O acá desatamos un proceso en forma o nos vamos a la casa. Hay que tirarse con todo a la piscina sin ver si tiene agua o no. El dos mil es para nosotros un plazo. Hemos hecho mucho: ideas, doctrina, experiencias. Hemos formado un cuadro pequeño pero excepcional. En estos dos anos y medio soltamos este resorte que hemos comprimido. Si no logramos demostrar que somos una fuerza poderosa, entonces el Movimiento Humanista no podrá cumplir con la función a la que aspira: darle a los cambios una dirección humanizadora que contrarreste el sufrimiento creciente generado por el esquema de poder actual. El dos mil es un plazo en el que nosotros nos demostramos a nosotros mismos y al mundo que algo nuevo ha surgido en la historia. Es todo un desafío, que asumimos plenamente, es bueno ponerse un plazo. Ahora sabemos que podemos. Esta a nuestro alcance. Algunos de los nuestros lo vienen haciendo ya. Depende de nosotros. Si no lo hacemos, entonces nos vamos a pescar…