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El arraigo – El orientador – Movimiento y organismos – Perestroika – Chile
EL ARRAIGO
Tenemos la imagen del arraigo y, a la vez, para expandirnos tenemos que desarraigarnos. Entonces, arraigo y desarraigo se presentan como fuerzas opuestas, como una dualidad con la que nos movemos. Pero esta dualidad se resuelve en dinámica, si atendemos a que hay pasos, momentos de proceso.
El primer paso es la intención del arraigo, de la que partimos, queremos arraigarnos en cierto lugar. Eso no tiene que ver con que la gente sea de ese lugar, sino con que se ha decidido arraigarse allí. No se trata de la cuestión natural. Hay gente de los nuestros que viaja a otros países, el colmo del desarraigo, porque quiere hacer algo allí. Entonces, si se desarraigó tanto, ¿cómo puede arraigarse? Puede porque quiere hacerlo. El arraigo es intencional.
¿Cómo se empieza el arraigo en un país? Alguien, por ejemplo, se va a Turquía, y dice que va a arraigarse en ese país. Y no, no es así. No es ése el planteo del arraigo. El se va a otro país y en ese país se va a instalar en una ciudad, y en esa ciudad en un barrio en particular. Y es de ahí que va a extenderse la cuestión a la ciudad y al país. Es de lo más particular y pequeño hacia lo grande y no al revés.
Si nos arraigamos en un lugar, ¿cómo hacemos después para expandirnos, para desplazarnos a otro lugar? Hay tres características del arraigo, que se cumplen cualquiera sea el lugar o el corte del arraigo:
1) Tiene que haber un grupo de personas organizadas en torno a una idea. Se trata de unir voluntades. Ese es el tema clave para producir arraigo en un lugar. Es a partir de allí que el proyecto puede ser.
2) Es fundamental también que la gente viva una experiencia común, porque el arraigo no es sólo físico. Para nosotros no es arraigo sólo estar en un lugar con local y publicación. Se necesita además la idea y la experiencia en común.
3) El barrio donde vamos a producir el arraigo es de cierta manera y vamos a dilucidar lo que nosotros queremos cambiar. Uno encuentra el barrio en ciertas condiciones y hay que tener en claro qué es lo que queremos cambiar: para producir esa idea y tener esa experiencia en común, tenemos que tener un proyecto anterior.
No vamos a producir el arraigo si no tenemos en cuenta qué queremos cambiar, si no estamos al tanto de qué pasa allí. No existe la idea de arraigo pelada, por así decir, sin tener en cuenta al medio que nos recibe.
La dirección transformadora es la tercera característica del arraigo que queremos producir. Por ejemplo, en una fábrica pueden trabajar, y ser explotados, empleados y obreros que viven en los alrededores. ¿Vamos a decir que la fábrica está arraigada, porque la gente que trabaja es de ahí? No, de ningún modo. Lo que importa es lo que se hace y cuál es la intención.
En el momento de planear el arraigo, se debe considerar si conviene concentrar los delegados de grupo en un sólo lugar, o producir varios lugares de arraigo. Es una consideración táctica: en qué lugares está la gente nuestra, qué distancia hay entre dichos lugares, qué medios de transporte, etc. No es lo mismo si la gente vive a 20 Km de distancia y hay colectivos cada cinco minutos, que si los hay cada hora. Esas cosas pesan mucho en la elección de concentrar o distribuir las fuerzas. Lo que puede parecer un desperdicio de fuerzas (por la distribución), no lo es si se tiene en cuenta
la pérdida de tiempo y energía en el traslado.
Otra cuestión a considerar son los diferentes cortes del arraigo. Hemos hablado del arraigo en un lugar, pero también podrían constituirse consejos de base con gente proveniente de distintos lados y que se nuclee en torno a una reivindicación precisa.
En este caso se trata de arraigo dado por la especificidad de un tema o reivindicación, con carácter permanente, no puntual, que es lo que permite que se cumplan las características antes mencionadas. Ese tipo de arraigo en torno a un tema o reivindicación se relaciona con segmentos o franjas poblacionales, a partir de variables como la generacional, lo ocupacional, etc., la clase estudiantil, por ejemplo.
Cuando ponemos fuerza y se produce una experiencia común en una dirección transformadora, entonces tenemos un arraigo que puede extenderse en el tiempo.
Y eso es lo fundamental: la actitud sostenida, el trato con la gente, lo que se va creando. Es el fenómeno opuesto al de la salida de la boca del subte; en el subte están todos amontonaditos y salen todos juntos, pero enseguida se desparraman, cada uno por su lado. El consejo de base por el contrario, es el lugar al que se converge, en torno a una idea, por una experiencia compartida. Por eso a los consejos de base no se les puede imponer una temática. Es la gente la que pone los contenidos. Y los orientadores, en todo caso, ponen la forma. El arraigo va a depender de la experiencia común de la gente.
En las bases hay total libertad operativa. Eso es muy importante. Dependerá de la gente que está en ese lugar el que se produzca el arraigo, pero con total libertad operativa. Nada de que cuando alguien empieza a aglutinar gente en un local, le aparezca el orientador a decir: “veamos, curso número uno”, y se ponga a enseñar. No es así.
¿Cómo van a ser esas reuniones del consejo de base? Tienen que hacerse con los contenidos de la gente y no con lecciones. Y todo lo que se vaya largando, que sea en función de las necesidades, y no de cosas que bajan no se sabe de dónde. Hay que ver las necesidades de la gente y todo lo relacionado con la experiencia común. Que el hilo conductor esté ahí, en lo humano, y no en lo que un tipo que sabe va a enseñar.
Hay que olvidarse de esa forma en los consejos de base. Lo único que uno podría hacer es coordinar, ayudar a organizar y ayudar a organizar las ideas, como darle una forma, pero con los contenidos de ellos. Ayudar a que surjan los contenidos que reflejan justamente lo más necesario. Porque si, al contrario, al contenido lo pone uno, después eso queda vacío. En cambio, por ahí, a los contenidos de ellos hay que darles un poquito de dirección. El orientador es como un guía, un estratega.
Lo que tenemos que cambiar ahora es la óptica respecto a los consejos de base. No se trata ya de la perspectiva del profesor, del que enseña, sino de la de hacer participar a la gente. Ese es el objetivo: que se escuche a la gente y se desarrollen actividades de participación.
MOVIMIENTO Y ORGANISMOS
¿Es necesario tener protagonismo en los organismos? ¿Qué obtiene un orientador del Movimiento con el desarrollo del organismo?
Un orientador puede tener o no interés en el protagonismo político, pero más allá de eso, siempre va a estar interesado en lanzar organismos que se expresen en el mundo. Y va a hacer eso desde el Movimiento, dando perfil al organismo y creando las condiciones para que el organismo funcione por sí mismo.
No se trata sólo de que los organismos se emancipen del Movimiento, sino también de que el Movimiento se emancipe de los organismos para quedar con las manos libres y plus energético con el que pueda generar nuevas cosas y atender otros asuntos. A futuro podríamos tener 100 organismos.
El Movimiento quiere generar organismos y no quiere controlarlos. Por ejemplo, para el Movimiento, un miembro es el que cumple las Normas, aporta en la Colecta, participa y arrastra en la movilización 1 a 3, y en cambio, los afiliados no son del Movimiento, son del partido. Que tenga muchos afiliados no significa nada para el Movimiento y sí en cambio que movilice.
Pero desde el punto de vista del partido, cuando haya elecciones con diferentes listas, un delegado de grupo podrá tranquilamente ganar la máxima conducción del organismo o la candidatura a presidente. Si él cumple un requisito mínimo, que será el que establezca la Internacional Humanista, supongamos un 10% de las afiliaciones totales del país, podrá presentar su lista y ganarle, ¿por qué no?, a su coordinador y a su delegado general. En el partido no se es de ninguna línea, no se es de nadie. Desde el punto de vista del organismo no hay líneas.
El trabajo del orientador es ganarse el corazón de la gente, que está en su línea, justamente para que haya cohesión y todos trabajen en bloque para una lista. Si no hay cohesión, simplemente, no la hay y no se progresará… O también puede ser que el orientador piense y crea que es más interesante otro para que esté en la lista y toda una línea grande vote a otro, por ejemplo. Hay orientadores que no quieren saber nada con lo político, por más que tengan mucha gente, eso de hecho ya sucede.
De cualquier manera, la soltada de los organismos es un buen desafío para el Movimiento. Cuando el organismo está perfilado suficientemente es cuando se larga la mano. Tenemos al PH en esa situación, por lo menos en algunos puntos. Ya está entonces como para perfilar la Internacional Humanista. ¿Qué pasa si el Movimiento pierde el control del organismo? En primer lugar, no hay que olvidar que los organismos tienen bastante del Movimiento. Por ejemplo, la ideología del PH es una traducción del contenido del Movimiento. Es un partido con nuestras ideas y nuestras bases. Aún en casos como el Partido Humanista Nacional brasilero, fundado por disidentes de nuestro PH, ellos no saben que con el tiempo, jugarán a nuestro favor, porque están largando toda una línea de pensamiento y acción nuestros. Están llevando adelante nuestros contenidos, que están metidos en la plataforma, las bases, etc. Así que ellos van a hacer el trabajo de difusión de eso que es nuestro.
Con respecto al perfil del organismo, se trata de ir creando condiciones para que el organismo se vaya regulando a sí mismo. La Internacional Humanista cumple una función intermedia. No va a ser ejecutiva, pero, si en Sudáfrica el PH tiene un diputado en el Parlamento, o un Primer Ministro, la Internacional se encargará de clarificar al PH de Sudáfrica.
Eso hasta ahora lo ha hecho el Movimiento. Pero a partir de la creación de la Internacional, se van a trasladar a ella todos esos atributos, se le van a cargar todos los atributos del Humanismo y los planteos más generales. En ningún caso, intervendrá en la conducción ejecutiva de los países. La idea es hacer un organigrama mínimo, muy reducido, que garantice el funcionamiento de la Internacional, pero sin ningún poder ejecutivo dentro del planteo de cada país. Todo el poder ejecutivo está en los partidos nacionales, los de cada país.
Los criterios que saldrán de la Internacional Humanista serán, por ejemplo, los mecanismos de elecciones internas y los mecanismos de sanción. El Movimiento no hará más eso. Simultáneamente se da libertad a las bases, y se establece la Internacional como reguladora. Si se escapa un proceso, el Movimiento ya no se meterá. En ese caso intervendría la Internacional, no el Movimiento.
El Movimiento tampoco se quedará con los logros de los organismos, porque se trata de soltar. Hay que dejarles sus logros a los organismos. El Movimiento es un generador, es como una usina. Pasa lo mismo que en una casa: hay un generador, por eso uno enchufa la licuadora y funciona, enchufa cualquier otro aparato y funciona. Lo que pone en marcha el Movimiento es la energía, no importa qué conecta afuera, mientras sea útil y coherente con los objetivos del Movimiento.
El trabajo nuestro es que la electrificación corra, somos la fábrica de electricidad. Lo que interesa es que la gente consuma electricidad, no importa lo que enchufe, pero que consuma electricidad. El Movimiento aporta a sus organismos lo que nadie tiene: el factor humano y la transformación de su medio. Ese es nuestro toque.
Si hubiera alguna duda respecto de que por mucha acción externa se pierda lo interno, debe quedar claro que, cuando la gente externaliza cosas, lo que hace es sacar lo que lleva adentro. Si alguien se encuentra con que no tiene nada que externalizar, será porque hay vacío interno. Si a alguien no le hace feliz la propuesta de externalización, de sacar algo de adentro, será porque está vacío por dentro. Y si, al contrario, uno está dispuesto a dejar cosas personales que antes hacía, para dedicarse más a esa actividad externa del organismo en el mundo será porque reconoce que esa actividad también internamente es más interesante o más valiosa que lo que uno hacía en el pasado. Los tiempos cambian, y uno también cambia.
Así que una vez largada la Internacional Humanista y las elecciones internas del PH, ahí viene lo de La Comunidad. La Comunidad va a movilizar igual que los partidos y la única diferencia es que no va a tener representantes. Su intención va a ser la movilización social, sin sacar representantes ni gobernantes. Y eso es sólo para comenzar, porque no vamos a dejar de generar organismos.
No queremos ahora crear nuevas opciones, porque la gente se confunde, se divide, se desreferencia. Tenemos que ir logrando que los organismos vayan tomando perfil, para que el Movimiento se abra de ellos. Eso no quiere decir que nos vamos a quedar quietos atendiendo sólo al 1% de la población.
Hay que pensar diferente, no engañarse creyendo que con la política tenemos todo. Al 99% de la gente no se llega con la política. Los grandes conjuntos humanos no tienen intereses políticos, y a medida que pase el tiempo los políticos movilizarán menos gente y otros movilizarán más.
No hay formas que unan lo político con lo religioso, salvo el caso del Islam. Cuando se conecta lo político con lo religioso se produce un chispazo y no hay quien lo pare. Al producirse la caída del Sha de Irán la estructura que era referencia cae junto con todas las organizaciones del Estado. Lo único que en ese momento queda en pie es el poder religioso, que toma el poder político. Y ahí saltó el chispazo.
Lo de Irán es un hecho social, político, religioso, todo junto. Eso es lo que produce el chispazo. Pero aquí en Latinoamérica no hay Khomeini. Como tampoco lo hay en otras latitudes. ¿Quién podría ser? En ese sentido la Teología de la Liberación debe ser descartada como algo colateral a la organización y estructura de la Iglesia, y que ésta hizo “para sí”, como mecanismo de perpetuación, y no para la gente.
De todas maneras, el hecho humano es más grande que lo que proponen los políticos. Por eso es que el Movimiento tiene en cuenta principalmente el factor humano. Tiene que producir cosas para el ser humano, no para los políticos. El Movimiento no produce cosas para los políticos: produce organismos políticos para el ser humano. Eso ha de ponerse fuertemente de manifiesto en los consejos de base, a partir de las necesidades y creatividad de la gente. Nosotros nos manifestaremos con calidez humana en esas bases. Esa es la forma del Movimiento.
De todas maneras, necesitamos ciertos signos en los organismos. No podemos ser tan diferentes de los otros, porque entonces producimos rechazo. Tendrían que haber especialistas en el manejo de un lenguaje, en todo un contexto político, es decir, los tópicos que en cada momento están en boca de la gente para la comunicación con los medios de difusión. Para eso hace falta esa sígnica. Pero no todos vamos a estar metidos en eso de dar la cara, sólo dos o tres que hagan eso, y tener un mínimo de signos comunes con otros.
Pero el hecho político tiene que ver con el factor humano, no con los especialistas. De todas maneras hay gente a la que le gusta, gente que estudia y eso se tiene que hacer. Sin embargo, no creemos mucho en eso de los especialistas, lo hacemos en función de la mímesis con el medio. Y en cada país, eso sí, tenemos que estudiar los climas para transferir. Es un buen objeto de estudio y los nuestros tienen elementos de sobra como para hacerlo. Hay condiciones como para entrar en tema.
En lo político, no podemos estar apostando a lo que vemos, para tomar la forma de los otros partidos y movernos como ellos se mueven. No, no, no. Así, terminaríamos pareciéndonos tanto a los otros que nadie se referenciaría con nosotros. No tenemos que apostar a lo que muere. Lo que tenemos que construir es un partido de cara al público con arraigo. La idea que el pueblo se está organizando. Tenemos que construir, no está construido, ese partido con amplia participación, y en las internas veremos ese potencial en marcha.
Una característica importante del sistema con que nos enfrentamos es que es multifascético. Un gerente de una company es también socio del club de golf y no sé qué, y también participa de la Asociación Pliplipli, y no sé, ellos se meten por todos lados. Además suelen tener amigos diferentes, incluso conectados con diferentes ámbitos. Ellos son multifascéticos.
Nosotros también tenemos que empezar a abrir ese tema de las especializaciones, por ejemplo, el Movimiento no produce política, produce distintos miembros para el organismo.
No nos tienen que consultar a nosotros, nosotros creamos esos organismos y los soltamos. El tipo que es gerente, juega golf y se junta con diferentes amigos, sólo se ocupa de consignar en una agenda sus diferentes compromisos, y no tiene que estar consultando para moverse en cada lugar: se mimetiza, cambia. La misma idea vale para el Movimiento. El Movimiento no sólo hace política. Los miembros del Movimiento hacen diferentes cosas desde el Movimiento.
EL ESTADO DE LAS ESTRUCTURAS SOCIALES
Las estructuras gubernamentales se han desconectado de lo humano, del pueblo. Todas las estructuras sociales fueron planificadas y organizadas a principio de la Revolución Industrial, y actualmente son obsoletas, porque ya pasó la Revolución Industrial y estamos en la Revolución Tecnológica. Esas estructuras no van a aguantar el embate de la Revolución Tecnológica; se tendrán que transformar. Lo que no se transforme va a quedar descartado, y se avecinan cambios grandes. Comparativamente hasta ahora no hemos visto nada, respecto de lo que está por ocurrir.
En esas estructuras sociales obsoletas están incluidos todos los aparatos del Estado, las estructuras de las cómpanys, los aparatos de gobierno. Todo está en fuerte crisis y sufriendo embates que no va a soportar. ¿Por qué sucede eso? Veamos un sólo ejemplo: ellos pretenden centralizar y monopolizar la información y están acostumbrados a que cuando se produce información que no les gusta, hay censura. ¿Pero es posible la censura en la era del facsímil, del telex, de la antena parabólica, de la comunicación por modem? ¿Es posible controlar la información, cuando hay además gran circulación de gente por todo el planeta permanentemente? Esto los sobrepasa.
Antes las sociedades eran quietas, entonces 20 o 30 años atrás el divorcio era un drama. Hoy ya no tiene importancia. Y de ahora en más el cambio será vertiginoso. Todavía hoy las sociedades están quietas, van a ser mucho más móviles. A pesar de que todavía están relativamente quietas, ya se dan crisis por exceso de opción, por la cantidad de cosas frente a las cuales la gente tiene que elegir.
En el marco de estas estructuras sociales en crisis, los partidos tradicionales se han convertido en camarillas, en cúpulas desvinculadas del fenómeno social, por lo tanto, como se encuentran totalmente desvinculados de la gente, y la gente de ellos, no les queda más remedio que pactar con lo establecido y con los medios de difusión. Esos son los dos grandes pactos que a ellos les permiten permanecer ahí. Pero la gente va a ir descreyendo de ellos cada vez más, porque la gente percibe muy claramente la desvinculación que ellos tienen respecto del pueblo. Y así la gente no quiere saber nada de lo político, ni de esos políticos y eso habla muy bien de la gente.
Todo lo que va sucediendo es un fenómeno sicosocial. Nosotros entendemos lo sicosocial de modo diferente de los sociólogos. Para nosotros el fenómeno sicosocial es lo mismo que le pasa a cada ser humano, sólo que ocurriendo simultáneamente a muchos seres humanos. Para nosotros no hay otros esquemas, no existe el esquema de “grandes conjuntos humanos”. Para nosotros, una crisis sicológica que en lugar de afectar a un ser humano afecta a muchos, es una crisis sicosocial.
Dentro de nuestra sicología hablamos de umbrales sensoriales. Tenemos un umbral por arriba y un umbral por abajo, por lo tanto, todo lo que sale de esos umbrales, por arriba y por abajo, es factor de crisis. Todo lo que sobrepasa los umbrales es factor de crisis, y eso es así y no se puede evitar. Hoy en todo el planeta el problema primario no es la Guerra Nuclear. Eso ya no es problema, para nosotros está en buenas manos. El tema es en el impacto sicosocial, con visos de locura colectiva.
Así, las crisis se producen tanto por falta como por exceso de opciones. No vamos a hablar ahora del exceso de opciones, porque es otro tema, es otro discurso que tendremos que ver más adelante, que se verá cuando llegue el momento. Pero actualmente sucede que el mundo está demasiado quieto, todavía falta un poquito para que se largue lo vertiginoso. Lo que se avecina es locura total, los cambios van a ser diarios, y el que no esté acompañando eso, está listo.
La velocidad de las crisis, la velocidad a la que se producen, es un tema. Por ejemplo, antes un tipo tenía un encendedor recargable, cada vez que se le acababa el gas, debía enfrentar una serie de elecciones y decisiones (crisis): que a dónde lo llevaría a recargar, que si lo haría él mismo, que si otros lo harían mejor que él, etc. Después salen los encendedores descartables y la inercia hace que el tipo se preocupe por ver cómo logra recargar un encendedor, que está destinado a otro modo de uso. Y ésto sigue así, hasta que sintetiza, se integra la cosa nueva, y ya cargar y recargar no es tema, y el tipo está incluso deseando que se gaste su encendedor para comprar otro. Pero todo este cambio le llevó tiempo.
Nosotros tenemos que reivindicar la crisis. Es a partir de la crisis que pueden surgir cosas. No tenemos que cargar mal la crisis. La crisis es un momento adecuado para producir grandes cambios. En torno a la crisis, hay una carga moral que no corresponde y que proviene de una concepción estática. Para nosotros es un gran momento, porque hay que dar nuevas respuestas a los fenómenos tanto internos como externos. Uno podría decir: “¡Qué suerte, estoy en crisis!”
¿Cómo va a cambiar el mundo con esta gran dicotomía entre los cambios que se producen y lo dado que se opone? Nosotros queremos ayudar a que se produzca esta gran velocidad, queremos ayudar a acelerar. A nosotros nos interesa que todo se acelere, imprimir gran velocidad a este fenómeno, y especialmente imprimirla a nuestras estructuras. Así habrán grandes cambios dentro de las personas. La Internacional Humanista es una respuesta acorde con esta situación.
¿Cómo debería ser el perfil del orientador de este momento? Como se ha definido desde siempre, el orientador es un hombre de dos mundos, pero ahora hay que hacerlo. Y lo que han hecho algunos es otra cosa. Puede ser que en algunos casos no se haya hecho lo que se había recomendado, pero el perfil de nuestro orientador no cambia . Es lo que siempre se dijo y no tenemos que redefinir nada.
Lo que pasa es que un orientador no es un jefe. No puede ser una cosa tan pequeña como un jefe. Un orientador es un constructor porque pone en marcha procesos y pone cosas en pie.
Esa es la diferencia: alguien que arma cosas. Podríamos colocar como en dialéctica las características del jefe versus las del orientador. Cuando no es así, es que algo anda mal.
El jefe siempre pone particular atención en los detalles prácticos, que la gente tiene que cumplir al pie de la letra: para hacer los contactos salgan del local a tal hora, de tal manera y hagan una cosita así. En la dialéctica entre jefe y orientador, hay una diferencia de emplazamiento. El jefe, en lugar de incluirse en la gente, incluye a la gente en sí mismo. Entonces, todo resulta en un “para mí” extraño. El orientador, por el contrario, es un constructor, alguien que arma cosas, que pone en marcha procesos. Alguien que aspira a saber, no el que se las sabe todas. Alguien que aspira a saber, y por lo tanto a orientar. El jefe mete a la gente en parámetros hasta lo más estrictamente táctico, mientras el orientador orienta ese proceso por el cual la gente llega a resolver lo táctico.
¿Qué hace un orientador? Un orientador marca el camino, posibilita, muestra la mejor vía. El jefe en cambio se mira de afuera, internaliza la cosa externa (por cierto que el rol de jefe, o de dar una orden se justifica en casos de emergencia, donde hay que dar una respuesta refleja veloz). No hay nada más opuesto al rol de orientador que el de jefe, eso de las órdenes, del “se debe o no se debe”, no va.
Los modelos más lejanos son los más profundos y se contraponen a la idea de “cortarse solo”. No tiene sentido esa vida minúscula. Hay gente que piensa que se muere y que su vida termina con la muerte. Hay gente que pone el fin de su vida en el fin de su vida. Y ponen atención a la muerte, o sea, que están apostando a la muerte. Hay gente que piensa que se muere y se muere. Y eso es absurdo, eso no va a pasar, ésto no va a quedar así.
Hay gente que asocia el hecho de orientar, de hacer cosas, de ponerlas en marcha, con el acto de comer, como si estuviera comiendo cosas, como un “para mí”. ¿Cómo uno va a poner en marcha algo para sí mismo? Algo se pone en marcha y se larga. Parece que colocar un sentido transcendente hace una gran diferencia. Poner en marcha un proceso habilita más para la comprensión de lo propio de uno, que el de ocuparse de uno mismo.
Necesitamos un ser nuevo, que no sea para él. Se está produciendo y se está produciendo con un comportamiento nuevo muy diferente. Un nuevo ser humano con un para-sí y para-otros diferente de la manera de producir a la que se tiende hoy, que es triste, solemne y asquerosa.
LA PERESTROIKA
En el Este se ha disparado una gran cantidad de fuerza, en relación al impacto sicosocial, la estructura soviética va a experimentarlo con gran intensidad, la crisis y los cambios. En general, las estructuras que no se adapten a los grandes cambios, van a perecer. En el caso de la URSS ésto va a producir un gran revuelo, del que sólo la cúpula será responsable.
Hay un fuerte taponamiento entre la cúpula y el pueblo. Ahí hay una clase estamentada de burócratas ineficaces, que son como sapos, el ejército inclusive, En contraposición, las maniobras de Gorbachov y de la estructura que lo respalda son rápidas, cosas muy inteligentes.
Por ejemplo, todo el manejo de la situación heredada de Afganistán tiene esa característica. Cuando Gorbachov tomó el gobierno se encontró con esta situación de facto que es una guerra, una ocupación no planeada por él. Pero además de eso, el ejército ruso no sólo estaba invadiendo Afganistán, sino que desde la frontera, apuntaba también hacia adentro, hacia Rusia. Gorbachov retiró todos los efectivos y las tropas de Afganistán, los hizo volver al interior de la Unión Soviética, y allí los dispersó, enviando las guarniciones a diferentes lugares, y disolviendo así un fuerte peligro potencial.
Si Gorbachov y todo su grupo llegan a conectar directamente con la base, se va a producir un chispazo. Para ello se tienen que saltar los “tapones”, que no sólo están en el PC interno de Rusia, sino en el PC Internacional. Por ejemplo, actualmente los rumanos censuran el PRAVDA.
De todos modos, no pueden frenar la información. Lo de la “Perestroika” ha penetrado en todas partes y va a producir un gran revuelo. Y para remate, otro gran agujero en los “tapones” es que el nuevo Presidente de Checoslovaquia no es del PC.
¿Qué hacemos nosotros ahí? No tenemos que hacer nada allí, eso está en buenas manos. A su pesar, los stalinistas contribuyeron a que ésto pasara. ¿Se podría replantear, entonces que los anarquistas de la URSS de 1917 eran la correcta opción? Porque un poco lo que sucede hoy es una confirmación de lo que los anarcos plantearon en su momento, a principios de siglo. Ellos ahora podrían decir: “Nosotros teníamos razón”.
Sin embargo, hay muchas cosas que tendrían que ser bien analizadas, porque no está claro si en aquel momento la infraestructura, la organización social y el potencial económico del país podrían haber resistido una organización social como la que proponían los anarquistas. Eso hoy no se puede saber.
Pero en esta época están pasando buenas cosas en la URSS. Es comparable al Renacimiento. Después de un largo período, como lo fue la Edad Media, ¡1000 años de oscurantismo, en los que nada cambiaba!, asimilable al período stanilista, aparece Gorbachov como el Renacimiento. Allí se puede desatar un caos.
Este tipo de fenómenos, como el que se presenta en la URSS son fenómenos del futuro. ¿Por qué este fenómeno aterrizó en la URSS y no en otro lado? No hay respuesta. Aterrizó un fenómeno nuevo en la URSS, y nosotros no tenemos que hacer nada, porque se está haciendo muy bien.
Antes de la Perestroika, hubo un intento de parte de Nikita Kruschev, que fue abortado. Este Nikita Kruschev es un buen ejemplo de voluntarismo: un tipo sólo que empieza a cuestionar el asunto del stalinismo. No pudo avanzar. En cambio, esto de la Perestroika es algo pesado, no es un individuo voluntarista, sino un grupo, un equipo que tiene base y es una cuestión de peso. Hay mucha gente participando de este asunto.
La estructura soviética va a recibir un gran impacto y Gorbachov y su grupo tienen mucha conciencia de ello. Saben muy bien lo que están haciendo, a qué apuntan con esto de la Perestroika. Buscan conexión con la base social y eso puede producir un gran chispazo. Cuando a Gorbachov le objetan algo, él siempre alude a alguna carta que ha recibido de no sé quién, que es de no sé qué pueblo, y ésto es una muestra de que él siempre está desplazando la cosa para señalar que es desde la base social que se reciben las demandas, las consultas, etc. Tiene mucha conciencia, sabe muy bien lo que está haciendo y no se traga nada. Y todo paso que da la contra encuentra en él una respuesta adecuada, medida. Se trata de una cuestión muy estructurada, muy inteligente.
Los pacifistas deben estar muy contentos de lo que pasa en la URSS. ¿Cuántos años estuvieron ellos haciendo manifestaciones en Europa por el desarme sin lograr nada? Y de repente, las maniobras de Gorbachov pueden producirlo. En el 92, cuando se produzca la integración europea en la que la URSS se está metiendo, y acople su estructura económica con la de toda Europa y unifique sus intereses con el resto de los países europeos, eso va a tener sobre el desarme un efecto muy superior a todas las manifestaciones contra la OTAN, por parte de millones de pacifistas durante años.
¿Y qué va a hacer la OTAN? La OTAN es una organización montada por una potencia extranjera, una potencia extra-continental, para sus propios fines, ¿qué va a hacer ante todo eso? Y ni que hablar si llegan a derrumbar el muro de Berlín, cosa que podría producirse antes del 92 y que Gorbachov parece tener preparada.
¿Entonces, tenían razón los anarquistas de 1917? La pregunta nuestra en ese caso sería: ¿Estaban en condiciones los anarquistas en ese momento? ¿Podían autorregularse, tenían estructuras como para dar respuesta a los problemas de la URSS? Eso no se puede saber.
Parece que los planteos a veces son adecuados, pero que además de eso deben ser insertados en un momento de proceso y no en otro. Los procesos históricos no juzgan a las personas. El hecho de juzgar o cualquier cosa parecida a un Stalin o a un Pinochet tiene que ver con la conciencia y no con el proceso histórico. Son ópticas diferentes. Yo, por ejemplo, creo que Pinochet es un sujeto de lo peor por muchas cosas, y también veo que el fenómeno de Pinochet puede acelerar cosas: son diferentes efectos, vistos de diferentes puntos de vista.
En un momento a los canallas les va bien, pero de repente todo les va mal. Parece que es así. Eso tiene que ver con que perjudican a mucha gente y la cosa les regresa. Parece que sí, que en un determinado momento los canallas son rebotados.
La Revolución Tecnológica es un caso interesante en este sentido. Los canallas produjeron la Revolución Tecnológica atendiendo a sus propios intereses. Fue por la carrera armamentista que iniciaron todos esos desarrollos de las comunicaciones, las computadoras, etc., que desembocaron en la Revolución Tecnológica. Toda esa cuestión de que si tal chip, o de que cómo lograr mayor velocidad en la información, etc., todo eso salió del Pentágono. Y ahora se les vuelve en contra.
La Revolución Tecnológica es lo único que los va a desbancar, va a destruir las organizaciones mediocres. Hay allí una importante dualidad: la Revolución Tecnológica tiene los dos signos. Por un lado es interesante por la aceleración y la posibilidad de que ésta barra con todas las barbaridades, y por otro lado, también tenemos que ir encontrando respuestas adecuadas porque el sistema también avanza.
Toda esta contradicción social para la cual ellos no tienen respuesta, da lugar a muchos espontaneísmos. Podemos dar la patada en el tablero, pero es un proceso diferente. Para empezar, hoy hablar de transformación es hablar de un acelerador.
Nuestra diferencia fundamental con el espontaneísmo es que éste lleva a la catarsis social, y nosotros, por el contrario, queremos crear condiciones para que el proceso siga adelante, y se produzca una suerte de transferencia social. Por ejemplo, hay un clima social ahí con cosas jodidas como el resentimiento y todo eso, y lo que hacen los espontaneístas es explotar el oportunismo fácil del mitin en la calle, removiendo toda la cosa vegetativa y resentida. Entonces, la gente que se mueve ahí alrededor experimenta una distensión de sus tensiones internas y a lo sumo duerme mejor esa noche, pero no se produce ningún cambio.
Lo que está sucediendo en Chile es un buen ejemplo de todo ésto. Por un lado, Pinochet arma todo esto del plebiscito como un modo de perpetuarse en el poder, dando legalidad a su gobierno, pero la cosa se le vuelve en contra, porque gane el sí o el no, hay desorden y se liberan fuerzas sociales.
En este caso, a nosotros tampoco nos interesa fomentar este aparente éxito fácil del momento, porque lo que queremos es producir una transformación social, es decir, algo que apunte más lejos. Allí hay un interesante tema de estudio para los nuestros: Hay que ver qué imágenes están asociadas a qué climas.
En todas partes la gente del Movimiento tendría que estar estudiando qué cosas pasan en la gente y comprender bien esos fenómenos. Nosotros tenemos que poner ideas nuevas, climas nuevos, ideas de proceso. Las tensiones más profundas se tienen que modificar con transferencias, son transferenciales.
Por eso el plebiscito, salga el sí o salga el no, va a cumplir una función transferencial, en la movilización que se va a dar de las fuerzas sociales. Pero lo que nosotros queremos es que esas fuerzas sociales se orienten al futuro y no se acaben en la simple explosión social. Después del plebiscito, ¿qué? Los chilenos están apostando todo a que Pinochet caiga o no caiga y eso para nosotros no tiene mucho sentido en el contexto que estamos viviendo.
Sabemos que aún cuando caiga Pinochet el poder va a quedar en manos de gente civil, pero que está con el régimen. Así que el derrocamiento de Pinochet no es garantía de nada. Lo que nosotros tenemos que hacer es poner futuro a eso, más allá de lo que pase con Pinochet.
¿Cómo vamos a hacer y qué vamos a proponer? En Chile y en todas partes los nuestros en esta etapa tienen que “abrir el seso y despertar”. Hay que abrir la puerta a la participación de la gente, a las ideas de la gente. Hay que comenzar a trabajar con la imagen del país al que se aspira, o con la imagen de la región o del continente a que se aspira (Latinoamérica para unos, Europa, Asia, Norteamérica para otros). Estos modelos no se pueden poner, tienen que ir surgiendo.