(del lat. potere: tener expedita la potencia de hacer una cosa). Tener facultad, tiempo o lugar de hacer una cosa. Facultad y jurisdicción que uno tiene para mandar o hacer algo; autorización para ejecutar alguna cosa; fuerzas de un estado; suprema potestad rectora y coactiva de un estado.
En la vida política así se denomina a un grupo de líderes económicos, sociales y políticos que forman la clase dirigente de un estado. En la antigüedad el término p. se empleaba como sinónimo de influencia, autoridad, gestión, fuerza, imperio; en el comienzo del siglo XX como la capacidad de uno de imponer su voluntad a los demás. En la actualidad, el poder es definido en términos de relaciones de dependencia de unas unidades sociales con respecto a las otras.
Los poderes del Estado, basados en la teoría de la división de poderes, son: el p. constituyente que corresponde al Estado para organizarse, dictando y reformando sus constituciones por medio de una asamblea constituyente de representantes o por medio de un referéndum; el p. legislativo que reside en la potestad de hacer y reformar las leyes y que corresponde al parlamento; el p. ejecutivo que tiene a su cargo gobernar el Estado y hacer observar las leyes, corresponde al gobierno formado por el monarca o el presidente y/o el parlamento de un Estado; el p. judicial es aquel que ejerce la administración de justicia y corresponde al sistema judicial.
También se considera a un p. moderador como aquel que ejerce el jefe supremo del Estado.
El p. y el miedo dan fundamento a la autoridad irracional que se ejerce prohibiendo toda crítica y se construye sobre la desigualdad. En los despotismos orientales y en los regímenes totalitarios modernos, el p. estatal ha sido omnímodo y oprobioso.
Los pensadores más profundos siempre han soñado con acabar con todo p. impuesto a los seres humanos, reservando a éstos sólo el poder sobre las cosas. Hoy el ejercicio del p. no se reserva solamente al Estado, sino que éste aparece como un simple intermediario o ejecutor de las intenciones de las grandes concentraciones económicas (Paraestado). Por otra parte, la teoría que explica el surgimiento, desarrollo, transferencia y desarticulación del p. no se limita a una visión socio-política tradicional, sino que considera a los distintos “nichos” de p., tales como la tecnología, las comunicaciones, la distribución humana en campos y ciudades, la ubicación de las poblaciones en las periferias o en los centros decisorios y la manipulación de la “cultura” en general (lenguaje, usos sociales, religión, ciencia, arte y esparcimiento).