Una primera noticia bibliográfica da cuenta de las cartas cruzadas entre Pierfrancesco Orsini y el alquimista francés, Jean Drouet. Los corresponsales eran conocedores de Amadigi, de Bernardo Tasso y Orlando Furioso, de Ariosto. Pero aquellos hombres consideran por sobre toda otra literatura, a ese extraño libro titulado Hypnerotomachia Polifili12 y que ha sido una de las fuentes más importantes de una profusa producción literaria, pictórica y escultórica. Por lo demás, su influencia se va a hacer sentir en numerosas producciones arquitectónicas y hasta en el diseño de jardines.13 Debemos tener en cuenta la primera edición veneciana de 1499, un in-folio ilustrado con 171 grabados en madera en los que se puede observar la representación plástica de las descripciones del texto. Tomando el primer capítulo del Sueño de Polifilo (lucha de amor en sueños de Polífilo), ilustrado por el primer grabado, vemos la figura del protagonista entrando en el bosque. El texto viene en nuestra ayuda: “…duras encinas silvestres, fuertes robles y encinas llenas de bellotas y de ramas tan abundantes que no permitían llegar completamente los gratos rayos del sol al suelo cuajado de rocío”. Así va continuando la abarrotada descripción del libro hasta llegar a interminables encuentros (ilustrados por los grabados), con construcciones abandonadas, pirámides al estilo egipcio, cúpulas, torres y panteones, templos y obeliscos. También aparecen grandes ánforas y vasos gigantes; árboles maravillosos, máquinas e ingenios incomprensibles. Por supuesto que elefantes, caballos alados y dragones no dejan de presentarse. Las procesiones, ceremonias y rituales se suceden mostrando doncellas y efebos dispuestos a la práctica de la religiosidad pagana y a los lances amorosos. Y están, claro, los transformismos del sueño de Polifilo que presentan a su amada Polia en las opuestas facetas de la mística y la criminalidad.
También juegan un importante papel los jeroglíficos que son comentados extravagantemente. He aquí un ejemplo: “Cuando por fin regresé a la plaza, vi un pedestal de pórfido, dignísimamente cincelados alrededor, estos jerogíficos: primero un bucráneo con dos instrumentos agrícolas atados a los cuernos; y un altar sostenido sobre dos pies de un macho cabrío y con una llama ardiente encima, y en su frente un ojo y un buitre; luego una jofaina y un aguamanil… eran estos jeroglíficos escrituras realizadas en óptima escultura. Medité sobre estas antiquísimas y sagradas escrituras y las interpreté así: EX LABORE DEO NATVRAE SACRIFICA LIBERALITER, PAVLATIM REDVCES ANIMVM DEO SVBIECTUM. FIRMAM CVSTODIAM VITAE TVAE MISERICORDITER GVBERNANDO TENEBIT, INCOLVMENQVE SERVABIT”.14
Si bien el Sueño de Polifilo es la fuente bibliográfica inmediata que sirve de inspiración a los artífices del bosque de Bomarzo, la imaginería de ese libro tiene, a su vez, antecedentes muy lejanos. Respecto a los jeroglíficos comentados más arriba, debemos destacar que ya en 1422 se había comenzado a difundir los Hieroglyphica15 constituyéndose en una moda escribir, pintar y esculpir en ese estilo recargado de alegorías y de signos, en muchos casos indescifrables. Tal vez una de las mejores expresiones del arte jeroglífico la podamos encontrar en “El Arco Triunfal de Maximiliano” grabado en madera por Durero en 1515.16 Así pues en el Sueño de Polifilo, como en tantas obras hasta entrado el siglo XIX (y aún hoy en los textos ocultistas), siguieron teniéndose en cuenta las interpretaciones jeroglíficas basada en los Hieroglyphica que cayeron en total desprestigio cuando se descifró efectivamente el lenguaje egipcio en 1822.17
La bibliografía inspiradora de los artífices del Sacro Bosco, es muy extensa y, desde luego, no se limita al Sueño de Polifilo sino que está ligada indisolublemente a las producciones de los humanistas del siglo XV influidos por el pensamiento bizantino y por el redescubrimiento del acerbo alejandrino del siglo III.18 Por otra parte, no solamente concurre aquí una abundante literatura sino una tradición oral que pasa a través de los arquitectos, diseñadores y escultores.
Notas
12. Sueño de Polifilo. F. Colonna. Barcelona. El Acantilado 1999. En la introducción al libro se comenta: “La Hipnerotomachia Poliphili (Venecia 1499), es uno de los libros más curiosos y enigmáticos salidos de unas prensas. Gnolli se refiere a él como ‘la mayor obra fantástica, el único poema del siglo XV’, en tanto que Croce lo condena con estas palabras: ‘Si ese libro no hubiese sido tan serio, largo y pesado, se podría interpretar como una caricatura del Humanismo’…”
13. En la introducción citada anteriormente, P. Pedraza comenta que El Sueño de Polifilo se hizo notar en los más diversos campos: la literatura preciosista, la sátira y la alquimia, la teoría de la arquitectura, la emblemática y la arquitectura de jardines. Influyó en el Preciosismo francés, en el Romanticismo, en el Prerrafaelismo y en el Simbolismo. Desde Francisco I y Rodolfo I fue tenido muy en cuenta en cortes y palacios. Hasta en el Gargantúa de Rabelais se lo cita como libro de interés.
14. Op. Cit. Cap IV. “Sacrifica a Dios con generosidad los dones de la naturaleza obtenidos por tu trabajo. Así, poco a poco, irás conformando tu ánimo con el suyo. Él custodiará firmemente tu vida, gobernándola con misericordia, y te conservará incólume”. El jeroglífico está compuesto de modo ideográfico, correspondiendo cada objeto del dibujo a una o más palabras latinas: bucráneo=“ex labore”, ojo=“deo”, pájaro=“naturae”, altar= “sacrifica”, etc.
15. “Cuando decía Horus, Marsilio Ficino se refería a Horus Apolo u Horapolo, autor de los Hieroglyphica, que se decía era traducción griega de una obra egipcia descubierta en 1419 en la isla griega de Andros por el monje florentino Cristoforo Buondelmonti. Comprado por Buondelmonti en nombre de Cosimo de Medici, el manuscrito de los Hieroglyphica llegó en 1422 a Florencia, causando sensación, puesto que por fin se tenía una obra que explicase el sentido oculto de los misteriosos jeroglíficos egipcios. Pese a las numerosas lagunas que presentaba, su texto gozó de amplia difusión y fue objeto de ávidos comentarios, sindo el responsable de la idea que se tenía de los jeroglíficos durante el Renacimiento”. El Juego Aureo. S. Klossowsky de Rola. Siruela. Madrid, 1988. Pág. 12.
16. “El gigantesco Arco de Triunfo de Maximiliano, que constituye el mayor grabado en madera de la historia, un conjunto de imágenes que miden 350 x 279 cm. Justo en la parte superior del monumento hay un panel (descrito pot Stabius, histroriógrafo de Maximiliano, como ‘un misterio en letras sacras egipcias’), en el que aparece el emperador en su trono, rodeado de símbolos espigados de entre las ilustraciones que hizo Durero para el libro de Horapolo. Siguiendo a R. Wittkower, recurro ahora a la traducción que hizo Erwin Panofsky de los textos alemán de Stabius y latino de Pirckheimer, traducción que nos permite descifrar la imagen (las interpolaciones son de Panofsky): ‘Maximiliano (el emperador en persona) –príncipe (perro cubierto con una estola) de gran piedad (estrella encima de la corona del emperador), magnanimidad, fuerza y valentía (león), ennoblecido por una fama eterna e imperecedera (basilisco sobre la corona del emperador), descendiente de un antiguo linaje (el haz de papiros en que está sentado)… etc.” Op. Cit. Pág. 13.
17. “La Piedra de Roseta es una estela hallada por un oficial francés en 1799 en Roseta, localidad cercana a la costa mediterránea egipcia que actualmente se encuentra en el Museo Británico de Londres. El texto, redactado en dos idiomas y tres grafías (jeroglífica, demótica y griega) sirvió a Jean-François Champollion como base para descifrar los jeroglíficos en 1822. El decreto que contiene reproduce las decisiones adoptadas por un sínodo de los sacerdotes egipcios celebrado en el año 196 a. C. sobre los honores a rendir a Ptolomeo V y Cleopatra I”. Egipto El Mundo de los Faraones. R Schulz / M. Seidel. Könemann. Colonia. 1997. Pág. 519.
18. “En 1439, ante la presión de los turcos en Constantinopla (sede del Patriarcado ortodoxo) se convoca un Concilio en Florencia. La estancia de las legaciones orientales en la ciudad supone para los círculos intelectuales florentinos el redescubrimiento de la cultura griega de la época helenística. La toma de Constantinopla por los turcos en 1453 provocará una llegada masiva de bizantinos a la península itálica. Con la ayuda de los eruditos bizantinos son traducidos los textos griegos de la época clásica y helenística. Estas traducciones junto con la publicación de numerosos epítomes y comentarios, proporcionarán a la Academia Florentina un prestigio sin precedentes. Esta Academia fue fundada por el polifacético Philosophus platonicus, Theologus et Medicus, Marsilio Ficino… La recuperación de la cultura helenística a través de los bizantinos supone una conmoción en la Italia del Quattrocento. Cosme de Medici moviliza agentes para que localicen manuscritos y en 1460 llega de Macedonia una copia del Corpus Hermeticum Marsilio Ficino encargado de su traducción, con orden de postergar la traducción de los textos de Platón y anteponer al gran Hermes por ser más venerable y más antiguo. Se produce un error de perspectiva histórica: lo que era fruto tardío de un platonismo contaminado por la interferencia ecléctica de otras culturas, es considerado doctrina originaria que en tiempos lejanísimos se difundió desde Egipto por todo el mundo antiguo influyendo en el propio Platón… Estas traducciones revitalizan la tradición hermético-alquímica y estimulan un renovado interés por la astrología. La locura hermética se apodera de las cortes italianas. No había corte del Renacimiento que no alojara astrólogos y alquimistas, ni biblioteca que no coleccionara obras de la alquimia tradicional”. El Sacro Bosco de Bomarzo. Un jardín alquímico. L Roquero. Ed. Celeste. Madrid 1999. Pág. 11.