Básicamente, se estudian principios de acción para la vida diaria y frag­mentos del libro El Paisaje Interno.

Los principios (llamados de «acción válida»), están tomados del libro La Mirada Interna, en su capítulo XIII. En cada reunión de la Comuni­dad, en su momento de trabajo interno, se discute uno de ellos y los con­currentes dan ejemplos cotidianos en los que pueden ser aplicados. A ve­ces, se reemplaza el estudio de algún principio por la lectura y discusión sobre un fragmento de El Paisaje Interno. Veamos ahora, ordenadamen­te, los doce principios.

1.- Principio de adaptación.

«Ir contra la evolución de las co­sas, es ir contra uno mismo».

Estamos explicando que las cosas a las que no debemos oponernos, son aquellas que tienen un carácter inevitable. Si el ser humano, por ejemplo, hubiera creído que las enfermedades eran inevitables, la ciencia médica jamás hubiera avanzado. Gracias a la nece­sidad de resolver problemas y a la posibilidad de hacerlo, la humanidad progresa. Así es que lo que destaca este principio es que cuando por anti­cipado se sabe el desenlace de un acontecimiento inevitable, la actitud co­rrecta es la de aceptarlo con la mayor profundidad posible, tratando de sacar ventaja aún de lo desfavorable. Si se examinan momentos de la vida en que no tuvimos conocimiento de este principio y por lo tanto obramos en contrario, se comprenderá la utilidad de aplicarlo a futuro.

2.- Principio de acción y reacción.

«Cuando fuerzas algo hacia un fin, produces lo contrario».

Cuando movidos por impulsos irracionales, pre­sionamos algo contra su propio comportamiento, observamos que puede ceder ante nuestras exigencias, pero la consecuencia a corto o largo plazo, será que volverán efectos distintos a los que queríamos lograr.

3.- Principio de la acción oportuna

«No te opongas a una gran fuerza. Retrocede hasta que aquella se debilite, entonces, avanza con resolución»

Antiguamente se hablaba de «prudencia», eso era una idea próxima a la que estamos explicando. Así como no se confunde prudencia con debilidad o temor, tampoco debemos confundir a los pequeños in­convenientes (a las pequeñas fuerzas que se nos oponen y que deben ser superadas), con fuerzas que si las enfrentamos nos destruyen. Cuando la fuerza ya está a nuestro favor y el que era un gran inconveniente se ha de­bilitado, es el momento de avanzar con decisión, ya que de no hacerlo se perderá la oportunidad que puede ser pasajera.

4.- Principio de proporción

«Las cosas están bien cuando marchan en conjunto, no aisladamente».

Si para obtener beneficios materiales, desa­comodamos nuestra salud, sacrificamos a nuestra gente querida y nos despreocupamos de otros valores, es posible que surjan tales accidentes que no logremos el resultado buscado. En otros casos, puede ser que lo logremos pero ya no habrá salud para disfrutarlo, ni seres queridos con quienes compartirlo, etc. La vida es un conjunto que requiere equilibrio y desarrollo adecuado, no parcial.

5.- Principio de conformidad

«Si para tí están bien el día y la noche, el verano y el invierno, has superado las contradicciones».

Este principio, muestra en forma figurada la oposición de las situaciones. Si alguien cree que su vida no es absurda sino que tiene una razón de ser y que todo lo que a uno le sucede sirve para aprender y perfeccionarse, los problemas que aparezcan se asumirán tratando de descubrir qué utilidad pueden te­ner para el aprendizaje y desarrollo personal. El día y la noche tienen ven­tajas e inconvenientes, pero cada uno hace su parte y no es correcto decir que se oponen a la vida, sino que la renuevan y fortalecen.

6.- Principio del placer

«Si persigues el placer te encadenas al sufri­miento. Pero en tanto no perjudiques tu salud, goza sin inhibición cuan­do la oportunidad se presente».

Este principio, leído por una persona de conciencia turbia puede ser interpretado así: «goza aunque perjudiques a otros, ya que el único freno es tu salud personal». Pues bien, eso no se es­tá diciendo. Sé esta explicando que es absurdo el deterioro de la salud por el ejercicio de placeres desenfrenados o nocivos. Pero también se destaca que la negación prejuiciosa del placer produce sufrimiento injustificado, del mismo modo que el ejercicio del placer realizado con problemas de conciencia. A este principio (como a todos los otros) no hay que sacarlo del conjunto, o interpretarlo de manera que se oponga a otros. De este modo hay un principio que dice: «Cuando tratas a los demás como quie­res que te traten, te liberas». Por consiguiente, el sentido cambia cuando se practica el conjunto de los principios, no uno aislado.

7.- El principio de la acción inmediata

«Si persigues un fin te encade­nas. Si todo lo que haces lo realizas como si fuera un fin en si mismo, te li­beras».

No dice que no deban existir fines, ya que la planificación de cualquier actividad se realiza en base a fines. Se está explicando que dado un fin cualquiera, todos los pasos que llevan a él, deben considerarse del modo más positivo posible. De otro modo, cualquier actividad anterior al logro de un fin, produce sufrimiento y, por tanto, si es que el fió se logra, pierde su razón de ser por el costo vital que ha representado el sufrimiento puesto en cada paso hasta llegar al objetivo.

8.- El principio de la acción comprendida

«Harás desaparecer tus con­flictos cuando los entiendas en su última raíz, no cuando quieras resolver­los».

Invita a evitar la improvisación movida por impulsos irracionales. Muchas personas, frente a un problema y empujadas por su ansiedad se lanzan a solucionado sin comprender que están haciendo exactamente. De esta manera, se complica aún más el problema y éste motiva a otro en una cadena inagotable. Se está explicando que el hacer debe estar acom­pañado por el comprender.

9.- El principio de libertad

«Cuando perjudicas a los demás, quedas encandenado. Pero, si no perjudicas a otros, puedes hacer cuanto quieras con libertad».

De comienzo explica que crear problemas a los demás trae como consecuencia que los otros se lo creen a uno. Además, dice que no hay motivo racional para dejar de hacer lo que se quiere, si.nadie se perju­dica con tal tipo de acción.

10.- El principio de solidaridad

«Cuando tratas a los demás como quieres que te traten, te liberas».

Este principio es el más importante de todos. Su aplicación lleva a la comunicación positiva con .las otras perso­nas, complementando al principio anterior que recomienda: «no perjudi­ques a otros», pero la diferencia entre ambos es grande. La pregunta que surge con este principio es la siguiente: ¿quiénes son los demás? Los de­más (o los otros), son las personas más próximas. Así es que los miembros de mi familia, mi pareja, mis compañeros de trabajo, mis vecinos y mis amigos son los más próximos. Es cierto que todo el mundo es mi prójimo, pero ese «todo el mundo» es tan amplio que al fin de cuentas no tiene rostro. Por ello es que este principio debe entenderse con referencia a las personas más cercanas. Será inútil que alguien se preocupe por los proble­mas de personas desconocidas para él, si por otra parte jamás ayuda ni va en dirección positiva hacia aquellos que lo rodean inmediatamente. Quien verdaderamente tiene en cuenta a los más próximos, es auténtico cuando se preocupa por otras personas más lejanas.

11.- El principio de negación de los opuestos

«No importa en qué ban­do te hayan puesto los acontecimientos; lo que importa es que compren­das que tú no has elegido ningún bando».

Aquí no se explica que haya que abandonar todo bando. Aquí se sugiere considerar la posición en que uno se encuentra, como resultado de factores ajenos a la propia elección: factores educacionales, ambientales, etc. Tal actitud hace retroceder el fa­natismo al tiempo que permite comprender los bandos o posiciones que yo no he elegido. yo. no inventé a los gordos, a los flacos, a los altos y a los bajos, por tanto niego la obligación de embanderarme con cualquiera de ellos. Este compromiso con la negación de falsas opciones, es un acto de libertad de conciencia y una posición valerosa ya que recibe la crítica de bandos en pugna, que pretenden arrastrarme a sus posiciones.

12.- El principio de acumulación de las acciones

«Los actos contradic­torios o unitivos se acumulan en tí. Si repites tus actos de unidad interna, ya nada podrá detenerte».

Se entiende por acto contradictorio a aquel que deja la sensación de «traición a sí mismo». Se entiende por acto uni­tivo a aquel que deja la sensación de «acuerdo consigo mismo». Todo acto contradictorio no solo crea esa sensación de traición en uno y hacia los demás, sino que predispone a nuevas acciones en la misma direc­ción. Una buena fórmula práctica para salir de la contradicción y cons­truir una dirección nueva en la vida, es comenzar a practicar estos doce principios de acción válida.