En otro lugar hemos hablado de la relatividad del punto de vista. Hemos dicho que el punto de vista lógico es astracto, es » una mirada desde el lugar ninguno». Supone que la realidad se presenta como una totalidad, sin importar el lugar desde el cual se observa. Cuando, según este punto de vista, decimos A3D A, o que » el ser es»; o que un concepto es igual o idéntico así mismo, suponemos que el transcurrir se detiene, presentándose el objeto sin transformación.

Pero he aquí que el punto de vista del observador de un punto móvil, se transforma, ya que su conciencia se modifica un instante tras otro, Muy distinto es pensar al objeto que tengo delante, al objeto en cuanto pensado; prueba de ello son las transformaciones en cuanto el recuerdo de formaciones o descubrimiento de nuevos caracteres de un objeto que hasta hay nos había sido familiar. Debemos anotar, sin embargo, que no solo es el punto de vista que se modifica instante tras instante, sino que la realidad observada, y he aquí la paradoja: sucede que el movimiento, al ser pensado, se detiene como movimiento, pasando a ser » concepto de movimiento «. Esto es así porque concepto cumple con la función de detener toda la transformación para poder apresarla.

Un tipo de pensamiento que no se detuviera jamás nunca hubiera creado una ley ni un teorema matemático. Difícilmente sabría a qué atenerse frente a un mundo que constantemente fluye. Para ese pensamiento, las estaciones: verano, otoño, primavera, invierno, no podrían esperar nuevamente, ya que sería siempre fenómenos distintos, siempre nuevos y originales.

La naturaleza sin leyes y el pensamiento sin leyes, dejarían al hombre sin conceptos en un fluir caótico de variaciones no idénticas. No surgiría la ciencia ni la técnica, y la sensación de desamparo cubriría su conciencia. El concepto aparece pues como función organizadora del hombre-caos.

En esto no puede haber confusiones, una cosa es comprender la utilidad del concepto conociendo sus limitaciones y otra cosa es creer que el concepto abarca el universo. El concepto es puesto en jaque, frente al tema del tiempo, veamos como siempre el transcurrir de mis pensamientos y de mi cuerpo, de mi pulso regular, de mi edad, de mi envejecimiento. Escucho el sonido de los automotores al desplazarse. En este momento estoy aquí vengo de….voy a….puedo descubrir los movimientos que transcurren, pero mi conciencia queda orientada cuando pregunto: Qué es el transcurrir…. Hace 1.500 años San Agustín decía: «Siento el tiempo y su transcurrir, pero yo no se que decir cuando me preguntan:…. Qué es el transcurrir?

Este es un caso en que el concepto no cumple con su función organizadora, sino que por lo contrario entorpece.

En cuanto pienso el tiempo como concepto, lo detengo, y éste se me escapa, ya que la naturaleza no puede detenerse. A la inversa, si no lo experimento simplemente, no puedo conceptuarlo y me es imposible hablar de él. Una cosa es experimentar «el tiempo» y otra es racionarlo, conceptualizarlo.

El dilema tiene dos tiempos que son exclusivos entre sí. conceptualizarlo al tiempo para poder entenderlos (en cuyo case se me escapa) y no conceptualizarlo (en cuyo caso no lo entiendo).

El dilema se reduce pues a estos dos términos, entender o experimentar Hegel define el tiempo como una abstracción del consumir afirmante que » el tiempo» es un concepto. Pero de todos modos el consumir no es » el tiempo»?. No se consume algo más rápido o más lento?. Tanto más rápido tomemos el movimiento, no será acaso por que el movimiento es desplazamiento en el tiempo o transformación en el tiempo?

La preposición » en » no significa lo mismo para designar el desplazamiento del móvil en «el espacio» que » en el tiempo», ya que en el ámbito espacial «ser en» significa estar, y en el ámbito temparal significa estando, y ese gerundio significa la transformación interna de Los objetos. Una cosa es el automóvil en » el espacio» (Está) que en el tiempo (estando). Veamos otro caso. Cuando se dice que el hombre es «se comete el error intelectual de detener el movimiento y la transformación. Correcto seria decir que el hombre » no es», sino que «va siendo», va existiendo.

Volvamos al tiempo

El punto de vista lógico nos sirve para su experimentación, pero sirve para decirnos que aquel es siempre no idéntico así mismo – que siempre es distinto y que jamás se detiene. Heráclito afirmo: » nadie se baña dos veces en el mismo río», pues bien, nadie se baña dos veces en el mismo río ( Nietzsche). Es evidente que el transcurrir es siempre diferente. Debe uno cuidarse muy bien de preguntar que es el transcurrir, pus en tal caso no experimentará la existencia iluminadora de «el tiempo» que se oculta ante el concepto. Desde este punto de vista puede apresarse la intuición de numerosos místicos cuando dicen que a Dios no se le comprende sino que se le viva. (Rogamos no se identifique ingenuamente al » tiempo» con Dios, ya que tal concepto desvirtuaría el transcurrir del tiempo, frente al falso concepto de eternidad inmóvil). El transcurrir de todas las conciencias humanas es un soplo en todo el transcurrir del universo. Antes de la primera conciencia y antes del primer átomo, hubo instantes previos, pero nunca hubo un siempre, hubo un instante en el que el átomo apareció en el espacio, o bien si ese átomo o corpúsculo o energía » siempre» estuvo, «existió un tiempo anterior». De tal modo, la anterioridad del tiempo es absoluta y las posiciones de la supuesta energía eterna o materia eterna son relativas al «tiempo». El «tiempo» es anterior a su función y aunque se diga «no hay «tiempo» vacío sino «tiempo -en – las – cosas. TIEMPO como categoría de lo real. Lo cierto es que lo REAL transcurre y lo REAL surgió de pronto, habiendo un «tiempo» anterior en que no existió. Un «tiempo anterior» a la existencia o un «todavía no», un «tiempo» de existencia o «AHORA» y un «tiempo» posterior a la existencia o un «YA NO». Si por lo contrario se pretende al universo como ETERNO lo será desde un SIEMPRE que implica siempre anteriores, de este modo, el «tiempo» no es un concepto que designa la movilidad de los seres, sino que es la base de la movilidad y de la existencia del universo.

Así, en el seno del transcurrir surgió de pronto «algo en» o «punto en el espacio». Ya que el espacio mismo como función del «tiempo» es «espacio en el tiempo», no existió ESPACIO SIN TIEMPO, pero si un TIEMPO ANTERIOR AL ESPACIO. El ESPACIO surge con el surgir del punto es el «tiempo» (en el seno del «tiempo»). En última instancia ESPACIO y PUNTO NO SON SINO VARIACIONES DEL «tiempo», distintas expresiones de la significación pura del «tiempo».

Este primer punto es distinto en el T- 1; T-2; T-3; y distinta además de su ubicación en el E – 1; E-2; E-3; así el punto varía al transcurrir el «tiempo» y sus variaciones son discontinuas.

Por lo demás se desplaza centrifugamente. Desde el primer instante, se mueve diferenciándose, alejándose de si mismo, cambiando la perspectiva, puede observarse como expansión, como crecimiento, como irradiación. De este modo podemos resumir:

en un instante surgió un punto (energía). Esta energía se aleja de su centro espacial. Se aleja diferenciándose. Las variaciones de energía son distintas a medida que transcurren, de tal modo que concentrándose: en síntesis se transforma en materia y la materia diferenciándose vuelve a transformarse en energía.

Este latir del Universo, de Materia a Energía y de Energía a Materia, este flujo y reflujo en el corazón del «tiempo», puede sintetizarse en la imagen hindú: en el principio surgió Brahman y de el surgieron Brahama o fuerza creadora, Sniva o fuerza destructora y Vishnú o fuerza conservadora. Estas tres fuerzas de creación, de destrucción y de conservación, interpretan el movimiento del mundo.

Desde la primera diferenciación o irradiación del punto (Sniva) pasando por la concentración, variación y complementación de la energía como materia (Brahma);hasta llegar a la lenta elaboración de los elementos como síntesis de creación (Vishnú) Destrucción o diferenciación, creación o complementación y conservación o síntesis explican la forma en que se expresa todo fenómeno en el universo, y toda expresión lo es, de su significación temparal.

Todo fenómeno del universo es función del Tiempo, es relativo al Tiempo, y cada fenómeno a su vez tiene un TIEMPO PROPIO, una transformación más lenta o veloz, según sea su posición en el sistema al cual pertenece.

Así el tiempo de la CONCIENCIA no es igual al del MECANISMO, ni al del » TIEMPO COSMICO». A la vez en la conciencia, sus tiempos internos no son iguales, tales como el recuerdo, la actualización y la futurización. Recordemos una Ley de moda en estos tiempos: «en el interior de un sistema ningún fenómeno puede evidenciar su movimiento». No se ignora lo diferente tiempos de los elementos que están incluso en el interior de un ámbito o sistema, sino que se sabe como sus variaciones son relativas al sistema al cual pertenecen. En el interior de una célula por ejemplo, hay movimiento pero éste es relativo a la célula hasta el momento que la diferenciación interna y la variación de energía » rompe» la célula. El sistema de la célula se ha roto aparentemente por diferenciación interna, pero lo que ha sucedido en realidad es que se ha operado una diferenciación interna merced a la variación de tensión (o energía) de la célula con relación a todo el sistema. Cuando un globo lleno de hidrógeno asciende a alturas grandes, estalla. Sucede así porque la tensión exterior – interior varia al disminuir la presión atmosférica. Todo fenómeno no posee esta suerte, movilidad aislada, sino estructural; un fenómeno puede escaparse del sistema en el que está incluido, gracias a la introducción de elementos de otro sistema u otros, o lo que es igual, gracias a las variaciones entre sistemas. En el interior de éste sistema solar hay variaciones relativas al sistema y éstas existen gracias a otros sistemas. Es importante entender toda variación en relación, en estructura porque no se podrá comprender un fenómeno si no está en relación a otro.

La interpretación de la conciencia humana, de un fenómeno social o de cualquier hecho físico, no podrá hacerse mediante análisis ni mediante inducciones, sino utilizando juicios analógicos o comparación de estructuras. Estas analogías, sin embargo deberán ser sólo formales y deberán tenerse en cuenta que estas formas se desenvuelven en el TIEMPO. Si tuviéramos que designar al método de comprensión de la realidad, lo haríamos con esta pedantesca expresión: » analogía – morfológica – temparal».