creo que tengamos mucho más tiempo para conversar porque sino no podríamos hacer estos ejercicios de seminario. Así que mañana desafortunadamente pasaremos a otros temas… porque estos son temas muy interesantes.