Los diversos yogas aparecen como conjunto de prácticas destinadas a la realización espiritual de los individuos. Esto en pueblos diversos y no solamente en los extremo orientales. Existen yogas monosifistas, nestorianos y ortodoxos dentro del cristianismo; también yogas sufíes dentro del Islam y no pocos restos de yoga americano pueden seguirse en las culturas precolombinas.

Los yogas están distribuidos universalmente y es tal su variedad y riqueza que muchos han quedado confundidos con danzas y formas gimnásticas tanto en pueblos antiguos como contemporáneos.

Es claro que las formas de yoga más extendidas actualmente, son las de origen hindú. Incluso la palabra “yoga” fue acuñada por este pueblo.

Se trate de Ata Yoga (del cuerpo) Karma Yoga (de la acción sin apego), Bhakti yoga (devocional) o Raja Yoga (mental), aparte de los yogas menores o laterales, en todos los casos hay una raíz común que está relacionada con la movilización y la dirección de la energía. Esa raíz se formalizó en los Tantras (derivados de los Vedas), pero sin duda el conocimiento de ese yoga era anterior a los Vedas como así mismo a todo otro yoga.

El Tantra Yoga (Kundalini Yoga, para otros) dejó de ser raíz con el tiempo y se convirtió en una de tantas ramas con todos los desvíos, excesos y, por último, con la degeneración total que sobrevino. Ya por la época de la “codificación” de Patañjali, el Tantra raíz se había perdido.

El tantrismo tibetano elaborado en base a las enseñanzas de los misioneros hindúes es franco alejamiento y de ningún modo perfeccionamiento del yoga raíz. No se trata, como los tibetanos pretenden de yogas diferentes según sean de la “mano derecha” o de la “mano izquierda” (en efecto, también hay diferencias de intención y de técnicas). Se trata de que el yoga tibetano está ya tan alejado de la raíz del yoga energético como cualquier otro yoga hindú. En este sentido, la concepción de los chacras (centros) tibetanos sumamente reveladora porque de acuerdo al ordenamiento que establecen ellos y a las conexiones que realizan entre los “nervios espirituales”, puede verse con claridad un trabajo energético regresivo del tipo del explicado por el señor Gurdjieff en Occidente (el esquema energético es similar aunque las técnicas yóguicas en este caso, están relacionadas al sufismo persa).

En fin esta discusión nos llevaría demasiado lejos, pero no está de más haber hecho algunas consideraciones dado que existe todavía, una irracional atracción por todo lo que proviene de Oriente.
Los pasos de la disciplina de Nuestro Yoga, utilizan la accion sobre el centro energético (muladara chakara) de comienzo. Esto no debe perderse de vista. La acción sobre este centro tiene solo importancia mecánica y funciona exclusivamente como “detonante” de todo el proceso.

Si Nuestro Yoga tiene algunas prácticas “gimnásticas” estas están limitadas a los pasos 1º, 2º y 9º.

A.- El paso 1º enfatiza sobre la creación del ámbito. Posteriormente se realiza un relax de pie y se comienza el primer ejercicio que consiste en el giro circular de caderas mientras las manos toman los lados de las vértebras lumbares dejando las piernas apuntadas hacia delante. En el giro se pone atención en el pronunciado arco que debe formarse hacia delante y hacia atrás. Entre tanto, la mente está concentrada en el punto de aplicación hasta que comienza a registrarse su actividad. Entonces termina el ejercicio.

La segunda práctica consiste en encorvar la espalda al tiempo que las manos se apoyan en las piernas semiflexionadas. “Estirando” el cuello hacia delante (con la cabeza bien baja), se elimina el aire de los pulmones al tiempo que se contraen los músculos abdominales (la intención es aproximar el ombligo a la columna vertebral lo más que se pueda). En ese momento, se ensancha la cavidad pulmonar al tiempo que se alzan los hombros y se ejercita una simulación de regurgitación, estirando el cuello. Se relajan luego todos los músculos y se permite la entrada suave del aire, al tiempo que el operador se incorpora totalmente. Se efectúan suaves inspiraciones y expiraciones hasta que se restablece el ritmo de respiración normal y se comienza nuevamente. En toda la práctica, la mente está concentrada en el punto de aplicación como en el ejercicio anterior. Todo lo explicado debe realizarse sin ningún forzamiento, hasta que se registra la movilización del punto de aplicación.

Por último, se efectúa el tercer ejercicio. El operador se arrodilla y estirando la pierna izquierda hacia el costado se sienta sobre el pie derecho. Toma el pie izquierdo expulsando el aire y luego verticaliza el tronco. Repite la flexión sobre la pierna izquierda, etc. Luego se sienta sobre el pie izquierdo estirando la pierna derecha y rehaciendo las flexiones hasta que se experimenta la movilización del punto de aplicación. La atención, desde luego, está concentrada durante toda la práctica en el punto referido.

B.- En el paso 2º, el operador está cómodamente sentado. Contrae fuertemente los músculos en el punto de aplicación hasta que registra claramente la movilización que se desplaza desde la base de la columna hasta la cúspide. Esta movilización va acompañada por un “escalofrío” ascendente. Entonces, desde el punto de aplicación se comienza a desplazar mentalmente la sensación, llevándola al centro productor y recién desde allí comienza la real movilización energética. En todo el Yoga, el factor respiratorio es secundario y sirve solamente como indicador de los tiempos de los ejercicios.

C.- Por último y en el paso 9º, se reactiva nuevamente el punto de aplicación mediante la práctica explicada en el paso 2º.

P R O C E S O :

1º.- EL AMBITO: En el primer paso, el interés está puesto en el tono del trabajo. Se trata de eliminar todo tipo de tensiones (aún las que provoca la expectativa del ulterior trabajo). Por ello importa la adecuada disposición mental y también la actitud corporal que de comienzo es la de parado cómodamente, relajando todos los músculos salvo los de las piernas (entreabiertas), hasta que se tenga la sensación de equilibrio inestable. El primer ejercicio es el de giro, el segundo el de abdomen y luego el de sentado sobre los pies. El primero y el segundo actúan sobre la zona lumbar y el tercero en la sacro-coxígea, es decir: en el punto de aplicación.

2º.- ACUMULACIÓN: Sentado cómodamente, concentrando la atención en el punto de aplicación se contraen los músculos del mismo, hasta que puede desplazarse la sensación al centro productor. Al tiempo que se eleva la sensación, se la va coloreando (esta imagen que acompañará a la sensación servirá de punto de apoyo para su mejor trabajo). Estado no del todo diferenciado entre el color-sensación y los estímulos del punto de aplicación.

3º.- DESCONEXIÓN: Desconexión física y síquica del estímulo al relajar los músculos del punto de aplicación. Mantenimiento exclusivamente del color-sensación en el centro productor.

4º.- ASCENSO: Elevación del color-sensación desde el centro productor hasta la cúspide. En este paso (descontando las dificultades atencionales) hay dos factores que inciden en su desarrollo: la tensión básica y la disolución de los frenos de trayecto. Los frenos provocan detenimiento, regresión o descarga de trayecto. En tales casos la tensión del color-sensación va reduciéndose hasta desaparecer. No se puede avanzar sin lograr tensión nuevamente.

5º.- EVANESCENCIA: Logrado el ascenso color-sensación hasta la cúspide y manifestada allí la acción de la energía, se trata de evanescer el fenómeno de un modo gradual hasta su total agotamiento.

6º.- RECUPERACIÓN: Producida la evanescencia, se regresa al centro productor recuperando sensaciones-imágenes de todo tipo sin la participación de nuevos estímulos síquicos ni físicos.

7º.- FIJACIÓN: Según el paso anterior, las imágenes-sensaciones han sido recuperadas y por ultimo evanescidas en la cúspide. En este paso, importa mantener en la cúspide el tono de tensión independiente de las sensaciones-imágenes.

8º.- CONCENTRACIÓN: Observando el centro productor, se colectan allí todas las sensaciones difundidas en el cuerpo hasta que se las pueda elevar a la cúspide.

9º.- SEGUNDA ACUMULACIÓN: Se reactiva el punto de aplicación y simultáneamente se va cargando la cúspide mediante trabajo de división atencional. Las sensaciones colectadas pueden ser del mismo tipo que las del paso nº 2, pero el procedimiento de carga de la cúspide incluye ahora la simultaneidad.

10º.- SEPARACIÓN: Se desconecta el punto de aplicación y al centro productor manteniendo en la cúspide solamente la sensación de acumulación energética. Se verifican los fenómenos de destello y luminosidad internos. Estos fenómenos pueden ser concomitantes pero no se trabaja con imágenes, ni tampoco con sensaciones (salvo las de acumulación energética).

11º.- TRANSFORMACIÓN: Se acentúa la tensión interna hasta que aparece el registro de los fenómenos de la Fuerza y sus concomitancias. Se produce el cambio del tono general del organismo y la circulación de la luz.

12.- PROYECCIÓN: La luz puede ser dirigida a distintos puntos, puede manifestarse como doble y fenómenos concomitantes, puede por último, introyectarse modificando la propia estructura.