Cuando uno arma la Ascesis pone adelante lo que uno quiere lograr al final. Transformarme en tal dirección, por allí va mi Propósito. El Propósito de la Ascesis es el acercamiento a esos espacios o a vivir en esos espacios tan significativos para uno.
“Querer ir a un mundo que no sea el cotidiano, de realidades más altas, un mundo que se quiere alcanzar. Con una intuición de ese mundo”.
Se puede partir de alguna experiencia vista en el trabajo con la Disciplina, que tenga gran resonancia para uno; algo que uno desee profundamente y que sienta que puede dar sentido a su vida y quizás más allá de ésta.
El deseo fervoroso de desarrollo te empuja pero el Propósito tiene que estar muy claro.
La clave no es tanto de la fe, sino si se tiene carga o no.
Si es algo de importancia capital que para uno se realice ese Propósito, tiene más fuerza.
El Propósito está trabajando si vives en él. En él vivimos, nos movemos y somos. Es un Propósito sin el “yo”. Si tiene el sabor del “yo”, no tiene la profundidad necesaria. Es suprapersonal, no es el “yo” el que está en juego.
El Propósito es una intención profunda. (C2)
El Propósito, es la clave de este asunto. (AE, p. 11)
Cuando hablamos de la Ascesis, al terminar la Disciplina, ahí llegamos a la Sala común. El Propósito para todos será el mismo, entrar al Nirvana, a los espacios profundos. El Propósito es el mismo: el Nirvana sin tiempo ni espacio. Entres por donde entres, vamos al mismo punto de entrada. (AE, p. 11)
La práctica en una dirección es cargar el Propósito, dirían los budistas; ¡que vaya en automático! Cuando has elaborado el Propósito funcionará en automático. Por la práctica de la dirección y la carga de esa dirección. Tienes que cargar la copresencia y que funcione solo, como una rueda que “ora sola”. “La montaña ora sola”… (AE, p. 11)
Ataraxia: o impavidez frente al paisaje, neutralidad afectiva – no das pelota a las traducciones, a lo ilusorio. Uno apunta a un Propósito, a una dirección. ¡Nos guía el Propósito! (AE, p. 24)
Y lo que sí sabemos es que no se puede andar moviendo el Propósito que se haya escogido. No andar moviendo Propósitos. (AE, p. 48)
El Propósito está en el espíritu y hace que las cosas funcionen. Un gran Propósito va generando ese proceso. Estructuras orientadas en los Propósitos y esos Propósitos están en el espíritu de la gente. Lo que mueve esa dirección no son planes. Cuando se concreta algo necesario surge un plan. Por ejemplo, hace falta una pared. ¿De que dimensión? No sé… Entonces aparece alguien que dice: de 15 cm por 3 m. Ese está colaborando, contribuyendo con ese Propósito.
Otro ejemplo es la idea, la necesidad de un mundo mejor. Eso está instalado en el espíritu de la gente en este momento histórico. Eso va produciendo y vibrando ya.
Aunque sea difuso y no definido, está en marcha y es un Propósito que le va dando dirección. A veces toma el carácter de una gran urgencia. Después los historiadores explican cómo fueron las cosas, pero no antes de que suceda. Esa forma de trabajo es la que usamos con gran conciencia de esa forma. De cómo trabaja esa forma. Hay Propósitos de todo tipo. En la Ascesis se trabaja con Propósitos, pero hay que emplazarlo convenientemente, profundamente. Hay que bucear y formarlo y clarificarlo. Si es algo de importancia capital que para uno se realice ese Propósito, tiene más fuerza. ¿Cómo se bucea? Comparando las cosas que se puede prescindir con las necesidades. Usted se va dando cuenta de las cosas que son más secundarias, más sometidas a presión. Todo esto requiere de bastante reflexión. De esos Propósitos profundos hay que ver bien. No hay que engañarse, es de peso. Habría que revisar también los antepredicativos, presupuestos, prejuicios que uno tiene. (C2)
¿Está claro el Propósito? Tal vez no esté claro. Bueno, déle la mayor claridad posible. Esa es la primera cuestión. La segunda cuestión: vea la intensidad afectiva de ese Propósito. ¿Es que su Propósito tiene reemplazo o es algo irreemplazable, casi obsesivo? ¿Lo experimenta como necesario, o es solo un deseo o algo interesante? El tema del Propósito, la intensidad afectiva y lo de la necesidad. (AE, p. 84)
Nadie puede meterse en ese trabajo si no tiene algo o potencia afectiva, a las dos horas se aburre. La pregunta es en primer término por la búsqueda, ¿qué pretende usted? Segunda cosa: eso que pretende, ¿cuándo lo hace, en los ratos libres o es usted un persistente envenenado? Estamos hablando de la potencia afectiva, la afectividad puesta en marcha. Antes que pretender fijar la atención hay que ver si la pretensión de uno tiene carga afectiva. Pero no es solo la técnica la que me llevará, es la afectividad.
Fuerza, brillo y permanencia en una imagen tiene que ver con la carga afectiva. Entonces, ya que nos metimos en el tema de la Ascesis, si yo tengo un Propósito y tengo un conjunto de técnicas, debería examinar, comprender con qué fuerza o intensidad afectiva va todo eso. Esa es la medida. (AE, p. 83)
Puedes meter en el Propósito muchos pequeños Propósitos, intereses. Es un proceso de transformación profundo, trabajo interno. Si usted quiere subir, ascender, tiene que develar su Propósito. Sin ese Propósito ni siquiera entra, nada. En cambio si está claro en su potencia, invade los distintos niveles de conciencia, esta copresentemente trabajando. Es necesario que ese Propósito tenga una tal carga para que eso pase. Si eso está y se ha arraigado está operando, aunque no estés atento. Para nosotros ciertos fenómenos atencionales siguen trabajando, siguen moviéndose. Un ejemplo: tienes que llegar a donde tu amigo Antonio, sabes que queda en ciertos lugares y después de una o dos veces de ir, lo desatiendes, está dirigido. Has puesto en marcha una dirección, el piloto automático, es muy extraordinario. Cuando hablamos de arraigar el Propósito, ¿cómo lo arraigas?, con una carga afectiva. Con una carga sexual no basta. Tiene que ser con una carga afectiva. (AE, p. 83-84)
En los místicos, se ve la necesidad de fusionarse con la Divinidad. Es muy fuerte y obsesiva su carga afectiva. Es medio pariente de cuando te has enamorado fuertemente y sientes la necesidad de verla a ella o a él. (AE, p. 84)