7 de Enero de 1999
Discurso del Negro en la formación de la Regional Humanista

 

 

Sr. Ministro de Relaciones Exteriores de la República de Chile; autoridades de gobierno; señores miembros del cuerpo diplomático; autoridades municipales; miembros de organizaciones de Derechos Humanos, de organizaciones sociales y políticas; miembros de la mesa de la Internacional Humanista; observadores de los partidos humanistas de Europa, Rusia y Asia; señores partícipes de los partidos humanistas de América… amigos todos:

Debo agradecer, en primer término, al Dr. Salvatore Puledda por sus amables palabras. También debo agradecer la oportunidad que se me brinda para considerar algunos puntos que pueden ser de interés en este momento de constitución de la regional latinoamericana de partidos humanistas.

Mi exposición versara sobre algunas ideas que ya fueron expuestas en ocasión del Congreso fundacional de la Internacional Humanista en Florencia, allá por el año 1989 y algunas otras en ocasión de la Segunda Internacional de Moscú y del Foro de Moscú de 1993. Sucede que nuestro mundo ha cambiado velozmente y conviene revisar algunos puntos que en su momento se constituyeron para nosotros en importantes fuentes de preocupación.

Entrando en tema: en su mensaje al primer congreso de la Internacional Humanista, el Presidente decía: La Internacional ha hecho suya y, por tanto, considera como uno de sus documentos fundacionales, a la Declaración Universal de Derechos Humanos, adoptada el 10 de diciembre de 1948 por Naciones Unidas. Desde entonces, hasta el día de hoy, númerosas violaciones a la dignidad del ser humano se han seguido produciendo en todas partes. Los Derechos Humanos no tienen la vigencia universal que seria deseable porque no dependen del poder universal del ser Humano, sino del poder de una parte sobre el todo y si los más elementales reclamos sobre el gobierno del propio cuerpo son pisoteados en todas las latitudes, solo podemos hablar hoy de aspiraciones que tendrán que convertirse en derechos vigentes. Los Derechos Humanos no pertenecen al pasado, están allí en el futuro succionando la intencionalidad, alimentando una lucha que se reaviva en cada nueva violación al destino del hombre. Por esto, todo reclamo que se haga a favor de ellos tiene sentido porque muestra a los poderes actuales que no son omnipotentes y que no tienen controlado el futuro… El mundo de hoy no esta organizado como los humanistas quieren que se organice. El sistema jurídico de hoy, no es el sistema jurídico que los humanistas proclaman. Pero en tanto esto cambie, los humanistas deben empeñar su esfuerzo por mejorar las condiciones del mundo en que les toca vivir.»

De ese modo, se reclamaba por la plena vigencia de los derechos humanos y por un cambio en el sistema jurídico mundial. Por otra parte, se adhería vehementemente al proceso de paz en el mundo , con estas palabras: » El mundo de hoy tiene grandes urgencias y sabemos apreciar el avance en direcciones positivas. ¿ Cómo no habríamos de apoyar decididamente la política de desarme? ¿Cómo no habríamos de justificar plenamente los esfuerzos a favor de la desmilitarización en Europa, el Caribe, Medio Oriente, Sudeste Asiático y Sur de Africa?. El retiro progresivo de tropas en Afganistán, en Camboya, en Angola; el cese de fuego entre Irán e Irak; el aquietamiento de la agresión a Nicaragua; el comienzo de conversaciones entre palestinos e israelíes, son prioritarios y los humanistas así lo comprendemos», se decía en aquel mensaje del 7 de Enero de 1989 en Florencia.

Pero desde 1989 hasta hoy, el ansiado desarme que en un momento parecía avanza (recordemos la reunión de Reijkiavik), ha retrocedido nuevamente. No ha sido exitosa la estrategia de mantener un monopolio nuclear por parte de unas pocas potencias. En lugar de producir el desarme sin más, se ha optado por imponer una frágil paz armada y de este modo no solamente ha recrudecido la guerra convencional, como ocurre en el Gollfo, sino que se ha extendido la proliferación nuclear como se ha demostrado con las amenazante pruebas de Pakistán e India que tienen por antecedente la ruptura unilateral de la moratoria nuclear con las pruebas de China e inmediatamente de Francia en Muroroa.

Así están las cosas… otros varios países cuentan ya con armas nucleares no declaradas y continúan perfeccionando los armamentos químicos y bacteriológicos. Si esta proliferación continúa, pronto existirá en los arsenales de los terroristas toda la parafernalia de destrucción masiva con que hoy cuentan las grandes potencias. No hay otra alternativa que el desarme total y la supervisión total de la situación en todos los países y no solamente en unos pocos.

Parejamente a la preocupación por los derechos humanos, a la necesidad de un nuevo ordenamiento jurídico mundial y al problema del desarme, en aquel primer congreso se alertaba sobre el crecimiento de la miseria y de la inequidad para vastas zonas de nuestra Tierra. Se hacía especial mención a la interrelación global de los países y se consideraba el problema de la inequidad como un tema de inseguridad para todos, aún para aquellos que se adormecían en su opulencia provisoria. Se decía:

» ¿ Cuales son los esfuerzos efectivos que se realizan para evitar la muerte por inanición de millones de seres humanos en Africa y algunos puntos de Asia? ¿ Cuales y cuantos son los recursos efectivos que se movilizan para liquidar una deuda asfixiante y explosiva en América Latina? ¿ En que proporción se transfiere tecnología necesaria al desarrollo de zonas poco favorecidas? ¿ Que medidas reales se adoptan para que los términos del intercambio no se deterioren día a día entre el Norte y el Sur?. Cualquier cifra que se da, respondiendo a estas preguntas tiene el sabor de la burla o el cinismo. Pero hoy esta claro que el mundo es uno, que no hay regiones aisladas del conjunto y que toda catástrofe en un punto repercute en otros. Por ello, si se trata de elevar el nivel de las zonas menos favorecidas no será solamente por razones de solidaridad sino de supervivencia de la vida humana «.

Ya en el II Congreso de Octubre de 1993 se verifica un cambio de tono y no es, ciertamente, porque las preocupaciones esbozadas anteriormente se hayan disipado sino, por lo contrario, porque se han agregado nuevos problemas. Así, se dice en la Declaración General de aquel encuentro:

«Vivimos una crisis generalizada que afecta a todos los ámbitos de la vida humana. El proyecto de construir un mundo nuevo sin tomar en cuenta al ser humano, y el ejercicio de la violencia como método, han colocado a la humanidad al borde de una catástrofe. Los intereses egoístas y la política mediocre de grupos con miras estrechas, junto con la ignorancia a la que están sometidos amplios sectores de la población agravan y aumentan las proporciones de la crisis, mientras que el hambre y la desnutrición flagelan a millones de seres humanos. El desempleo hace estragos crecientes incluso en los países más desarrollados al tiempo que conflictos de carácter étnico y religioso, abarcan cada vez más a nuevas regiones generalizando el sufrimiento y el malestar. La discriminación aumenta afectando sobre todo a los sectores más desprotegidos de la sociedad; las minorías étnicas y culturales son afectadas, cada vez mas, amenazando su misma supervivencia. No basta con enumerar los peligros que acechan a la humanidad e informar sobre ellos a través de los medios de comunicación. Ya ha llegado la hora de acometer medidas urgentes, concretas y solidarias con el fin de salvaguardar la vida, garantizando la seguridad y la prosperidad a nuestra generación y generaciones venideras, construyendo un mundo multifacetico y afirmando la identidad de cada pueblo, confesión o grupo humano. Es necesario garantizar la libertad de la persona frente a la opresión y a la discriminación; liberar sus capacidades creadoras frente a la deshumanización; ampliar los marcos de la democracia para superar su carácter formal, transformándola en un medio de expresión y en una garantía de los derechos para todos. Hay que ampliar la practica de la representatividad, potenciando la elección directa de los representantes del pueblo y promover el plebiscito, dándole total relevancia a toda forma de consulta popular. Y deben ser los electores quienes se reserven el derecho de revocar a sus representantes en el caso en que pierdan su confianza o que no cumplan con sus compromisos. El consenso como método para resolver conflictos es la forma adecuada en lugar de la imposición por la fuerza de la voluntad de la mayoría ya que esa práctica no puede reflejar los intereses ni la voluntad auténtica de númerosos grupos humanos. Esto se evidencia claramente en los conflictos étnicos y religiosos en donde el concepto de mayoría no es, cabalmente, aplicable. Aspiramos a crear expresiones sociales, económicas, políticas y culturales que puedan garantizar el despliegue de la capacidad y el potencial de los pueblos. Es necesario aunar los esfuerzos del trabajo y el capital para lograr, entre todos, la máxima productividad sobre la base de la acción y la gestión conjuntas. Aspiramos a ir más allá de las acciones espontáneas de protesta ejecutando programas de acciones concretas en todos los ámbitos. Nuestro objetivo es cohesionar a los diferentes grupos culturales, científicos, políticos y sociales con el denominador común de la orientación humanista, reuniendo intenciones para la realización de obras conjuntas en la dirección de la afirmación de la dignidad humana».

A su vez, en el Foro Humanista de Moscú del año 1993 se decía:

«El Foro Humanista pretende fundar las bases de una discusión global futura. De mayor interés será tener en cuenta a las diversas posturas y comprender que en esta civilización planetaria que comienza a gestarse, la diversidad de posiciones, valoraciones y estilos de vida prevalecerá en el futuro a pesar de los embates de las corrientes uniformantes. En este sentido, nosotros aspiramos a una nación humana universal de posible realización si existe la diversidad. No podrá mantenerse un hegemonismo central sobre las periferias, ni un estilo de vida, ni un sistema de valoraciones, ni un presupuesto ideológico o religioso que se imponga a costa de la desaparición de otros. Hoy ya estamos viendo que la centralización va generando respuestas secesionistas porque no se respeta la verdadera entidad de pueblos y regiones que podrían converger perfectamente en una federación real de colectividades. No vaya a pensarse que el control económico puede hacer milagros. ¿O hay todavía quien cree que para otorgar créditos para el desarrollo habrá primeramente que reformar el Estado, luego la legislación, posteriormente el modo de producción, más adelante las costumbres y hábitos sociales, un tiempo después la vestimenta, el régimen alimenticio, la religión y el pensamiento? Ese absolutismo ingenuo está encontrando dificultades crecientes para imponerse y, como en el caso de las secesiones anotadas más arriba, está contribuyendo e endurecer y radicalizar posiciones en todos los campos. Si, efectivamente, a través de la dictadura del dinero pudiera pasarse a una sociedad plena el tema admitiría un tiempo más de discusión pero si para lograr una sociedad decadente, sin sentido para el conjunto y los individuos, es necesario además aceptar los requisitos de una involución humana, el resultado será el aumento del desorden y del infortunio general. El Foro Humanista no puede perder de vista el lineamiento de la diversidad, no puede estudiar a las distintas culturas con la óptica de un primitivismo zoológico según la cual aquella cultura en la que uno está asentado representa la cima de una evolución que debe ser imitada por las demás. Mucho más importante será comprender que todas las culturas hacen su aporte a la gran construcción humana. Pero el Foro Humanista debe fijar sus condiciones mínimas. La primera es que no puede dar participación a aquellas corrientes que propicien la discriminación o la intolerancia; la segunda es que no puede dar participación a aquellas corrientes que propicien la violencia como metodología de acción para imponer su concepción o sus ideales por altos que éstos sean. Quitando esas limitaciones no tiene por qué haber otras. El Foro Humanista es internacionalista, pero quiere decir esto que en razón de su ecumenismo descalifica lo regional y lo puntual? ¿Cómo podría descalificarse a alguien porque ama a su pueblo, ama a su tierra, ama a sus costumbres, a su gente, a sus tradiciones? ¿Podríamos endilgarle el simple epíteto de «nacionalista» para dejar luego de considerarlo? Porque amar las propias raíces es también ser generoso en la consideración del trabajo y el sufrimiento de las generaciones anteriores. Unicamente ese «nacionalismo» se distorsiona cuando la propia afirmación es en desmedro del reconocimiento de otras colectividades, de otros pueblos. ¿Con qué derecho este Foro podría descartar los aportes de otras corrientes en las que campea el ideal de lograr una sociedad igualitaria y justa? ¿Tendría el Foro que actuar discriminando a los creyentes o a los ateos en razón de sus respectivas concepciones? ¿Podría el Foro sostener a conciencia la superioridad de unas creencias sobre otras, de unas costumbres sobre otras? Creemos que las limitantes no pueden ser sino las dos y exclusivamente las dos que apuntáramos antes. En tal caso, el Foro se propondrá en términos de inclusión y no de exclusión de la variedad humana».

Así en ese foro se iniciaba la discusión con la ideología globalizante y se propendía al rescate de la particularidad cultural entendiendo al mundo futuro como la confluencia de la diversidad. Estas consideraciones se hacían con el trasfondo de la confrontación que hoy ya ha tomado características de lucha abierta entre culturas y etnias diferentes…

Y bien, ¿cuál es el mensaje de los congresos internacionales del Humanismo para este en el que se pone en marcha la regional de los partidos humanistas latinoamericanos? El mensaje, me parece, es este: el mundo actual sigue deteriorándose en una tendencia de desahumanización creciente. Y en este proceso, aparece la mentada «globalización» económica como instrumento de dominio. Se trata de un inequívoco fenómeno de signo antihumanista que no puede ser considerada como un proceso simple que se va desarrollando espontáneamente. Es proceso dirigido desde un centro imperial hacia una periferia cada vez más lejana con las mismas características que se observaron en anteriores culturas. Esta globalización dirigida no puede ser confundida con el proceso de mundialización de la diversidad cultural que se acelera pasando por las regionalizaciones. La mundialización debe pasar por la consolidación de regiones culturales y este es uno de los objetivos a lograr en corto y mediano plazo. Desde ya, la creación de la regional latinoamericana de partidos humanistas va en esa precisa dirección. De este modo este proceso que va hacia la nación humana universal pasa por la estructuración de regiones culturales, como se ve claramente en Europa y se insinúa ya en Latinoamérica. La regional de partidos humanistas, que hoy se pone en marcha, tiene la fuerza y la dinámica de los vientos integradores que soplan a su favor.

Nada más, muchas gracias.