El Movimiento Humanista dinamiza frentes de acción en el campo laboral, habitacional, gremial, político y cultural con la intención de ir asumiendo un carácter cada vez más amplio. Al proceder así, crea condiciones de inserción para las diferentes fuerzas, grupos e individuos progresistas sin que éstos pierdan su identidad ni sus características particulares. El objetivo de tal acción consiste en promover la unión de fuerzas capaces de influir crecientemente sobre vastas capas de la población, orientando la transformación social. Los frentes se organizan, en el campo laboral y gremial, en torno a comisiones de trabajadores; en el campo habitacional y vecinal en torno a centros de comunicación y acción social; en el campo político, cultural y estudiantil en torno a líneas y tendencias que profundizan la acción de los nucleamientos respectivos en dirección humanista. Esto último se compatibiliza con partidos y agrupaciones culturales que forman parte del Movimiento Humanista.

El Movimiento Humanista requiere de una estructura fuerte, permanente y responsable capaz de sostener actividades en cada lugar de conflicto. Los miembros de esa estructura provienen de los frentes y actúan sobre los frentes, organizándose en grupos de diez o más personas. Estos delegados de grupo son coordinados por un delegado de equipo. Así queda conformado un consejo de base en un frente de acción y es, ese consejo de base, el que amplía al frente de acción. Luego, los delegados de equipo de diez o más consejos de base son coordinados por un nuevo delegado reproduciéndose el esquema. Partiendo de la puesta en marcha de un frente de acción se organizan los consejos que van construyendo la estructura del Movimiento Humanista.

La organización del Movimiento Humanista es cada vez más amplia, compleja y participativa. Por lo demás, asume características muy particulares de acuerdo a las regiones, países y localidades en que actúa. Esas particularidades y diferencias de cada punto son la base de este gran Movimiento que no quiere la uniformidad sino, precisamente, la riqueza de las etnias, de las lenguas, de las costumbres y los valores de cada cultura y de cada lugar.