Se trata de recuperar como absoluto el mismo esfuerzo por la libertad. Recién ahora adquiere sentido el vocablo «trabajo». Es contradictorio querer economizar la existencia que precisamente existe gastándola, por tanto no es válida esa pretensión de la técnica.
El hombre no se revela contra las cosas sino contra los otros hombres.
El hombre no es hombre mas que en tanto moral.
No se soporta un terremoto como una guerra. Aquí es necesario tomar partido.
Los tiranos evitan al hombre tomar partido, disfrazando la situación de cosa natural, de fatalidad, de raza, de clase, etc.
La causa de la libertad es tanto del otro como mía, es universal. Hay que poner al oprimido en presencia de la libertad para que él decida. Aquí toma sentido el vocablo «educación».
Solo respetamos la libertad cuando se destina a la libertad. No es cierto que la libertad del otro limita mi libertad, la existencia del otro, en tanto que libertad, define mi situación y ella es, precisamente, la condición de mi «libertad». Se me oprime si se me encarcela no si se me impide encarcelar a mi vecino.
Ni en el pasado ni en el porvenir puede preferirse una cosa o una causa del hombre, quien constituye la razón de todas las cosas.