Mendoza
29 de Septiembre de 1995
Apunte de charla sobre temas de trabajo personal (Día 3)

 

 

 

 

 

El epílogo admite distintos niveles de trabajo pero se puede profundizar mucho más.

No ha faltado quien se ha problematizado en el sentido de adaptarse crecientemente a la sensibilidad del momento. A la adaptación creciente hay que entenderla en su justa perspectiva. No se debe forzar ni cambiar porque se imponga una cierta sensibilidad. La pregunta es otra. ¿Qué pasa con mi sensibilidad que impide que haga cosas? Lo mismo con respecto de una cantidad de rasgos del carácter de uno, del comportamiento, que impiden hacer cosas.

Por ahí va la investigación y se pone interesante. En estas cosas hay que hacer algo para quitar impedimentos.

El tema del epílogo da para mucho, las miradas, los paisajes, la sensibilidad, las planificaciones.

Respecto a las planificaciones que sean a corto plazo para testear. No conviene que nuestra gente lance grandes planificaciones. Conviene ver las planificaciones cortas para comprobar como cambiamos. Se hacen desde la situación en que uno está y cuando varía un poco resulta otra cosa. No se capta que se planifica desde una situación compulsiva, que arrancó respondiendo a necesidades del momento y que luego no tiene encaje con uno. Cuando hablamos de planificaciones serias, hablamos de planificaciones sin urgencias, sin apuros, sin cosas que uno tiene que resolver a toda costa, con la cabeza neutra, tranquila y separada de la situación que se está viviendo.

El epílogo admite distintos intereses, como para investigar, admite mucho desarrollo, pero lo más básico es que la gente gane en comprensión.

El epílogo suscita reflexiones, por ejemplo: con alguna función cumplen ciertas interpretaciones que uno hace de su vida, de su niñez.

El tema a conversar hoy es breve pero importante. Algo que tiene que ver con el modo en que se pone uno, en que se siente uno, su vida, las cosas.

Hemos trabajado durante mucho tiempo tratando de elliminar barreras, para liquidar dificultades, aspectos negativos de uno, pesquisando problemas en nosotros, pero no hemos trabajado, y ya es hora, considerando las cosas realmente interesantes que hay en uno.

Al trabajar en un campo de problemas y dificultades (está bien) de algún modo se tiende a negativizar. «Tanto he luchado con dragones que me he convertido en dragón». Cambiando la óptica, por poco que sea el corrimiento en el modo de sentirnos, descubrimos virtudes pequeñas, cosas interesantes que hay que engrandecer. No le hemos puesto énfasis en fortalecer lo mejor de uno, nos conviene fortalecer eso para lo que uno es bueno.

Es interesante porque esta época no es de romper sino de construir. No es época de romper nada sino de construir en uno mismo también. Por el solo hecho de fortalecer aspectos positivos y apoyarse en eso los platillos de la balanza varían. Nada de andar lavando culpas. Si quieres lavar tus culpas nada mejor que fortalecer tus virtudes. Tus aspectos positivos están tapados y no los has tocado, no los has sacado ni potenciado. Más vale apoyarse en ellos y ponerlos en marcha.

Lo central está en ese modo de sentir. Explorando lo interesante en uno, la búsqueda del trauma, de la culpa, etc., no nos resulta interesante en esta época en la que queremos construir, aunque cague la iglesia o el psicoanálisis. Cuando uno busca sus aspectos positivos, planifica el explorar lo interesante en uno, lo hace también con calma, como separado de uno mismo, tranquilo, sin compulsiones. No son trucos ni recursos psicológicos, no son artificios, porque eso tiene el sabor (aunque funcionen) de falta de verdad. Estamos hablando de una forma diferente de poner la mirada sobre uno mismo; buscando cosas positivas que hay en uno, aunque sean enanas y a veces no tan enanas.

Esto que se dijo en Bogotá de que cada persona tiene algo muy grande y muy importante, eso es así. Buscar un modo diferente de sentirse. La posición de uno con uno mismo. Eso que está tapado puede desarrollarse enormemente. Si se pone atención en eso de modo calmo, puede haber mucho descubrimiento.

No se minimiza a la gente por el número. Cada uno tiene algo grande, bueno e importante. No somos números ni hormigas, aunque haya cincuenta mil millones de habitantes cada uno es importante.

Esto solo es una alusión, una referencia, pero que tiene importancia. Es un modo de aprender a ponerse. Somos bastante mejores de lo que creemos, y eso no está trabajado aún.

Hoy todo está bien para empezar a construir.

No hay que confundirse con esos inflados que compensan sus inseguridades. Hay un modo de ponerse, de sentirse, de poner la cabeza. Hacerlo crecer sin trabas, sin barreras ni autocensuras que joden. Ganamos mucho en apertura. Eso de que uno es un gusanillo está en discusión.

Se verá con que facilidad al rastrear esas cosas en uno encontraremos en la gente muchas cosas interesantes.

La inseguridad tiene que ver con no hallar esos aspectos interesantes, lo que te impide pisar fuerte. No es necesario mostrar conductas brutales para mostrar seguridad. Hay mucho lío con la pequeñez, la minusvalía, y ésto está en discusión.