La Comunidad, como fuerza social organizada, cuenta con su doctrina, sus objetivos y su método de acción.
Una característica propia es la que se refiere a la formación de un estilo homogéneo para sus orientadores. Desde luego que tal estilo se deriva de la acción concreta. No obstante, hay ciertos aspectos que pueden mejorarse llevando adelante actividades restringidas y específicas presentadas como pasos de entrenamiento.
Los pasos iniciales de ese entrenamiento pueden darse ya para miembros adherentes, activos y de Escuela en lo que llamamos «retiros».
A diferencia de los seminarios de capacitación que desarrolla un miembro ante un conjunto, los retiros exigen la participación activa de todos los concurrentes. Se efectúan en grupos de hasta quince personas y no pasan de seis horas completas de trabajo. Un adherente que desea realizar un retiro lo hace solamente una vez. Igual sucede con el activo.
Este Club está organizado de manera que las actividades que en él se realizan tengan un carácter lúdico (es decir, propio de los juegos); que los roles de los partícipes estén definidos y que se siga un plan de actividades que contribuya a la homogeneización del estilo mencionado más arriba. Por ello, el «Club» pone a disposición de sus miembros los Centros de Trabajo que insumen (cada uno de ellos) solamente siete días de concentración de un grupo en un lugar.
Las designaciones de «Centro de Trabajo para miembros Ordenados, Aceptados, Magisterios…, etc.» no son más extrañas que las que pueden usarse en otros clubes en los que sus miembros toman designaciones de “rotarios», “leones», “compañeros” o cosas semejantes.
En cuanto a los juegos de los Centros de Trabajo, están organizados en base a la experiencia lograda en pasos anteriores y siempre teniendo por referencia una bibliografía oficializada a esos efectos.