Corriente ideológica y política surgida en los países desarrollados a fines de los ‘60 y comienzos de los ‘70.
Al inicio se trataba de grupos de intelectuales izquierdistas desilusionados y desorientados debido a la quiebra del mito acerca de la supuesta próxima victoria mundial del comunismo. Estos intelectuales pasaron del comunismo al tradicionalismo, porque los estereotipos de la conducta, simpatías estéticas y la cultura de la violencia de ambos, son bastante próximos, aunque parecen ser incompatibles. Luego se adhirieron a esta corriente algunos ideólogos filofascistas que pensaban legitimar así sus concepciones sobre el neopaganismo ante la opinión pública y ganar adeptos entre los jóvenes.
La n.d. condena la hipocresía y otros vicios de la civilización contemporánea, critica su «cultura de masas» y su «desnacionalización»; apela a los supuestos «valores de raza» y a los instintos primitivos y zoológicos; ensalza al etnocentrismo y al racismo; cultiva el odio, la xenofobia y la violencia.
La base social de esta corriente la forman ciertos grupos de intelectuales y del estudiantado, sobre todo de profesiones técnicas y pedagógicas, de las capas medias arruinadas por la reestructuración industrial y técnica, militares profesionales asustados por la perspectiva del desarme y por la reducción de los ejércitos después del fin de la guerra fría.
El N.H. lucha contra las concepciones fundamentalistas, chovinistas y racistas de la n. d. que representan ahora el peligro principal en la esfera ideológica y política, como levadura de los conflictos etnoconfesionales y las guerras locales, y que forman al tipo de asesino profesional que protagoniza estas guerras.