CONFERENCIA

Vamos a hablar de Trabajo interno en un sentido un poco diferente al que se ha usado hasta ahora.

Los diversos trabajos que se han efectuado, han sido trabajos de autoconocimiento; trabajos de rastreos de dificultades en los Centros; trabajos de rastreos de ensueños, de núcleo; trabajos de autobiografía, de biorritmo. Son trabajos que se supone, ustedes conocen.

Se supone también, que han tratado de ejercitar lo que nosotros llamamos «conciencia de Sí». Esta ejercitación ha tenido varias formas. Ejercitación mediante la división atencional, con diferentes puntos de referencia.

Ya hablamos el otro día de que había por lo menos tres formas distintas de división atencional, que producían distinta calidad, distintos niveles de conciencia de Sí. Si utilizábamos como punto de apoyo el cuerpo (como percepción interna del cuerpo), la calidad que se obtenía de conciencia de Sí era bastante inferior a aquélla en que se utilizaba como punto de apoyo la mano, o si se utilizaba como punto de apoyo la posición del cuerpo.

En el primero de los tres casos, dijimos que aparte de una leve experimentación de conciencia de Sí se tenía la sensación de sopor, de ablandamiento. En el segundo caso, la sensación que lo acompañaba era de tensión, y en el tercero la sensación que lo acompañaba era de control de la situación, de manejo intelectual de lo que estaba sucediendo, y no había sopor ni tensión.

Calificábamos entonces el tercer caso de división atencional como «óptimo». Y decíamos que el primero producía sensaciones a veces límites con las de tipo crepuscular. Por lo tanto, desechábamos esa forma. Distinguimos entre las diversas técnicas de división atencional por un lado y por el otro las técnicas de autoobservación.

En general, las técnicas de división atencional utilizan un punto de apoyo aparte de la percepción que se está teniendo en ese momento dado. Mientras que las técnicas de autoobservación tienden a tomar como apoyo no puntos físicos (el sentido visceral, el sentido del puño, el sentido de la posición del cuerpo), no a tomar ése tipo de apoyo, sino a tomar como apoyo los mecanismos de conciencia que acompañan las percepciones dadas.

Ahí entonces distinguíamos a la autoobservación de los tres casos de división atencional y la veíamos como muy complicada, sumamente complicada.

Me imagino que ustedes conocerán todos esos problemas. Me imagino que comprenderán que la conciencia de Sí se logra merced a la repetición de trabajos (sea por división atencional o autoobservación) y que no se obtiene de un solo golpe.

Me imagino que comprenderán que la conciencia de Sí se va consolidando a medida que hay que hacer menos esfuerzos para mantenerla. Cuando no realizo ningún esfuerzo para mantener el estado de conciencia de mí, digo que lo he consolidado.

Pero entre tanto, en la medida que me olvido de ello, digo que no tengo dominio, manejo del nivel de conciencia de mí. Pero por otra parte, cómo sé que he logrado ese estado de conciencia de mí?

Tengo dos o tres recursos para darme cuenta de ello.

Uno es el considerar las situaciones de mayor alteración. Por ejemplo, en los casos de cólera violenta, de furia violenta, debo observar si tal estado de ánimo cubre mi conciencia y la hace depender; o si, no obstante ese estado interno, comprendo lo que va sucediendo en mí.

Si creo haber consolidado mi conciencia de mí, ni aún en los estados de expresiones abruptas de sentimientos fuertes, ni aún en esos estados, la conciencia de mí puede ser perdida. De manera que la mayor y la menor referencia que tengo, es la de apelar a casos extremos emotivos y no a los casos cotidianos donde creo estar en conciencia de mí.

Este discurrir que llevamos desde los trabajos que se han hecho hasta estas distintas formas de división atencional; de las diferencias con la autoobservación y sobre el mantenimiento y conservación de conciencia de

Sí, tienen que ver con nuestro tema.

Si se va a comenzar a trabajar no ya a nivel de simple testeo, ni a nivel de simple conocimiento; si se va a empezar a trabajar con energía psíquica, la condición que nos parece indispensable para tal trabajo es la de marcar los mecanismos de conciencia de Sí. Porque de otro modo van a ver ustedes que con ese manejo de energía van a dar exactamente al terreno opuesto, al terreno de lo crepuscular.

De manera que ésto que venimos diciendo es oportuno. Sobre todo, ésto de tener en cuenta la consolidación progresiva de la conciencia de Sí. En la medida que más consolidada esté dicha conciencia de Sí, menos posibilidades hay de ir a los fenómenos de tipo crepuscular.

Quiere ésto decir entonces, que quienes ni siquiera conocen los mecanismos de conciencia de Sí, quienes no han experimentado esos trabajos, quienes se han mantenido a nivel de vigilia ordinaria (a nivel mecánico, cotidiano), al enfrentarse con fenómenos de este tipo de manejo de fuerzas psíquicas, van a ir a dar indefectiblemente al campo de lo crepuscular. Es inevitable. Por consiguiente: no es en ningún caso recomendable que cualquier ciudadano por muy buenas intenciones que tenga se ponga a trabajar en tales manejos. Porque no podría hacer tales manejos sino que le ocurrirían.

Es bueno repasar un poco el esquema archiconocido de los centros y de sus correspondencias con los niveles de conciencia (dibujo).

Para repasar este asunto de los centros y sus correspondencias vale el «árbol» como la máquina intermedia síquica por excelencia que nos va a servir para visualizar lo que estamos diciendo.

Las descripciones que nosotros hacemos con respecto al esquema de los centros y a los niveles que les corresponden, no son descripciones fisiológicas, ni psicofisiológicas ni fisiológico-energéticas. Son descripciones sicológico-energéticas que esquematizan el proceso y el traslado de la energía psíquica. Lo cual no quiere decir que no tenga correspondencias físicas.

Pero de tales correspondencias, tienen que encargarse los fisiólogos y no nosotros. De todas maneras y en general, decimos esto: cuando hablamos de función vegetativa general, nos estamos refiriendo a toda la estructura corporal. Cuando hablamos de centro motriz, nos estamos refiriendo por una parte a la localización fisiológica de la motricidad que ustedes pueden radicar en la médula, pero que tiene manifestaciones, tiene expresiones en un plexo nervioso que es el plexo motriz o plexo solar.

Pero no debe ser confundida una cosa con otra. Del mismo modo que si hablamos del centro emotivo, vemos su expresión (la expresión de su movimiento) en el plexo cardíaco, pero su localización deberá estar en un punto del cerebro conocido como zona límbica.

Y si hablamos del centro intelectual, decimos que en general lo ubicamos en la cabeza, cuando sabemos que a nivel de corteza se radican las funciones intelectuales de mayor nivel.

Si hablamos de sexo, la localización externa tiene que ver con el sexo en sí, también con expresiones de tipo nervioso, plexos nerviosos, que están adosados precisamente al sexo. Pero el centro se ubica también en el cerebro.

Si hablamos de centro superior (y ahora podemos empezar a hablar en esos términos), decimos que la localización es también cerebral, que su manifestación tiene que ver con una glándula, que esa glándula es la pineal.

De otros centros no hablamos hasta tanto podamos obtener datos más concretos sobre ellos. Es decir experiencias personales de la existencia de ellos.

Vamos al esquema.

Aquí colocamos el vegetativo que no es un centro; el sexo acá; motriz; emotivo; intelectual y centro superior.

El esquema que tenemos siempre, el aparato de toda la energía psico-fisiológica, de toda la energía que se desplaza en el hombre, ¿cuál puede ser sino el cuerpo mismo? Todo se extrae del cuerpo y no hay ninguna otra correntada que venga desde fuera del cuerpo… en principio.

De manera que todas las interpretaciones misticonas que andan por ahí acerca de fuerzas extrañas, las dejamos entre paréntesis. Y decimos: toda la energía la «chupamos» del cuerpo.

Esta energía que chupamos del cuerpo utiliza un pequeño acumulador o colector que es el sexo. El esquema sigue siendo simétrico y va siempre desde las motricidades que actúan como elevadores de la energía de un centro, a los intelectos de ese centro, que son los selectores que distribuyen a las motricidades de los centros de arriba.

El esquema es muy simple, siempre llevamos la misma secuencia, de manera que por elevadores entra, por selectores sale.

Si establecemos correlaciones vamos a colocar acá abajo al vegetativo, acá vamos a colocar al sexo, a la motricidad, al emotivo, al intelecto, al emotivo superior (dibujo del árbol).

En este nivel decimos que trabaja la vigilia ordinaria, por eso es que cuando queremos explicar el funcionamiento de una persona trabajando a nivel de vigilia ordinaria, no nos preocupamos sino por el estudio de tres centros, con sus partes y subpartes: motricidad, emotivo e intelecto.

Cuando hablamos de semi-sueño, nos referimos sobre todo al centro sexo y cuando hablamos de sueño nos referimos al trabajo exclusivo del vegetativo, aún cuando existan armónicas que se van moviendo por todo el aparato.

Cuando hablamos de conciencia de Sí, nos referimos al centro emotivo superior.

Las líneas nos van a ser de utilidad (dibujo del árbol). Si en estado de vigilia ordinaria, en un estado normal, quisiéramos conectar con el emotivo superior, tendríamos, más o menos, estas posibilidades: desde la motricidad al emotivo, al intelecto y de ahí shockear.

¿Reconocen ustedes algún trabajo de este tipo?

RESPUESTA: «Gran latido» (esfuerzo motriz, respiración forzada para lograr concomitancias emotivas, y cuenteo regresivo).

Bien. En la oración simple, un fraile trabaja devocionalmente, pero no pone en marcha el centro motriz como en el caso de la macumba por ejemplo, de manera que tiene armónicas motrices, en cuanto a que descarga la motricidad y no la carga, deja quieto el cuerpo, chupa energía. El nivel de conexión va desde sexo (siempre lo vamos a mover desde abajo) directamente a emoción y de emoción shockea acá (emotivo superior – esquema).

El intelecto funciona sólo en su mecanicidad, en su parte motriz. Aún cuando en ocasiones, en ejercicios más intelectualizados, el movimiento sea de sexo a E, de E a I y de I shock, pero la correntada es aquélla.

En el caso de la macumba, está trabajando preferentemente el centro motriz y están trabajando armónicas emotivas (fenómenos de fe). Quiere decir entonces que chupa de sexo a M, de M a E, y anula intelecto, de E pasa a emotivo superior y «shock».

La droga trabaja vegetativo básicamente, de manera que la energía no está chupada a nivel del elevador, sino que está chupada a nivel químico, así es que actúa: vegetativo a sexo (en ocasiones, si fuera vegetativo-motricidad tendríamos concomitancias motrices), pero sucede que a veces la droga no actúa por concomitancias motrices, entonces se elude esta línea. La línea normal de las drogas tipo LSD parecen actuar mas bien desde: vegetativo-sexo, de sexo a emoción y de emoción, shock. Se ve la línea directa, aunque en ocasiones hay también armónicas intelectuales.

Hay drogas que cercan el intelecto, pero hay otras que hacen el paso por el intelecto. Pero observen toda esta vía (central-esquema), ¿ven la virulencia de esta vía?

PREGUNTA: «¿En el ejemplo del gran latido, se parte de la motricidad?»

Se parte del vegetativo porque hay ayuno, y si los ayunos han sido hechos en estado de quietud corporal, todos esos fenómenos van a actuar un poco como la droga.

Lo que suelen hacer determinados santones con sus ayunos es volcar en el torrente sanguíneo una enorme cantidad de toxinas y no eliminarlas. Entonces, se producen también fenómenos de intoxicación, y no la historia que ellos cuentan de que algo se purifica en su cuerpo.

También, en el caso de las flagelaciones de la Edad Media (donde proliferaban las infecciones, fiebres y cosas por el estilo), se producían intoxicaciones en el cuerpo que venían a shockear por esta vía, entonces actuaban por el vegetativo.

Veamos ahora otras formas de trabajo de mayor control.

¿Dónde trabajaría la meditación? La meditación trabajaría sobre todo intelectualmente. Desbloqueemos entonces este punto (intelecto-esquema).

Muy bien, ¿de dónde chupa energía? Parece ser el recorrido: sexo-emotividad-intelecto-shock. ¿Está claro?
Supongamos que existiera un trabajo de yoga que actuara directamente desde el cuerpo. Habría dos casos de yoga-sexo. Un tipo de yoga donde la motricidad no actuaría y un tipo de yoga-sexo donde la motricidad actuaría.

Este sería un tipo de yoga-sexo quieto y éste sería con movimiento. Tomemos el primer caso: sexo-emotividad. ¿Podría o no podría? (esquema). Si se está controlando mentalmente: intelecto-shock. En el otro: motricidad-emotividad-shock. ¿Ven la diferencia? O sea: se puede prescindir o no del centro motriz.

Supongamos trabajos como los que nos mencionan los alquimistas, en donde se producirían también shockeos a nivel de centro emotivo superior.

¿Trabaja la motricidad? ¡Si, trabaja! Y es condición imprescindible. No podemos prescindir entonces de este movimiento: sexo-motricidad-intelecto y shock con armónicas motrices. Que no es lo mismo que decir: emoción-intelecto-shock. Como en el caso del otro, del sexo que podía tener armónicas emotivas. Pero acá: motricidad-intelecto-shock. En el esquema hay subida directa por la línea de la izquierda, en el caso de la Alquimia.

¿Ven ustedes los distintos casos? Los casos de éxtasis, o sea los casos más bajos de movilización del centro emotivo superior, bloquean siempre el intelecto.

Nosotros distinguimos a nivel de emotivo superior tres fenómenos característicos. Vamos a decir que son fenómenos graduales. (Esquema). Acá vamos a ubicar los fenómenos de éxtasis que corresponderían a una suerte de «motricidad» del emotivo superior.

Acá, los fenómenos de arrebato que corresponderían a una especie de «emotividad» del emotivo superior.

Y los fenómenos de reconocimiento los vamos a ubicar acá, como si correspondieran al «intelecto» del emotivo superior. Decimos que los fenómenos que movilizan el emotivo superior en la zona, en la región del éxtasis, normalmente trabajan por bloqueo del intelecto. Es el caso de la macumba y de otras danzas. El recorrido tendrá que ser por cualquier vía, menos por la vía intelectual de shockeo.

Pero como no tiene posibilidades de ascenso por acá (esquema), y no tiene posibilidades de ascenso por esta otra parte del intelecto, entonces la única que queda libre es: de la motricidad al emotivo y arriba indefectiblemente.

Estos estados de éxtasis, cuando se shockea con bloqueo intelectual, tienen la desventaja de que precisamente por el bloqueo que se ha producido, es muy difícil seguir haciendo ascender el fenómeno por control intelectual.

De tal manera que shockea y normalmente se sigue esa línea inmediata de caída (esquema).

A esta línea la vamos a llamar de la «confusión». Así como a esta línea la vamos a llamar de la «purificación»…

Para hacerlas coincidir con los esquemas que ustedes conocen del árbol.

El problema está para nosotros precisamente en la bifurcación del «camino».

Este problema se presenta como de suma importancia. No tanto por el modo de shockeo de este centro (emotivo superior), sino por la bifurcación del camino, luego de haber sido aquél shockeado.

Decíamos que, en principio, no importaría cómo se shockea y ahora debemos corregirlo, porque también hay diversas formas como en el caso que hemos visto recién. Entonces se ve que el tipo de shockeo importa.

Porque si hemos bloqueado el intelecto y provocamos un shockeo, no hay ninguna posibilidad de control intelectual del fenómeno. El control intelectual queda reducido a cero. Entonces, el fenómeno «toma» (es el caso de los espiritistas). En el caso de la mediumnidad, trabaja de éste modo. Aún cuando no actúe la motricidad supremamente, actúa el emotivo y acá shock arriba. Un poco como en el caso de la oración también, pero con bloqueo intelectual casi total.

Así que en principio, decimos que no importaría el modo. Luego nos damos cuenta que sí importa el modo de shockeo.

En el caso de los shockeos vegetativos, los fenómenos suelen ser bastante incontrolados también. Tal es el caso del gran latido, sobre todo cuando la acción del cuerpo es muy fuerte. Cuando el ayuno ha tenido que ver, cuando el estado corporal se impone al sujeto, entonces estamos bloqueando prácticamente el intelecto.

Y en el caso de la droga, también la acción del cuerpo, la acción de las substancias es tan intensa que no permite el manejo por parte del intelecto de la química corporal.

Por eso es que trabajos del tipo del gran latido o trabajos con drogas no son controlables, por el tipo de energía que se libera.

Parece ser entonces que el control pudiera venir o desde acá abajo (dibujo) alzándolo, o al revés, chupando energía de algún otro punto.

Hay dos posibilidades de que esa energía suba: desde abajo hacia arriba o creando arriba condiciones tales de trabajo, que toda la maquinaria se vea forzada, se vea obligada, a dar la energía que se le esté exigiendo por un sobretrabajo de un punto de arriba. De manera que, o se comienza acumulando energía desde abajo, o se hace un trabajo tan intenso en un determinado punto que la energía no tiene más remedio que ser entregada y se produce el «gran pasaje».

Este es el caso de meditaciones cada vez más abstractas y de sobreesfuerzo intelectual. En el caso de un enorme trabajo intelectual pasan muchas cosas: o el sujeto sobrecarga el centro intelectual, lo bloquea y entonces ya no puede seguir pensando, o se produce una gran elevación de energía, por pasaje desde el selector hacia el emotivo superior.

Es una forma de elevar desde arriba. Muy distinto a la forma de trabajar con un determinado yoga desde abajo.

Decíamos que nuestro problema estaba a nivel de bifurcación de la línea. Todo shockeo del centro emotivo superior por la gran movilización de energía que produce, tiene concomitancias violentas en todos los otros centros, por el desplazamiento.

Es una primera idea que tendremos que modificar después.

Al producirse un shockeo acá (esquema), al movilizarse el centro emotivo superior, al ponerlo en marcha, el «distribuidor» tiene que entregar toda la energía disponible. Y al entregar toda la energía disponible se van produciendo sobrecargas en todos los otros centros y se van manifestando concomitancias motrices intensas, emotivas e intelectuales. En ocasiones, puede desconectarse algún centro. Podría no haber concomitancias motrices, pero tendría que haber sobrecargas en algunos de los otros o a nivel de la motricidad de la motricidad (reflejos que se sueltan solos); a nivel de la motricidad del emotivo (todo el mecanismo pasional que se suelta solo); o a nivel de la motricidad del intelecto (todo el mecanismo de motricidad intelectual, de imagen que se suelta solo). Eso sucede cuando hay un exceso de succión arriba, siempre por el lado de las motricidades.

Los fenómenos que terminan shockeando a nivel de éxtasis, cuando está bloqueado el centro intelectual, indefectiblemente tienden a bajar en sus efectos, no pueden seguir progresando. Pero se puede entrar a nivel de éxtasis y seguir progresando en estos niveles internos siempre y cuando el centro intelectual no esté bloqueado.

El problema de todo ésto es un problema de «reconocimiento». Decíamos, al comenzar nuestra charla, que el sujeto que no tiene datos suficientes porque no ha hecho trabajos de autoconocimiento, no tiene experiencia.

Si se lanza de pronto a shockear, por cualquiera de los procedimientos mencionados, hacia allá arriba al emotivo superior, lo que va a lograr frente al shockeo es una gran confusión de armónicas motrices, emotivas, de imágenes intelectuales que se suscitan. Con esa confusión no va a tener cómo reconocer aquello que tira en una línea o tira en otra.

De manera que únicamente si el sujeto ha trabajado suficientemente en la fijación de la conciencia de Sí, tiene suficientes datos a este nivel, datos intelectuales como para orientarse y analizar aquello que le está sucediendo.
Entonces hay dos posibilidades para un sujeto que quiere seguir evolucionando en esa línea: o desde afuera se le explica lo que va sucediendo y se lo orienta para que vaya tomando la línea correcta ya que no tiene datos, o es un sujeto que tiene datos porque ha trabajado anteriormente grabándolos y ésto le permite reconocerlos.

El primer caso es el que nos va a instruir… Este libro del Bardo Thodol sirve a los oficiantes que van guiando el proceso mental del «segundo cuerpo» que se separa cuando el sujeto muere. Explica cómo se lo va guiando por
los diversos vericuetos para que siga evolucionando en la línea de la «purificación», digamos.

Y el otro caso, es el caso que nosotros conocemos de ir grabando datos en la vida cotidiana a fin de producir un shockeo y seguir subiendo sin necesidad de control externo.

De todas maneras, como la gente puede conocer someramente ciertas cosas, puede haber hecho algún intentito que otro, pero no tener suficiente capacidad de discernimiento, se pueden usar algunos artilugios externos para que dada la situación de shockeo de este centro y no sabiendo el sujeto cómo orientarse, haya una suerte de resonador afuera que le permite dirigirse en una línea. Estos objetos externos pueden ser o dibujos u objetos o diagramas; un piano… ¡como les guste más!, pero para guiarse en tal situación.