Un grupo monta un CCD e inmediatamente comienzan las primeras actividades de plegamiento. Debemos recordar que en estas actividades no es interesante “manotearse” gente para la orgánica. Pero tenemos una dualidad: hago los plegamientos y un porcentaje de gente, por “goteo”, se integra a la orgánica, pero mientras tanto muchos de los nuestros quieren ser Delegados Generales. Hay tropismo estructural, pero les decimos que saquen la mano…

Entonces tenemos dos ideas aquí, o dos intereses. Uno relacionado con la influencia y su ampliación y otro con el crecimiento de la orgánica. Estos dos intereses exigen dos mecánicas distintas. Todo al mismo tiempo es difícil, como otras cosas en la vida…

La cosa pasa por tener los intereses claros. Por ejemplo, si vamos a tener en el CCD una reunión de plegamiento el viernes, elegiré otro día para actividades relacionadas con el crecimiento de la orgánica. Porque si contaminamos las actividades de influencia con las actividades relacionadas con el crecimiento estructural, la cosa se jode. Entonces, si el viernes es el día de plegamiento, no tocamos el tema estructural. En cambio, si el jueves es el día dedicado al crecimiento estructural, haremos visitas, operativos, etc., con el objetivo de crecer.

Necesitamos diferenciar las actividades y diferenciar los intereses. Si bien sabemos que en otro nivel son intereses complementarios (nos interesa crecer y ampliar la influencia).

Aquí la cosa está en los orientadores. No nos conviene contaminar las actividades de influencia o los días de plegamiento con las actividades referidas al crecimiento de la orgánica.

Si hay dos intereses distintos hay que hacer dos cosas distintas. Habrá mucha gente que circulará por los locales (porque tendremos los mismos siempre abiertos para cualquier tipo de actividad, porque los facilitaremos a los vecinos, etc.), entonces no es cuestión de andar persiguiendo y manoteándose a todo el mundo.

Es un tema relacionado con los orientadores. Es muy necesario esclarecer y acompañar las actividades muy de cerca. Si los orientadores están cerca y muy esclarecidos, la cosa va a funcionar muy bien. No es cuestión de andar diciendo: “No hicieron lo que les dije”. Es necesario acompañar el trabajo. “¡¡La gente no hizo lo que les dije!!” Así no está planteado el trabajo. Un orientador corrige, rectifica, orienta, no es un jefe. El jefe es el estado natural de un orientador. Por otra parte, hoy más que nunca necesitamos acompañamiento, porque estamos poniendo en marcha una nueva mecánica, y ésto no va a ser posible con dos consignas. Necesitamos estar muy atentos siguiendo lo que pasa.

Se acabó el internismo. Nada de andarse preocupando de cómo se lleva este con el otro. No nos conviene el reunionismo en el mismo nivel. Estamos forzando todo hacia afuera y pueden que aparezcan reflejos antiguos.