NO PUEDE DECIRSE QUE ESTE SEA UN CAMBIO DE FORMAS Y QUE «NECESITEMOS UN TRIMESTRE PARA TOMARLE LA MANO», DECIR ESO PUEDE SER UN ERROR QUE CUESTE TIEMPO EN NUESTRO DESARROLLO. SOLO HEMOS HECHO AJUSTES Y PRECISIONES PARA IMPRIMIR UN MEJOR RITMO EN NUESTRA ACTIVIDAD.

La proyección que hicimos en Enero era que decrecíamos porque calculamos la inercia del activismo, la discriminación al medio, y el poco tiempo del trimestre. ¿Qué dificultades y facilidades veíamos que íbamos a tener?: pensábamos que los retiros y encuentros iban a tener mayor vigor (saber en que se está); que habría un factor de inercia fuera de libreto y fichas mal armadas y que se darían explicaciones que la gente no pide.

Hay problemas en cuanto a lugares donde reunirse: casas ok, locales ok, bares ¡no! Es un problema no tener un «donde». Necesitamos lugar fijo, hora de comienzo y fin, una concentración adecuada sobre los temas, etc. También calculamos mayor número de gente alrededor y aumento de retiros de cualificación.

La retención ha aumentado pero puede deberse a varios factores: no forzamiento en materia de push, no forzamiento a integrarse estructuralmente, mayor cualificación. Tomarle la mano al semestre no es solo una forma de relación con la gente, hay cuestiones de locales y materiales que influyen.

La propuesta era reconectar pero resultó mas fácil ir al medio inmediato. ¿Por qué, si suponíamos que esto era tanto problema? Esto denota un cambio de actitud por nuestra parte.

Necesitamos pocos materiales y las reuniones más cortas, horarios diurnos, lugares fijos y locales amplios. Aspiramos a que las líneas tengan su local y cada persona su material, no fotocopias fuera de contexto. Así como para plegar necesitamos núcleos sólidos también necesitamos materiales sólidos y lugares de reunión. Aspiramos a que las convocatorias a los encuentros sean de 1 a 10. Núcleos pequeños pero con gran capacidad de llegada.

Es lo que perfectamente puede llevar adelante un grupo estructurado. Lo estructural tiene que ser más compacto que nunca para ablandar todo hacia el plegamiento. Esto, si queremos crecer en números importantes. El medio está bastante más blando de lo que nosotros creemos.

La base tiene un modo de reunión que es la que conocemos. Los otros niveles tienen solo reuniones organizativas, es decir grises. Por lo tanto los otros niveles tienen que tener retiros y centros de trabajo. Si no, nuestro niveles no tienen momentos para elastizar su cabeza. La reunión organizativa no es garantía de cambio de óptica. No puede ser que alguien sea promovido y deje de tener la reunión que les resultaba interesante. La promoción estructural no lo puede alejar del motivo por el cual llegó.

Este trimestre ha sido corto para hacer una evaluación acabada, pero lo suficiente para poder perfeccionar algunos mecanismos de plegamiento:

En las reuniones grandes o «encuentros sociales», contamos con la ventaja de que allí «desaparecen los niveles», para la gente se compensa esa cosa antipática de los niveles que se produce en toda estructura. Eso da mucho gusto y contribuye a una mayor relación y está siempre de trasfondo la idea de organizarnos. Nos acercamos, dialogamos y no parece que este modo de relación, o se trasladara a otros ámbitos, al contrario. Contar con estas oportunidades, contribuye a un mayor aprecio. A la gente le gusta mucho acercarse a preguntar y eso revela una insuficiente comunicación entre nosotros. Estas reuniones no pueden convertirse en mecánicas, solo lograremos darles continuidad si esos lugares tienden a abrirse por completación de número. De ese local social hay que sacar dos y luego cuatro. Se lo debe hacer crecer hasta desbordarlos, hasta que tenga forzadamente que ampliarse.

Si no es asi, se rutiniza y aparece la diferenciación mecánica. No se pueden llevar ad infinitum.

¿Cómo se invita a alguien del medio inmediato a participar? ¿Cómo empieza y sigue la película de quien se conecta con nosotros? ¿Qué puntos principales tenemos que atender?

1) «Vamos juntos a la reunión», es decir, el que invita a la reunión acompaña al invitado y no lo deja solo en ese lugar desconocido. He ahí un detalle importante. Nos juntamos en algún lugar fuera de la reunión y «no me falles porque me haces atrasar».

2) La reunión echa a andar y «llegan los nuevos». Lo que no se hace es parar la reunión para dar explicaciones a los nuevos. Aquí tenemos varias alternativas: que se incorporen a lo que se está y después se le explica o que se ponga en marcha la reunión y alguien que sabe, o el mismo orientador se aparta con los nuevos para darles mayor contexto.

3) Luego del trabajo interno viene el intercambio. Aquí el orientador está preocupado de que el tema sea sobre cómo realizar mejor los trabajos, sobre las dificultades encontradas. No se trata de un intercambio para comentar intimidades sino sobre el mejor modo de realizar los trabajos. En ningun caso se sugiere o mucho menos se fuerza a la gente para que cuente sus cosas íntimas. Lo más importante es saber si los trabajos están saliendo bien. El intercambio no es confesión. Interesa saber si está claro cuales son frustraciones, repeticiones, etc. El que quiera hacer una cosa catártica que la haga, pero el orientador no está poniendo énfasis sobre eso.

4) En la tercera y última parte de la reunión lo importante es dar un «panorama de participación» sobre todas las actividades que se hacen. Sin que ello se transforme en algo organizativo, se los invita a participar y a invitar a otros, etc.

5) Como se ve en la reunion no hay tratamiento de temas organizativos. Lo organizativo se trata, esclarece y planifica en la pos-reunion, que es donde están presentes, los de núcleo y los más interesados en el avance de ese grupo sobre el medio.

6) La reconsideración que el nuevo va a hacer cuando se vá, será sobre todo de las caras de la gente, de las paredes, sobre qué hacen, en que trabajan. El nuevo puede interesarse pero estará tímido. Si no se hace el esfuercito de facilitarle las cosas disminuye mucho la posibilidad de que vuelva. Esto se hará por medio de la frecuentación, que va a hacer el administrativo o el orientador y no el mismo que lo invitó que muchas veces es también muy nuevo. Quien da la informativa es alguien que ya sabe.

La reunión semanal permite que el nuevo traiga gente sin previas burocracias. El hecho de que haya dos categorías de personas en una reunión semanal puede crearle problemas al orientador, puede generarle cierta inseguridad. Sin embargo. el nuevo para llegar a la segunda reunión ya debe estar esclarecido y debe haber llenado la ficha. Ya tomó la muestra de una primera reunión es bueno que sepa que no tiene como posibilidad volver a esa reunión en la que participó, sin antes haber llenado la ficha de ingreso al Movimiento. Para que se entere mejor están las opciones de participación, que son los encuentros sociales, el encuentro 1, otras reuniones personales con el orientador, participación en alguna informativa, el encuentro estacional, etc.

El encuentro 1 entonces es para cualquier persona aunque no haya ido a ninguna reunión. La idea del encuentro 1 es el plegamiento y no la calidad.

Encuentros 1 con mucha gente. Para trabajar con más profundidad, están las reuniones semanales del Movimiento.

La reunión estacional es la última reunión semanal del trimestre y en ella se toman los datos de la estructura con arreglo a normas, ya que todo miembro debe asistir.

Después de la reunión estacional, en una fecha próxima, haremos un «encuentro trimestral» amplio, quizas uno por ciudad. Puede tomar la forma de una cena entre amigos, ambientados con una música suave, quizás un stand de libros al costado. ¡Afiches, representaciones o discursos, no! Tiene que ser algo relativamente armónico. Si alguien habla tiene que ser una cosa breve, explicativa, de cosas que le tienen que caer bien a todos. Más bien en el carácter de maestro de ceremonias que de orientador. Breve, simpático, con independencia de los niveles estructurales. Y no más de cinco minutos. Si estamos hablando de estos «encuentros estacionales» grandes es porque estamos interesados en el plegamiento. Que sean numerosos los participes, aspiramos a la convocatoria 1/10.

La resistencia de carga del circuito nuestro es simple: tenemos espíritu de cuerpo por estar. Somos los que cumplimos los requisitos. Si debilitamos eso vamos a debilitar el espíritu de cuerpo del núcleo. La gente de la estructura es la que participa de la reunión semanal. Alguien que no lo sea, puede asistir sólo una primera vez. En la etapa de la R.I. y de la Comunidad los nuestros eran expertos en plegar. Aglutinábamos mucho, pero ésto no tenía estructuración suficiente. No teníamos máquina. En cambio en etapas de fuerte organicidad, todo lo que se movía se estructuraba, y formábamos un foso alrededor. Y ahí nos movíamos a tirones a través de operativos para contactar con el medio. Hay gente que ha sabido plegar y estructurar. Pero hoy queremos montar una etapa más estructural, en que se pliegue y se estructure simultáneamente. Núcleos importantes y una proporción cada vez más grande entre citoplasma y núcleo. Un huevo frito. Un citoplasma cada vez más grande, gente que es del Movimiento pero no de la estructura. Necesitamos un mecanismo que siempre esté decantando estructuras. El planteo se empieza a deslizar hacia los grandes números. Necesitamos que los núcleos tengan verdadera vocación y gusto por la cosa estructural, aunque sea un porcentaje muy reducido de la población. El planteo es por decantación de los grandes números. Las reuniones semanales son reuniones de la yema. Si abrimos la reunión el núcleo se nos diluye y eso no nos conviene. ¿Cómo vamos a agrandar el citoplasma? Con muchas opciones. No pasando por TV a las reuniones semanales. Eso atentaría contra el espíritu de inclusión, el que se diluiría. Sí en cambio, pasaremos por TV todas las otras opciones. Si llevamos un 1 a 10 en la formación de estructuras, ¿por qué no vamos a tener la aspiración de un 1 a 10 en la base?, ¡que aunque sea desestructurado puede ser muy influyente! No podemos crecer para abajo estructuralmente, en escalones. Crecemos desestructurando y por acción de forma, ampliando las posibilidades de participación. Mientras más grande sea nuestro número alrededor, un porcentaje de ellos serán organizadores. Así, atraeremos a los más potentes para que estructuren. El resto es gente que trae gente, que influye, que ayuda. La convocatoria tiene que ser: 1 – 10 – 100 de los nuestros y 1000 de afuera. Si incorporas todo el citoplasma vas a volver a la convocatoria 1:1 No sería un desarrollo estructurado. Los nuestros sufren esa ambigüedad, son estructurales y quieren estructuras poderosas y quieren meter a todo lo que se mueva. Ahora tienen que comprender que el proceso es más largo, que tenemos que ir plegando citoplasma y desde allí vamos a incorporar un porcentaje. Es un error estructurar todo, es un error ablandar todo.

Ahora, un orientador debe organizar actividades, opciones amplias de participación para que mucha gente rodee ese núcleo. Entonces va a tener una influencia creciente sobre grupos humanos más grandes. Esas convocatorias serán a lo nuestro, a lo que nosotros invitamos, y no a coyunturas del medio. La creatividad en las formas de participación merece el riesgo de que salga algún improvisado haciendo algo no tan bien. Pero no nos conviene anular iniciativas. Si hay un núcleo adecuado, cualquier originalidad puede ser corregida. Debe haber muchísimas buenas ideas dando vueltas y mientras no nos afecte considerablemente, ¡que vayan!, y así ejercitamos las distintas vías. Con un poquito más de trabajo, con un pequeño empujón, esto lo logramos. Los nuestros lo entienden bien. Estamos cerca de lograrlo. Los más viejos nuestros creen que la convocatoria es un convocatoria en base a objetivos, que bajen los precios, por ejemplo. Ese planteo sociologista ya no va, es un arrastre. Porque cuando ya nadie cree en nadie, a qué va a ir si nadie le presta atención, nadie le da pelota. Nuestra sociología es distinta, convocamos tácitamente sin decirlo, a «compensar la desestructuración de relaciones del sistema». Convocamos a nada. La gente quiere verse con otra gente con la sensación de rélax. Los nuestros no experimentan esta necesidad porque están siempre con los nuestros. Esta disolución social existente, en que hay una enorme necesidad en la gente es muy buena para nuestros designios. No podemos restaurar la familia o las relaciones laborales. Lo que podemos hacer es invitarlos a establecer un nuevo sistema de relaciones acá, no en las instituciones de ellos. A las company ésto no les sale, les sale el chantaje a la gente pero no la relación. Las relaciones humanas son complejas, las copresencias. Nadie lo dice pero todos lo piensan. Por muchas cosas la gente tiende hoy a relacionarse. Las relaciones son múltiples, complejas, y nosotros debemos atender a todo y a que se relacionen en nuestros ámbitos con nuestro sistema de relación.

Vamos hacia los crecimientos en gran escala pero todavía nos quedan ajustes que hacer. Y hay preguntas por resolver. ¿Adonde se va a invitar a la gente? ¿Cómo se va a plegar a esa gente? ¿Cómo es una llamada más amplia? Si invitamos gente, ¿quién invita? ¿Cuál es el estado jurídico de esa persona? Si es una institución, es un lío porque la gente está aburrida de las instituciones. Pero a su vez, si no lo es, los medios te pondrán dificultades. Hay que resolver cuestiones de materiales, de recursos y sobre todo la capacidad de absorción de nuestras estructuras.