Buenos Aires
08 Agosto de 2000
Apuntes de una conversa informal del N. con Guillermo S.
Hola amigos, hoy me invito Silo, que anda por Buenos Aires, a tomar un café y conversar sobre temas del partido, así que quería compartir con ustedes algunos de los comentarios que hizo.
Estamos en Argentina en un momento propicio para avanzar, ya que no solamente el partido gobernante pierde credibilidad rápidamente, sino que además, a diferencia de otros momentos anteriores, la oposición tampoco resulta creíble y se les va a joder el bipartidismo. Si logramos desarrollar bien el partido en todo el país, podemos avanzar mucho en las elecciones de octubre del 2001. Tenemos entonces que ponernos en marcha para no desperdiciar esta oportunidad histórica. El trabajo que hagamos en la Capital Federal, donde tenemos una diputada electa, puede servir de referencia para el resto del país, donde también tenemos que poner en marcha el partido. Lo más importante es abrir la participación a la gente, y dar participación es dar poder de decisión.
No podemos frenar la participación de la gente con esquemas obsoletos de cúpulas partidarias que se encierran en si mismas y no abren la participación. En todos lados se da el síntoma de que la gente no quiere participar, y entonces podríamos creer que entonces tampoco con nosotros la gente va a querer participar. Esto no debe ser así. Si abrimos la participación, la gente va a dar respuesta. Pero dar participación no es decirle a la gente que salga con una banderita. Dar participación es abrir los canales para que la gente participe realmente y tome decisiones, en su circunscripción, y en su ciudad. No importa que pueda parecer un desorden porque la gente nueva hace cosas que uno no haría porque tiene más tiempo de formación; no podemos frenar la participación por temor al desorden , ni mucho menos frenar la participación porque queremos mantener el control del partido.
El partido se tiene que ir perfilando con la decisión de todos los que se vayan integrando. No podemos invitar a la gente a participar y resulta que luego no puede decidir. Seguramente si hay desorden y la toma de decisiones implica desacuerdos, habrá modos de ponerse de acuerdo, por consenso. Si en un lugar no podemos establecer acuerdos por consenso, habrá que hacer elecciones internas; lo ideal es el consenso, pero si no lo hay, habrá que hacer elecciones entre los que participan. Nadie puede frenar la participación por temor a que luego la gente decida cosas diferentes a las que uno quisiera.
Es preferible un crecimiento desordenado que una cosita pequeña ordenadita y cristalizada. Le comente que habíamos estado hablando con Jorge y Lía de organizar eventos en las circunscripciones convocando a los vecinos para que opinen de los temas de cada lugar. Me dijo que eso estaba muy bien, pero que si después de convocarlos no tenían participación y decisión, no iban a volver. Insistió también en que la gente desencantada de otros partidos va a empezar a volcarse hacia nosotros. En esos casos esa gente deberá tener poder de decisión también, porque si no se va a desencantar también de nosotros. No importa que la gente pueda venir con vicios de otras organizaciones, no importa que al principio haya desorden, porque en proceso todo se ira ordenando. Insistió en que muchas veces hay una «acción de forma» que traba la participación de otros, que más allá de las buenas intensiones, si operamos con una acción de forma que mira para adentro, la gente que quiere participar se siente que no encaja o que no se le da lugar. Hay que cambiar esa acción de forma. Explico que ya tenemos todo hecho en lo que respecta al mensaje, a las propuestas, en el sentido de que no hay que andar pensando en una palabra mágica o en una convocatoria especialísima para que la gente entre: PARA QUE LA GENTE ENTRE LO UNICO QUE TENEMOS QUE HACER ES ABRIR LAS PUERTAS.
Bueno, eso fue, palabra mas, palabra menos, la conversación que tuvimos. Un fuerte abrazo.
Guillermo.