… Uno de la tribu que muere y el correspondiente cuidado de su cuerpo, a veces con pompa y reverencia, nos muestra la intuición del “algo más” de la vida . A ese cuerpo no lo comían, salvo casos excepcionales Por ahí se lo comían cuando moría el gran hombre o la gran persona, para tomar sus atributos y a veces a los enemigos que los encontraban honrosos y que podían transmitir sus cualidades. Pero en términos generales se enterraba los muertos o se los quemaba y no se los dejaba abandonado en cualquier basural. Había unas honras al muerto y a su memoria. Se encontraban con la finitud de la vida y con el destino inevitable de todo ser humano. No es como los animales que no tienen pasado, presente o futuro, que no saben si lo sueñan o si lo viven.
Podemos rescatar de los libros sagrados cuando dicen que una semilla que cae sobre la piedra no da frutos, pero sí cuando cae en tierra fértil. Ya estamos en plena etapa de la domesticación de los vegetales y comienzan los primeros asentamientos. Por la observación del ciclo agrícola surge la conservación de los vegetales, que no solo sirven para comer sino que comienzan a ser guardados, conservados. Comienzan a domesticar los vegetales y no comiendo cualquier cosa. Tampoco era cuestión de comérselo todo sino que de comer unos pocos y conservar el resto en unos cuencos, en unas cuevas. Conservaban lo que habían recogido. Necesitamos comer algo y conservar algo. Así que también vamos a conservar los animales que llevamos. La mitad los comemos y a los otros los conservamos y los reproducimos. Mejor conseguimos un montón de animales los metemos en un cerco, los criamos, se reproducen, nos comemos las crías y además hay unos que los podemos cargar y hacerlos trabajar para nosotros.
Eso es esclavizar a los animales, hacerlos llevar cosas, “animales de carga” los llamaron decentemente. Empezaron luego a sacar una leche de unos bichos y los pellejos les sirvieron para hacerse sus ropas. Entonces empezar a tener animales fue muy interesante por todos los beneficios que traía la conservación del ganado. Y para todo eso tuvieron que cambiar sus hábitos trashumantes en hábitos asentados. Pensaron de alguna manera en asentarse, surgen los primeros asentamientos. Entonces claro no iban caminando por ahí sembrando, necesitaron ubicar un lugar para tener animales y plantas. Protegerse mutuamente y formar la primera organización social. Dejar de ser trashumantes. Entonces, la domesticación de los vegetales y animales fue precondición para los asentamientos. No es que primero se asentaron y después dijeron: “A ver cómo hacemos para llenar esto con chanchitos…” No, no es así, no es un plano del urbanista, todo vacío y después vemos cómo lo llenamos. Primero hacemos la ciudad y después vemos cómo lanzamos en avión los huevos de gallina. No, es al revés.
Desde la etapa de recolectores, cazadores y pescadores hasta la época de los primeros asentamientos ha pasado mucho tiempo. No se trata ya de una tribu que vive en una cueva y luego cuando viene el invierno sigue a los otros animales en su desplazamiento comiendo frutos, comiendo a otros animales, todos en la misma historia. Cuando se comienzan a conservar animales y frutos ha empezado la Historia. Lo que se opone a la conservación, siempre hacia adelante, siempre haciendo cosas que superan a las anteriores. Pero al mismo tiempo conservar cosas y todo eso va haciendo la memoria. La percepción es efímera, pero lo que se conserva de la percepción y eso que se opone a la percepción, es lo que permite proyectarse. Esa fuerza destructiva de la percepción merced al trabajo de la imagen, esa cosa que trabaja la memoria que es la conservación de la percepción. También, por ejemplo, los perros tienen su memoria, a unos les van a ladrar y a otros les mueven la cola, todo bien. Hay memoria ahí. Cuando están durmiendo los ves que patalean, están soñando algo. Hay imaginación, Hay imágenes. Ellos esperan ciertas cosas, que les traigan la comida… y eso lo hacen desde los lapones hasta los sudafricanos, la futurización… pero siempre se queda el hombre en lo periférico, le cuesta una barbaridad entrar. Comprender desde adentro. Comprender el mundo de lo que hacen los homínidas es meterse hacia adentro y no solo desde la piel hacia fuera. Cuesta una barbaridad.
En el paroxismo de la decadencia terminas pensando nada mas que en la ropa. Desaparecen las personas y quedan solamente las ropas… Todo periferia. Las distintas civilizaciones terminan diferenciándose por la ropa y no por sus contenidos. Porque nadie conoce los contenidos de la civilización del otro. Se visten de cierta manera, comen ciertas cosas y bailan. Bailan, comen y tienen otra ropa y ya está. Se dan de palos porque unos usan una ropa y otros otra. Pero ¿qué es esto? En fin, estamos un poquito mal pero ya aprenderemos. Bueno, creo que aprenderemos porque se va formando una cierta dirección, por otra parte, como si una intuición fenomenal nos empujara desde atrás y hacia delante, siempre empujando la piedra. Por eso a esta conversación se la ha llamado “de la piedra”. Esperemos que no se nos caiga nuevamente hacia el origen, la pesada piedra de la civilización, como ocurría cada vez en el mito griego de Sísifo.
En este pequeño espacio donde estamos podemos reconstruir la historia, a grandes rasgos, claro. Imagínate reconstruir los tres millones de años. Este es un lugarcito estupendo. La Pirámide, se llama este lugar. “Pirámide”, así le llamaron a esas figuras geométricas los griegos. Es muy raro, a una figura geométrica decirle “pirámide”. Quiere decir: Que tiene fuego en el medio. Cómo se les ocurrió decir que tiene fuego en el medio. Acá estamos, en la mitad de la pirámide. Estamos en la mitad del fuego. “Paranormalmente”, le pusieron ese nombre. ¿Cómo llamaremos a este lugar?, ¿las delicias? No, no, la Pirámide. ¿Cómo lo va a llamar “la pirámide”? ¡Póngale pirámide, yo sé porque se lo digo! Y ahí el nombrador, como un zombie, como un médium, fue acertando. No supo que algo del futuro le sopló en el oído la palabra “pirámide”, una palabra que haciendo geometría habla sin embargo, del fuego. Muy bien señores, ya nos despedimos.