Santiago, 8 marzo del 2000
Síntesis de una conversación con el Negro
NOTA : Este no es un apunte, no contiene citas textuales pero sí fue revisado por el Negro.

 

Se habló de que vamos a hacer lo que hemos dicho que íbamos a hacer y no otra cosa. Los planteos hechos desde hace mucho tiempo respecto de la formación de esa asamblea de coordinadores generales, ahora ya se van a materializar, y estamos ajustando bien todo ese procedimiento para que todo resulte como queremos. Si queremos una asamblea de c.g. que sea una referencia moral, entonces, tenemos que poner ciertas condiciones para que ello ocurra. Hemos dicho que esa asamblea no es un nivel, que no es un consejo, que no orienta estructuras, que no tiene funciones, que no es ejecutiva y que, comunicará sus reflexiones a través de las actas de esas reuniones, las que podrán llegar inclusive a los medios de comunicación masivos.

Pero el tema de cuidado es que esa asamblea no puede quedar expuesta, depender o ser influida por los vaivenes o avatares de la dinámica estructural. De otro modo, podría no alcanzarse el peso moral que requiere tener. Para lograr esa independencia, convendrá que los c.g. completen su proceso estructural y clausuren esa etapa antes de ingresar a la asamblea. Lo que necesitamos en esa asamblea es que los que formen parte de ella no puedan deteriorarse. Dicho más abstractamente, todos los seres humanos pueden morirse pero los que ya se han muerto no pueden volver a morir.

Cuando se promueve un c.g., éste se separa del consejo madre y obtiene toda la autonomía del caso, tal como hemos visto que ha sucedido con los consejos 2 y 3. Pero, ¿qué sucede si un c.g. desmejora las condiciones estructurales que le dieron origen? Sea porque hay accidentes o porque hizo mal las cosas? ¿Por qué habríamos de arrastrar ese factor de ruido en la asamblea de c.g.? Supongamos el caso de un c.g. que tiene un «accidente» estructural. El puede seguir como c.g. autónomo, recomponer o no recomponer y tomarse todo el tiempo que quiera; pero, ¿por qué habría de participar en la asamblea y llevarnos allí todos esos líos? ¿Qué opinión valida puede tener una persona que va a estar presionado por tales circunstancias? Y, a qué sirve ese protagonismo en un ámbito referencial, en donde, se supone, se trabajará sobre procesos históricos más amplios? Si el consejo de un c. g. se deteriora (por los motivos que sea), y ese c.g. entra en esas condiciones a la asamblea, necesariamente va a llevar sus problemas al conjunto, y eso no nos conviene. La asamblea de c.g. podrá autorregularse y protegerse de esas alteraciones. Desde ya sabemos que en esta situación (asamblea de c.g.) no existirá relación orgánica con las estructuras o con los consejos. Por lo mismo es que ingresarán a ella los c.g. que hayan clausurado esa etapa y estén con las manos libres de orientación estructural.

Alguien podría decir: «¿A cambio de qué tendría yo que dejar mi estructura para entrar a la asamblea?» A cambio de nada. Si usted quiere seguir ocupado en esas cuestiones, es cosa suya. Nosotros no hemos hecho todo lo que hemos hecho para terminar sosteniendo a feudos, ¡aunque estos reúnan a millones de personas! Porque, ¿Qué es 1 millón de personas en un proceso histórico y dinámico de miles de millones de seres humanos? No, ese no ha sido nunca la dirección de nuestro planteo. Así es que si Ud. quiere ir en esa dirección, adelante! Nosotros vamos para otro lado. Por lo demás, que la gente haga como le guste.

Hemos hablado también, de la interesante paradoja que lleva nuestro planteo en cuanto a que en el ultimo nivel estructural, el crecimiento se produce por desintegración. Eso es lo que va a ocurrir con el consejo madre, que desaparecerá como tal cuando haya promovido a un mínimo de 10 coordinadores generales. Esa es la dirección planteada y es muy interesante. Es muy distinto formar estructuras sabiendo que te vas a desprender de ellas cuando logren ciertas condiciones, que si lo haces pensando en conservarlas. Ahora bien, si se quiere «permanecer» en las cuestiones estructurales, aun pudiendo completar el proceso, puede hacerse, pero también puede haber problemas. Se puede maniobrar por un tiempo, administrar y demorar todo lo que se quiera, pero habrá limites. Por lo pronto, estará la presión de las propias estructuras que querrán seguir avanzando y creciendo. En cualquier momento, pueden surgir segundas instancias que tomen el nivel de c.g., se separen de su consejo, cobren su autonomía y hasta completen su tarea antes que su orientador. Entonces, ¿cómo va a hacer aquel c.g. para completar su proceso después de tal desprendimiento? ¿Cómo va a hacer para salir de ese verdadero limbo al que va a caer? Alguien puede querer mantenerse ligado a las estructuras porque considera que todavía tiene muchas cosas que hacer; puede sentirse indispensable para sus estructuras; puede querer concentrar más poder estructural; puede pensar todo eso y muchas otras cosas; pero esa no es la dirección que estamos planteando o que hemos planteado nunca. ¿Por qué habríamos nosotros de reducir nuestras aspiraciones a sensaciones particulares? (Es claro que no hacemos objeción a que la gente tenga sus ambiciones, nuestro punto es otro, que ojalá esas ambiciones sean grandes y desmesuradas y no pequeñas) . El tema es que llegado ese momento, según parece, habrá que tomar una decisión: o es una cosa o es la otra; o hacemos lo que hemos dicho que vamos a hacer, o no. Pero no se puede estar en un mundo y en el otro al mismo tiempo. Aquí hay un filtro que no pasan los «como si». Así las cosas, será muy distinto construir una estructura pensando en una dirección que en otra. Quizás en este contexto se comprenda mejor aquello de la «dirección mental en la dirección de los procesos», que se planteo en su momento.,

En suma, ahora Ud. es coordinador general y tiene toda la autonomía del caso para seguir adelante con su proceso del modo que le parezca más conveniente. Puede seguir indefinidamente orientando a su estructura…si puede; o bien, puede abocarse a completar su proceso hasta dejar las cosas en nuevas y númerosas manos. De otro modo, ¿cómo podría proyectarse el Movimiento hacia las nuevas generaciones si nos mantenemos apernados a la orientación?

Un coordinador general estará en condiciones de cerrar su proceso estructural, cuando, como mínimo, haya desprendido a 10 coordinadores generales. En ese momento, se encontrará todavía con otros estructurales que vienen más atrás y con sus funciones de apoyo y administrativo.

En cuanto a los estructurales que vienen más atrás; una parte de ellos, estarán en franco camino de configurar sus consejos de coordinadores, y se ve absolutamente posible que, en algún tiempo más, ellos también alcancen el nivel de coordinador general. También, habrá otra franja de gente que venga más despacio pero que tiene aptitudes, y que aunque sea en un tiempo más largo, se ve claramente que van a ir avanzando por el mismo camino. Por último, habrá una tercera franja de gente que se ve muy difícil que puedan armar una cosa estructural de cierta magnitud. El hecho es que casi con seguridad, llegado ese momento, nos vamos a encontrar con esas tres franjas de gente. Ahora bien, es claro que no se trata de echar a nadie por la ventana; pero, si el interés de ese c.g. es el de completar y cerrar su proceso estructural, ¿Será que tiene que esperar a que todas esas distintas franjas de gente lleguen a ser coordinadores generales? Si fuera así, ¡Alomejor se podría quedar esperando siglos y ello no ocurrir jamás! No, ese no es el planteo. No podemos quedarnos con las manos atrapadas. Uno puede clausurar su proceso perfectamente en ese momento, y por lo demás, está claramente conversado el procedimiento a seguir respecto de esas otras franjas de gente que vienen más atrás. Todos ellos pueden reubicarse en otros consejos, en el mismo nivel que tienen, y continuar avanzando sin mayor impedimento.

En cuanto a las funciones de apoyo y administrativos, pasará algo diferente. Cuando el c. g. complete su proceso y decida entrar a la asamblea de c.g., en ese momento, ese c.g. podrá invitar o no invitar a sus funciones a ingresar con él a la asamblea de c.g. Las funciones, as su vez, podrán aceptar o no aceptar tal ofrecimiento. Si aceptan la invitación, las funciones ingresarán a la asamblea, pero no en calidad de funciones, sino que en la misma calidad de cualquier otro coordinador general. Si alguna de las funciones no acepta la invitación, podrá reubicarse en otro consejo conservando su nivel. Y, más adelante, cuando ese nuevo consejo en el que se incluyó se desintegre por crecimiento, el orientador del mismo podrá invitarlo a participar nuevamente de la asamblea, y este podrá aceptar o no aceptar.

En otras palabras, las funciones centrales de un consejo que se clausura por crecimiento, podrán, si el orientador lo considera adecuado, ser invitados a participar de la asamblea de c.g. No está planteado que, llegado ese momento final de proceso, le pidamos a las funciones que nos han acompañado a lo largo de todo el proceso, que para acceder a la asamblea de c.g., tengan que cambiar de rol, transformarse en estructurales y armar estructuras desde cero hasta adquirir, por esa vía, el nivel de c.g. Esto no ha sido planteado así, y nosotros no podemos proceder de un modo que no sea homogéneo con lo planteado. A otra cosa apuntaba la saludable sugerencia que se dio en su momento respecto de que las funciones también lleven una estructura. Dicha recomendación, sirve a los efectos de que las funciones pueden cumplir mejor su función si tiran un «cable a tierra» a que si no lo hacen.

Por último, se comentó respecto de en qué momento se constituirá la asamblea de c.g. Al respecto, se explicó que no teníamos porque esperar a que 10 c.g. clausuren sus consejos para iniciar dicha asamblea. Bastará que tengamos más de 1 c.g para que se ponga en marcha.

Finalmente, se dijo que todos estos temas que estamos conversando y ajustando, quedarán totalmente claros y definidos en Julio de este año en Roma.