Vamos sobre todo a las casas y hacemos un planteo directo, sentido, existencial, por medio de una entrevista, una encuesta, una conversación. Le pedimos al otro que nos hable sobre lo que pasa con el y con su familia. Le planteamos si quiere organizarse y hacer algo con otros. Le informamos sobre el proyecto, les damos materiales y de inmediato lo invitamos a sumarse al Movimiento e integrarse a las actividades que tienen como base la reunión semanal. No solo a el, a todo el grupo de la casa.

Tratamos de concentrar todo en la reunión semanal: trabajo personal más actividades con crecimiento estructural. El punto de sincronización es la reunión semanal. Entregamos materiales simples para que la gente que se interese pueda reproducir todo: contacto, conexión con el otro, informativa, invitación, integración con ficha y las propias reuniones semanales. Gente que viene, participa de un proyecto y rápidamente ayuda a potenciarlo, haciendo lo mismo que hicieron con el. De eso se trata. De ese modo se va a encender ese motor interno que esta en el corazón de cada cual. Esto es más fuerte que cualquier cosa. Debemos poner ese fenómeno en marcha.

Cualquier actividad nuestra tiene que ser en circuito integrado , tiene que servir para crecer. Tenemos que llevar la intención de incorporar al otro: desde entrada hay que ir con una intención directa. Queremos hacernos cargo, pero a veces no sabemos como comenzar mañana.

Hay que definir la imagen inmediata de integración estructural. ?Como hago? Primero me conecto con el otro de corazón a corazón, luego le cuento sobre el proyecto del Movimiento, después, ficha en mano, lo invito a integrarse, finalmente hacemos la reunión semanal, mejor si es en su casa.

Iniciamos las actividades atendiendo a que esta experiencia se pueda reproducir lo antes posible. Pero por voluntad propia, de corazón. Es una decisión personal. No se trata de forzar ni de obligar a nadie.