Estos esquemas son difíciles al comienzo. Dificultades que al superarse dan un nítido índice en el aumento de comprensión y del nivel de ser.

Esbozo del esquema de observación

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Un Yo vigía se erguirá por encima de la estructura humana y se encargará de vigilar (en el sentido de “mantener despierto”) y observar y transformar: Por una parte la periferia del sujeto y por otra el funcionamiento de la máquina humana, de su aparato sicofísico.

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Vamos a exponer dos esquemas, primero el del aparato sicofísico y luego el de su periferia.

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Por una parte la existencia de los centros, su localización y sus funciones en su aspecto mecánico.  Por otra parte la periferia de esta estructura que estará dada por la personalidad y el ensueño (aunque el ensueño sea el estado, el “tono de vibración” de toda estructura, que será el primero de este Yo vigía).

De forma que la glándula pineal o hepífisis es el potencial centro superior, y la hipófisis y Tiroides (garganta) forman el Centro Intelectual.

El Centro Emotivo se encuentra situado tras el esternón siendo en otras palabras su ubicación la que corresponde a la unión en este lugar de numerosas terminaciones nerviosas, concerniendo su acción al aparato respiratorio y cardiaco-sanguíneo.

El Centro Motriz está en el plexo solar, su localización precisa es más global por encontrarse en el plexo (boca del estómago) gran número de ramificaciones nerviosas.

El centro sexual o Energético se encuentra en el pudendo.

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En los ciclos se trabajó sobre las funciones motriz, intelectual y emotiva. En realidad, se dieron técnicas que al ser puestas en práctica con cierta seriedad, permiten comprender el funcionamiento de la máquina humana.

Sin embargo, el dominio de la maquinaria, comienza a lograrse cuando se observa tenazmente el estilo.  Antes de entrar en tema quisiéramos dar un rodeo para comprender el significado de las funciones en el hombre.

Entendemos que el hombre en su aspecto periférico (“existencial” diríamos) es circunstancial e histórico y está por consiguiente en constante cambio… El Yo periférico se modifica instante tras instante. No existe en él la tan mentada “naturaleza humana”.

Quedamos en que el hombre es en la naturaleza el único que puede salirse de su marco y no admitimos la idea de naturaleza humana por ser esta implicadora de una serie de conceptos que no permiten al hombre salirse del marco de la naturaleza, alienándole ya “a priori”.

Por otra parte la transformación del yo periférico y su contorno son concomitancias inseparables. Ahora bien, existe un aparato sico-físico que también está en transformación pero a ritmo distinto del Yo periférico. En otras palabras, la especie “homo sapiens” se está transformando, como todo en el universo, pero no a la velocidad del individuo de la especie. No se trata de fenómenos distintos, sino de tiempos distintos de un mismo fenómeno.

Si resulta más claro podemos comparar:

La Tierra hace las veces de Yo periférico que gira alrededor del Sol y este se traslada también, pero a otra velocidad y arrastrando todo el sistema.

Sol  —-  Individuo

Tierra  —-  Yo periférico

Luna  —-  Sueño

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▐———————————————————————————–► Historia del “Homo Sapiens” ▐————————————►
▐————————–► Civilizaciones
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▐——————►
▐—► Individuo

En especial el sueño, que es lo más periférico de esta estructura hace las veces de Luna, siendo ésta la de mayores rotaciones del sistema planetario.

De manera que el cambio profundo es el cambio de su estructura sicofísica y no se produce al ritmo de su cambio periférico.

Esto profundo en el hombre, hecho consciente no es sino lo que llamamos Yo profundo que se manifiesta como “recuerdo de la especie”. Equivale más o menos a la idea hoy en boga de “inconsciente colectivo”.

La clave del Yo profundo es la memoria profunda.

El recuerdo de la especie es la “reminiscencia”, (dicho en lenguaje actual: es la reactivación de huellas celulares que acumulan datos de impresionen pasadas).

Es reconocido que nada hay en la conciencia que no haya pasado antes por los sentidos. La Genética demuestra hoy que los sentidos de los ancestros actúan llevando impresiones al cerebro y al resto del cuerpo. Por consiguiente también a los genes. Hay pues en la conciencia impresiones grabadas en otros grabadores y con otros sentidos.

Desde este punto de vista, no es difícil comprender ciertas imágenes espontáneas que surgen en pueblos diversos, en sueños, en ritos, en accesos demenciales. Ejemplos de todo esto hay a mares.  Interesante es comprobar que siendo distintos los lugares y razas, existen “reminiscencias comunes”. Esto nos permite afirmar que las diferencias de razas son relativamente perifericas o que la humanidad es una.

No es legitimo inferir diferencias de, “naturaleza” por diferencia de razas. En rigor, las hoy llamadas “razas” (sub-razas de un mismo origen) conservan una idéntica memoria de la historia del Homo-sapiens.

No queremos ahondar en esto porque nos llevaría demasiado lejos, la diversificación de las razas, con sus diferencias de pigmentación, de estatura, etc., hallan su explicación en ciertos cataclismos que no podemos examinar aquí.

En el inconsciente tenemos diversas capas: inconsciente individual, familiar, etc., hasta llegar al colectivo, este es el Yo profundo, en el esquema los dos tipos tienen distintos inconscientes hasta llegar al colectivo, ahí ya el Yo es común y responde a toda la historia humana. Cuanto más se avance en el Yo profundo más se ampliará la conciencia.

De forma que el Yo profundo del individuo corresponde a la idea anterior, a la idea de que todo lo ocurrido, pensado y sentido en la historia del hombre puede ser accesible a medida que vaya profundizando la conciencia del individuo siendo ya todo esencial y quedando realmente a un lado el Yo periférico y sus intereses.

Las funciones Motriz, Emotiva, Intelectual, Somática y Energética pertenecen a la especie y a todos los individuos. Así pues trabajando sobre las funciones se despierta en uno mismo la memoria de la especie. El árbol de la especie crece hacia la supraconciencia mientras más hunde sus raíces en la experiencia pasada.

Queremos decir: Conectar con la fuente, con el Yo profundo es también conectar con el futuro y con el Super-Yo.

Dejemos de lado el problema de la estructura del tiempo que aquí se esboza para destacar que nuestras dificultades en este orden de cosas se resuelven a nivel de Química, de Física y en última instancia a nivel de Geometría.

¿Qué estamos diciendo?

  1. Que el trabajo de Escuela es trabajo sobre la Química de la Máquina Humana, que como tal química no es admitida oficialmente, decimos que se practica una “humilde y superticiosa Alquimia”.
  2. Que más profundamente, esta alquimia se puede comparar con la Física actual que con la Química oficial.
  3. Que este planteo de Alquimia puede reducirse a fórmulas y símbolos. Por eso Geometría.

Ya que todo movimiento es circular, todo proceso es circular. Lo representaremos así:

La descarga debe ser intencional y en la dirección conveniente para el crecimiento esencial, para que no quede cerrada en un círculo.

Por  lo que en vez de ser circular ya será espiral y entraremos en un autentico desarrollo.

Por otra parte siendo la recta el avance real, la línea ondulada se ve compelida por círculos.