“El trabajo mecánico en cualquier disciplina constituye una actividad desvariada y peligrosa. Sólo el continuo estudio y el Trabajo interno, ponen al operador en el plano adecuado”.

Las disciplinas son, por excelencia, trabajos de Escuela, como tales, se ocupan de la transformación esencial del ser humano.

Las disciplinas dan indicadores o síntomas del desarrollo interno. Todas ellas hacen experimentar en su proceso, el sabor de algo permanente que va creciendo en el operador. Este sabor, esta voz interna, esta sensación de que algo extraordinario y permanente se va desplegando, es la primera y más importante manifestación de crecimiento interno.

Las cuatro disciplinas trabajan con las cuatro manifestaciones del mismo principio. La Morfología opera con las formas; la Meditación lo hace con la mente; el Yoga con la energía y la Alquimia con la materia. Pero materia, forma, energía y mente son los cuatro aspectos de un mismo principio que en sí no es asible. El principio universal se va desplegando de igual manera en las cuatro vías hasta que manifiesta su identidad. Así se explica que con distintos procedimientos, en distintas épocas y lugares, se designe a la realidad última de modo parecido y se mencionen estados superiores de conciencia con un idéntico trasfondo.

Recordemos, para encuadrar el tema, lo dicho en otro escrito al comparar actividades:

“Las disciplinas no se aprenden, se re-crean en su ejercicio importando sobretodo el correcto tratamiento que presenta cada paso.

“El nivel del operador en un oficio, se mide por la forma de trabajar y de resolver problemas, mientras que el del operador de una disciplina, se constata por la gama de planteos que en él surge a cada paso.

“La enseñanza de oficios y disciplinas es personal, pero mientras en los primeros se orienta a la educación del operador técnicamente, en las segundas se explican los procesos y se limita, quien enseña, a corregir los desvíos que ocurren en las secuencias de trabajo.

“Para terminar de comparar estas dos actividades, insistamos en que el oficio educa, prepara y es condición de la disciplina, la disciplina, a su vez, transforma y se re-crea ella misma en el Trabajo del operador.

Las disciplinas pueden ser explicadas en breve lapso, pero no existe un tiempo fijo para su dominio.

No debe creerse que se comprende una disciplina por seguir explicaciones sin práctica alguna. Se trata, precisamente, de práctica. Es más, como en cada disciplina los planteos son falseados deliberadamente, la superación de tales dificultades es la que permite el dominio de la línea escogida. Sería muy hermoso que las cosas fueran más sencillas, pero no parece existir otra solución. Este planteo laberíntico no hace sino seguir la experiencia de la tradición.

Siempre se arreglaron las cosas de tal manera que pudieran llegar a las manos del mayor número de gente (a fin de que todos tuvieran iguales oportunidades), ésta pudiera desarrollarse no por dádivas ni preferencias de determinados maestros, sino por propia necesidad de transformación, y por permanencia en el Trabajo. Los “secretos iniciáticos”, las alegorías y las estructuras de los Misterios en las diferentes épocas, se basaron en la misma idea. De allí partió también el lenguaje esotérico que llegó al absurdo y, desde allí, las distintas “líneas” se multiplicaron en el correr del tiempo, aumentando la confusión general.

Hoy se ha venido a poner orden nuevamente en todo este caos. Ese orden lo pone la Doctrina y en su cúspide las Disciplinas. Pero debe respetarse, en todos los casos, el principio de la necesidad de transformación y permanencia en el Trabajo. Esa idea tradicional, es de las pocas que no se han perdido con el correr del tiempo.

Ampliemos ahora la idea de los planteos “falseados deliberadamente”. La falsedad, no radica sino en las alegorías con las que se trabaja. Daremos unas pocas ideas principales sobre este punto y no agregaremos más.

Cuando se desarrolla el proceso morfológico, cualquiera podría creer que se trata de concentrarse en un objeto con una determinada forma (de esta creencia han surgido las líneas de yantras, que a su vez se desviaron hacia las supersticiones de los talismanes y de los símbolos mágicos).

Cuando se desarrolla el proceso de la meditación, la analogía más peligrosa está en la comprensión intelectual de los pasos. De este modo, una persona medianamente ejercitada puede entender de qué trata cada paso. Los individuos de mentalidad especulativa tienden a quedar cogidos en esa red, sin poder avanzar. Allí surgen las distintas líneas de la mística, hasta que todo termina, más o menos, en Teología.

Cuando se desarrolla el proceso del yoga, podría pensarse que los ejercicios (asanas, mudras y bandas) indicados son precisos y exactos. En realidad, estos ejercicios producen los efectos deseados sólo analógicamente. De creer ciegamente en el poder de los ejercicios, han surgido todos los yogas de los pueblos, olvidando que su raíz es energética, tántrica. Al colmo del desvío se ha llegado en los gestos rituales y en los gestos de encantamiento e invocaciones mágicas.

Cuando se desarrolla el proceso alquímico, el problema de la materia prima y del vaso hermético, queda desviado también por la analogía. Por lo demás, los procedimientos, indicadores, etc., son correctos. ¿A qué no ha dado lugar la Alquimia tradicional?. Todo se ha visto en el camino: desde los filtros más abyectos a las pociones más refinadas al servicio de Juvencia, de la Panacea o de la Piedra Filosofal.

Es conveniente entender el proceso de las cuatro disciplinas y practicar de corrido los pasos de cada una de ellas, pero no mucho más que esto. A fin de cuentas, toda la Doctrina se ha desprendido de las cuatro disciplinas, pero toda ella sirve en sus distintos aspectos a la liberación del ser humano.

Ejemplificando lo que decimos: las “máquinas”, las leyes y el método encuentran su justificación en la Morfología; de igual modo, el aspecto morfológico del trabajo con la Fuerza.

Todo el esquema de la máquina humana desde la primitiva teoría de los “centros” hasta la de los vórtices y por último la concepción del doble, la trascendencia ultramundana y el trabajo energético con la Fuerza, se comprenden con claridad a la luz de Nuestro Yoga.

Numerosos trabajos de autoconocimiento, diferentes tipos de división atencional y prácticas de ampliación de la conciencia, se comprenden con el contexto mayor de las enseñanzas de la Meditación Trascendental.

Por último las ideas de progreso desde puntos indiferenciados y caóticos, la idea misma del Trabajo, de cristalización, de cambio de cualidad, de liberación de condicionamientos mecánicos y de transmutación, se entienden si se las deriva de la sabiduría de la Alquimia.

Son numerosas las corrientes que se manejan con piezas aisladas de este prodigioso “rompecabezas”. El lenguaje mismo y explicaciones completas se trasiegan de una línea a otra sin mayores dificultades, aumentando el desorden.

Desde el pináculo de las disciplinas, todo queda ordenado armónicamente. Pero debe reconocerse, que todo lo que se explica y realiza en Doctrina es positivo para cada ser humano, sin necesidad del manejo de las disciplinas.

Puede ser más útil para uno el autoconocimiento que el laberinto de las disciplinas, por eso se recomienda pasar por estas raudamente y volver a perfeccionar lo que aún no se maneja.

Queda aún por solucionar un problema. ¿Qué disciplina elige uno cuando llega el momento de perfeccionarse? La respuesta es que uno debe conocer y recorrer someramente a las cuatro. Luego estará en condiciones de saber cual corresponde. Y todo esto, siempre y cuando sea de importancia real acometer tales tareas. Podría suceder, contrariamente, que el planteo deba ser más humilde y de acuerdo a las necesidades y no a los deseos de novedad sin sentido realmente esencial.

Este pináculo es atractivo y engañoso. Sabemos que se puede perder todo lo ganado, por acometer tareas prematuramente.

Hemos cumplido al advertir, aún a costa de dramatizar un poco. El resto, escapa a nuestra responsabilidad.

Para algunas referencias sobre las manifestaciones de las disciplinas puede consultarse:

  • referente a Morfología, ver “Poimandres” de Hermes Trismegisto-Aguilar- Buenos Aires-1966.
  • Acerca de Meditación Trascendental, las explicaciones del señor Buda en el “Surangama Sutra –“Sabiduría Hindú”-Lin Yutang- Biblioteca Nueva-Buenos Aires-1959.
  • En torno a Nuestro Yoga, “Les fondèments de la mystique tibètaine”- Lama Govinda Anagarika-Michel-París-1960.
  • Sobre Alquimia, trabajos breves en “Siete textos alquímicos”-Anónimo-Kier-Buenos Aires-1947.