2ª Cuestión:

EL PROPIO REGISTRO DE LA HUMANIDAD EN OTROS

En tanto registre del otro su presencia “natural”, el otro no pasara de ser una presencia objetal, o particularmente animal. En tanto esté anestesiado para percibir el horizonte temporal de otro, el otro no tendrá sentido más que en cuanto para-mí. La naturaleza del otro será un para-mí. Pero al constituir al otro en un para-mí, me constituyo y me alieno en mi propio para-sí.

Quiero decir: “yo soy para-mí” y con ésto cierro mi horizonte de transformación.

Quién cosifica se cosifica, y con ello cierra su horizonte.

En tanto no experimente al otro fuera del para-mí, mi actividad vital no humanizará al mundo. El otro debería ser a mi registro interno, una cálida sensación de futuro abierto que ni siquiera termina en el sin sentido cosificador de la muerte.

Sentir lo humano en el otro, “es sentir la vida del otro en un hermoso y multicolor arco iris, que más se aleja en la medida en que quiero detener, atrapar, arrebatar su expresión. Tu te alejas y yo me reconforto, si es que contribuí a cortar tus cadenas, a superar tu dolor y sufrimiento. Y si vienes conmigo es porque te constituyes en un acto libre como ser humano, no simplemente porque has nacido “humano”. Yo siento en ti la libertad y la posibilidad de constituirte en ser humano. Y mis actos tienen en ti blanco de libertad. Entonces, ni aún tu muerte detiene las acciones que pusiste en marcha, porque eres esencialmente “tiempo y libertad”.

Amo pues del Ser Humano, su humanización creciente. Y en momentos de crisis de cosificación, en momentos de deshumanización, amo su posibilidad de rehabilitación futura.

SILO