No es claro cómo se puede apoyar un proyecto personal cuyo objetivo es ganar influencia. ¿Cómo se mide? No se puede montar un proyecto sin medida. Si nuestro objetivo fuera ganar en “influencia” sabemos que influyen más los banqueros que los políticos, así que entonces nuestros esfuerzos tendrían que estar orientados a infiltrar los bancos y ese no es nuestro proyecto.
Es distinto el gradualismo al disparo. Hay que hacer buena letra para que después me elijan… y así siguiendo. Y eso para que nos interesa. Es distinto aprovechar el cargo para disparar algo.
Es muy distinto gente inserta en funciones, que sólo colaboradores. Es diferente la figura si lo que se tiene es una persona en un cargo y el resto colaborando pero sin punto de aplicación; que si es un equipo de gente inserta que cada uno puede aplicar directamente. Es muy distinta la figura.
Sino después viene el que consiguió un cargo por relaciones personales, por ejemplo, a decir que a él tenemos que ponerle un equipo para que pueda desarrollar bien su función. ¡Igualmente el otro que llega a gerente de la Ford va a querer un equipo para ser un buen gerente…!
O el conjunto encuadra la función, o bien, nos olvidamos. Solo así es una función para el conjunto… Si es bueno para el conjunto deje que el conjunto lo decida.
Un cargo de representación popular es distinto, nadie te mueve, puedes hacer lo que quieras. En un cargo designado aparece un sobrino del otro y listo, en el mejor de los casos partiste para otro lado y se acabó ese puesto.
Los conjuntos son los importantes, no los individualismos.
Hay algunos que se desubican, que ven el mundo al revés: ¡Yo hice tal cosa! ¿Y como llegaste a esa situación: no fue con el trabajo de muchos y una estrategia fijada por el conjunto? ¿En que momento se transformó el nosotros en “yo”? O bien hay otro que dice: ¡Me aburro armando las estructuras de uno en uno… así que desde un cargo la cosa va a ir mas rápida! Esto viene mal planteado, así que si ese puede conseguir cargos no nos interesa. Es algo personal y no encuadrado en las planificaciones conjuntas. Armar la estructura desde un cargo: es toda una teoría. Después no te nombran y todo se va al carajo.
Así que si es una función para el conjunto la encuadra el conjunto. Por eso se recomendó consultar al orientador, que es quien atiende a los conjuntos y tiene además relaciones con otros orientadores.
Es muy distinta la figura, llega alguien a un puesto público y rapidito va al orientador: Bueno, ya llegamos hasta aquí ¿Qué hay que hacer ahora? Ese es el emplazamiento.
¿Qué vamos a hacer nosotros apoyando proyectos de tipo personal?
Nuestra gente tiene una percepción sicológica de la gran puta, aunque muchas veces no lo pueda expresar en palabras. Rapidito perciben los emplazamientos. ¡No les puedes decir una cosa y estar pensando otra! Rapidito pescan la sintonía. Eso lo puedes hacer en el sistema que tienen los nervios gruesos.
Sólo alguien que tiene los nervios gruesos puede pensar que los nuestros no tienen percepción sicológica y esto aunque haya estado 30 años con nosotros.
En el trabajo conjunto no hay “yo”. Este sólo existe para las cosas personales, que no interfieran con el proyecto conjunto. El “yo” es pariente del ustedes, (cuando alguien nos dice: ustedes que hacen esto o aquello).
¿Cómo es ese mecanismo? Hasta ayer decíamos lo que íbamos a hacer para lograr tal cosa y ahora dices: “yo voy a hacer”. O mentías antes o bien algo te pasó en la cabeza. Esto es lo que sucede habitualmente en el sistema. El sistema esta para joder gente. Es una incoherencia, no se le puede dar pelota.
Desde ese emplazamiento te terminan molestando los nuestros: “mejor que no hagan relaciones porque las hacen mal”, o bien, “es una pérdida de tiempo juntarse con los pares porque ellos están en otra y yo soy el que está haciendo las cosas bien”, o bien, “tomamos el acuerdo de movernos por fondos, los consigo, pero ahora no son todos confiables para que se enteren”, o bien, “mejor que no me vean con ellos porque se van a hacer una mala imagen de lo nuestro”… etc. Es la dirección mental la que difiere.
El que se corta sólo después del proyecto conjunto, es cómo el que llego a Doctor por el esfuerzo de sus viejos y después los esconde y desconoce porque le dan vergüenza porque son unos incultos (¡Bueno, algo habría con los viejos también que criaron ese engendro!…. pero en fin).
Sabemos donde lleva la improvisación: a “malcut”. La improvisación se paga. Y si estábamos en un proyecto conjunto y ahora es personal, eso es improvisación.
Ser entusiasta y equivocarse, no hay problema. El problema es cuando va mal la dirección mental.
Al cumplir una función no se puede hablar de “proyecto personal”. Puedes hacer todo lo personal que quieras, siempre que no afecte al conjunto.
Se esta cumpliendo una función o se es un funcionario.
Si el sujeto llega a preguntar, ¿qué es lo que hay que hacer?: interesante. Planificamos y si sale, sale… y si no esta bien: es el conjunto el que está aprendiendo.
Si esta es la situación, merece estudiarse. Estudiar todos los libretos posibles y ver cual es el que nos conviene.
Si ponemos en marcha un plan, le damos con todo. Los indicadores deben estar presentes en la planificación.
Le comunicamos todo el proyecto a los nuestros. Eso da unidad sicológica, sino los nuestros se paralizan. El voluntarismo paraliza.
Tendrá que haber objetivos claros en cada cargo y coordinación entre ellos. No basta con considerar a los nuestros como levadura, que por estar en un cargo produce transformaciones. Necesitamos planificación y no espontaneísmo. Deben ser planificaciones y acciones conjuntas. El sentir conjunto es producir transformaciones y desarrollarse.
Nosotros no somos dialécticos, somos intencionales. Si el otro llega con el libreto hecho, ¿qué le vamos a decir?: dale, dale… No podemos estar diciéndole: no, no, eso no es así, lo que tienes que hacer es esto otro.
Así opera la conciencia, si va mal dirigida se estrella.
Hay mucho fenómeno compulsivo de tipo sicológico que supera las barreras de lo que la persona quiere. Por esto es dudosa “la responsabilidad” que tiene el sujeto. El borracho no quiere alucinar, pero eso es más fuerte que él. Igualmente hay ciertas reivindicaciones de la infancia (..o lo que sea) que presionan fuertemente y el tipo termina haciendo eso, quiera o no quiera.
En todo caso hay que dar oportunidades a la gente. La gente cambia, pero no en dos días. ¿Cómo ni vamos a creer nosotros en las posibilidades de cambio de la gente?