Durante décadas se ha producido un abismo generacional, se paró la dialéctica de las generaciones en los últimos 30 años y dio la impresión de que se había parado la historia. No había diálogo entre generaciones, pero tampoco dialéctica. Las generaciones se abismaron. Ahora se trata de tender puentes entre ellas, enlaces. Las generaciones están tan alejadas que son como diferentes culturas y hay que tratarlas como tales. Que haya intercambio entre ellas, que haya roce y fricción. Tender esos puentes para esa dialéctica. Ese abismo generacional lo interpretaron como el fin de la historia. No se los puede tomar en serio. No comprendieron el fenómeno.
Tenemos que poner atención a la interculturalidad de las generaciones, con tiempos y espacios distintos.
La generación adulta es el presente y quiere quedarse con el poder (en general) y eternizarse en ese presente. Los jóvenes luchan por desplazar a esa generación y así se mueve la historia.
También podemos observar la división de la sociedad entre hombres y mujeres, con características diferentes, morfológicamente diferentes. Ha habido épocas de matriarcado y épocas de patriarcado, así como ha habido momentos en la historia donde se dio la etapa de los efebos (efebolatría), donde había un ideal de belleza con un valor estético. También hoy con la juventud hay una efebolatría larvada, aunque no funcione por comprensión sino que por intuición de que los jóvenes lo arreglarán todo.
En las épocas agrícolas, cuando observan la repetición de los cultivos, el ciclo de las estaciones y el ciclo agrícola, se creía que la historia se movía en círculos. Luego se observa que las cosas cambian. ¿Cómo es que hay cosas que se repiten y sin embargo las cosas cambian? “No es posible bañarse dos veces en el mismo río”, se decía. El río permanece pero no es el mismo río. Ni siquiera bañarse una vez en el mismo río, decía Nietsche, pero eso ya era una línea mental jodida.
Se trata de superar el extrañamiento generacional. Bienvenidas las diferencias, no hay problema con ello. Se trata de que la cosa vaya en progreso. Se trata de poner puentes entre los abismos, pero no de “reconciliarlos”, no importa si se reconcilian o no, lo que importa es que haya interacción. No importa si el intercambio es agresivo, en diferenciación, lo que importa es que haya interacción. Lo mismo con los sexos, no es correcto el planteo de reconciliar los sexos, son organismos diferentes pero que pueden complementar. No se trata de que los sexos sean iguales.