El magma, las raíces de China son Taoísta y Budista. El Taoísmo comenzó y se expandió en el campo, al mismo tiempo que el Confucianismo fue adoptado por las ciudades. La doctrina oficial del Emperador fue el Confucianismo, mientras que el Taoísmo (la doctrina no-oficial, proveniente del campo) fue perseguido. Para evitar la persecución, el Taoísmo se sumergió y creció con la formación de grupos subterráneos. Este fue el inicio de sociedades secretas que más tarde aparecieron en las ciudades, producto de las migraciones desde el campo. Recientemente, con Chiang Kai Shek y con Mao Zedong, se pudo observar este mismo choque. Y fue la revolución campesina la que en Larga Marcha se impuso a las ciudades. Este esquema revolucionario fue muy diferente al de Lenin y sus sucesores, quienes privilegiando al fenómeno urbano dejaron al campo limitado a sus mínimas expresiones. No obstante, y al día de hoy, el campesinado chino tiende a desplazarse tumultuosamente hacia las ciudades superpobladas, sobre todo en la China del Norte; así es que se ha regresado a una peligrosa concentración de recursos y poder en manos de las ciudades.
El fenómeno en tiempos de Alejandro demostró una reacción contra Atenas y contra la concentración urbana. La formación de Alejandro es el producto de una mezcla de la influencia ejercida entre su padre Filipo y su madre, Olimpia quien era seguidora de Dionisos y de las bacantes agrícolas. Aquella fue una expresión religiosa proveniente del campo, fuera de las ciudades. Esta formación en Alejandro, sugiere que en la posterior Alejandría haya existido una gran mezcla de todas las culturas con una sensibilidad común y no hubo choques en esta sensibilidad. Este fue un experimento histórico.
Entre las ciudades de Atenas y Roma hubo siempre una conexión. Roma adoptó a los dioses griegos y Atenas fue su referencia. Bizancio también tomó a Roma y Atenas por referencia. Bizancio era eslava, griega, romana y alejandrina. Todo esto ingresó a Bizancio y el mundo Helenístico de Alejandría termino en la formación de Bizancio.
En la Europa occidental, los choques entre las ciudades y el campo comenzaron ya en la baja Edad media, recrudeciendo en el Renacimiento. Los humanistas son anteriores al Renacimiento, desde el siglo XII. Este fue el medioevo, los tiempos de Carmina Burana, de las migraciones, de poblaciones de viajantes; aquellos que viajaron con sus culturas y formas de expresión – su música, teatro, poetas y arte. Esta gente se mezclaba entre sí y también con esos curas que estaban fuera de la Iglesia, fuera de los monasterios. Estos eran humanistas.
Más tarde, durante el Renacimiento, algunas ciudades-estado, tomaron sus referencias de la antigua Atenas y no de las formaciones rurales. Con estas referencias construyeron el Renacimiento que se “superpuso” al campesinado vernáculo usando preferentemente el mundo de Atenas, el mundo helénico. Con esto se instaló un modelo que “renacía” en un medio diferente. Por supuesto que al gran avance y progreso propios del Renacimiento, se sumaron ciertas visiones y valores de la Atenas antigua. Hubo una vuelta atrás hacia la Democracia formal, falsa y engañosa; hacia una “democracia popular” en la que las mujeres, la juventud, los esclavos y el campesinado no podían participar. En esta “democracia” sólo unos pocos podían participar y con este modelo el Renacimiento se lanzó sobre el campo, lo rural, lo no urbano.
La historia está llena de ejemplos que muestran que a partir de una situación de total pobreza, la gente del campo emigra en grandes números a los centros urbanos.