(31 de Marzo, 1 y 2 de Abril de 2000)
Se inició el encuentro con una charla sobre el Ocultismo, las expresiones religiosas y las religiones.
Los ocultistas buscan «un origen que les dio origen», se remontan hacia el pasado en busca de las verdades. Mientras más antiguas, más peso tienen dichas verdades para ellos. Se manejan con el tema de los espíritus, las energías y las fuerzas. Difieren en su concepción de las religiones. El chamanismo, tiene características que tocan el campo del ocultismo y de la religión; opera a través de ritos y es típicamente animista. Es la forma de espiritualidad más extendida en la Tierra y en todas las religiones y grupos ocultistas se pueden observar rasgos netamente chamánicos y animistas
Las religiones se dividen es sectas, que son divisiones del tronco original. Los ocultistas no derivan en sectas. Algunas corrientes de la Psicología occidental oficial conectan con la tesis cultural ocultista en la que se sostiene un mismo origen de las diversas expresiones de la espiritualidad. A través de la idea del «inconsciente colectivo» se puede comprender lo dicho.
Respecto de las «máquinas» (horóscopos o ruedas , árboles, eneagramas, hexagramas y otras representaciones plásticas), anotamos que en los ocultismos y las religiones, esos instrumentos tienen un cierto «poder» ínsito y suelen ser objetos de especial devoción. En realidad se trata de proyecciones plásticas del intracuerpo que coinciden, justamente, con aspectos del cuerpo humano y que pueden ser llevadas a otros ámbitos como sucedió con la Astrología y con la Alquimia. Las «máquinas», más que objetos devocionales, hoy son tomadas como instrumentos de interpretación. Así, las ruedas (como los horóscopos) explican los fenómenos macro; los árboles (como el árbol cabalístico, el Iggrassil o el de los makiritare) son máquinas de relación y los eneagramas y hexagramas, (como los rosetones y las columnas) son máquinas compositivas. Sin embargo, los aficionados a manejarse con las «máquinas» no las entienden como partiendo de los registros internos del operador y así, externalizadas, cobran su propia e independiente identidad. Quien haya tenido la oportunidad de tener en sus manos el Arqueómetro de Saint- Yves DÁlveydre, sobre todo si tiene la edición de las láminas coloreadas y de las figuras y cuadros originales, se dará una idea de la función que los ocultistas más o menos actuales otorgan a las «máquinas». En el caso que estamos comentando se trata de una «clave de todas las religiones y de todas las ciencias de la antigüedad», al decir del autor.