El trabajo con El Guía se basa en la fuerza de una imagen sintetizadora y tiene su versión espontánea, empírica si se quiere, en esas imágenes de personas admiradas y recordadas que de alguna manera polarizan aspiraciones.
Estas imágenes actúan aún cuando mucha gente no lo advierta. Pues bien, se trata entonces de «concientizar» esta imagen y su modo de operar, escenas, en un paisaje, en definitiva, pudiéndose formalizar tanto el guía como esta paisaje en distintos tiempos, de modo que si se lo configura con atributos del pasado o con escenas de momentos de otras épocas, se puede configurar un guía «del pasado» que puede resultar enormemente contradictorio. Esto puede ser frecuente porque mucha gente queda con imágenes «generacionales» es decir de momentos de apogeo de la propia generación y sus aspiraciones, continuándose luego viviendo y tratando de cumplir con esos modelos formados en otras épocas. De aquí que «actualizar» modelos, paisajes y guías es prioritario y más importante es aún el hecho de intencionar a futuro un sistema de imágenes que de sentido a futuro.