Opiniones del Movimiento sobre el momento actual y sobre la acción personal
1.- El momento actual.
Hay un cambio veloz en el mundo, motorizado por la revolución tecnológica, que está chocando con las estructuras establecidas y con la formación y los hábitos de vida de las sociedades y los individuos.
Este desfasaje genera crisis progresivas en todos los campos y no hay por qué suponer que van a detenerse sino, inversamente, tenderán a incrementarse.
Lo inesperado de los acontecimientos impide prever qué dirección tomarán los hechos, las personas que nos rodean y, en definitiva, nuestra propia vida.
Muchas de las cosas que pensábamos y creíamos ya no nos sirven.
Tampoco están a la vista soluciones que provengan de una sociedad, unas instituciones y unos individuos que padecen el mismo mal.
2.- La acción personal.
Los cambios inesperados nos llevan a plantear seriamente la necesidad de direccionar, de dar coherencia a nuestra vida.
Después de todo, para cada ser humano el tema más importante es saber si quiere seguir viviendo y en qué condiciones quiere hacerlo. Por supuesto que quiere vivir sin estar sometido a ninguna violencia económica, racial, religiosa, etc. y, en general, sin estar sometido al dolor y al sufrimiento. Lo que no está claro es hasta que punto cada persona está dispuesta a luchar por las condiciones en que quiere vivir y mucho menos nítido aparece el interés por lograr para otros esas condiciones.
En el momento actual, nadie puede justificar la obligación moral de todo ser humano de luchar en contra de la violencia y a favor de aquello que supere el dolor y el sufrimiento.
Ninguna persona está aislada, vive en situación, vive en relación a otras personas produciendo y recibiendo contradicciones. Podría suceder que alguien quisiera salir de esas contradicciones que experimenta dolorosamente y dar coherencia a su vida. Tal intención no podría ser cumplida sin tener en cuenta al medio y a otras personas.
Los cambios que produce una persona relacionada con nosotros, modifica nuestra situación y otro tanto le ocurre a aquella con los cambios que nosotros producimos. Desde luego, es mayor la influencia del medio sobre nosotros que a la inversa. Pero nuestras intenciones pueden estar dirigidas a modificar nuestra situación y a influir en medios más amplios. Si este fuera el caso tendríamos que llevar adelante acciones sostenidas y progresivas con otras personas multiplicando influencias en la misma línea de intenciones.
Si decidimos trabajar para hacer frente a estos problemas tendremos que dar dirección a nuestra vida buscando coherencia entre lo que pensamos, sentimos y hacemos. Como no estamos aislados esa coherencia tendrá que llegar a la relación con otros, tratándolos del modo en que queremos para nosotros. Estas dos propuestas no pueden ser cumplidas rigurosamente, pero constituyen la dirección que necesitamos sobre todo si las tomamos como referencias permanentes y profundizamos en ellas.
Vivimos en relación inmediata con otros y es en ese medio donde hemos de actuar para dar dirección favorable a nuestra situación. Esta no es una cuestión sicológica, una cuestión que pueda arreglarse en la cabeza aislada de los individuos; este es un tema relacionado con la situación en que se vive. La acción debe desarrollarse allí a donde lleguen las posibilidades concretas de trasformar situaciones.
Siendo consecuentes con las propuestas que tratamos de llevar adelante, llegaremos a la conclusión que lo positivo para nosotros y nuestro medio inmediato debe ser ampliado a toda la sociedad. Junto a otros que coinciden en la misma dirección, implementaremos los medios más adecuados para que una nueva solidaridad encuentre su rumbo. Por ello, aún actuando tan específicamente en nuestro medio inmediato, no perderemos de vista una situación global que afecta a todos los seres humanos y que requiere de nuestra ayuda así como nosotros necesitamos la ayuda de los demás.