Santiago, 3 de Diciembre de 1998

 

 

En el Congreso General del partido humanista, celebrado en Santiago, el 26 de junio de 1998, se facultó al Consejo Nacional y a su comisión ideológica, proponer el nombre de quien representaría al humanismo en esta próxima elección presidencial. Así lo hemos hecho, y hoy estamos en condiciones de anunciar públicamente que el Partido Humanista llevará como candidato presidencial, a Tomás Hirsch.

Antes de dejar con ustedes a Ana L´Homme (en representación de Los Verdes) y, por supuesto, al propio candidato, permítanme una breve reflexión sobre el sentido de esta candidatura:

Esta candidatura viene a confirmar y reafirmar el diagnóstico, las acciones y las propuestas que los humanistas hemos venido haciendo al país desde hace 15 años.

Teníamos razón; cuando pedimos una Salud y una Educación pública y gratuita para todos; cuando requerimos el no-pago de la deuda externa al FMI hasta que no se aclarara el origen de dicha deuda; cuando advertimos el desastre económico, ecológico, político, jurídico y social que sobrevendría por la aplicación de un modelo neoliberal que ya estaba haciendo crisis en otras partes del mundo; teníamos razón cuando acusamos la inmoralidad de los bancos cuyo capital especulativo ha terminado saqueando al estado y expatriando a las principales empresas productivas de nuestro país; teníamos razón cuando reclamamos mecanismos de democracia directa, como el plebiscito, la consulta popular, el referéndum, la ley de responsabilidad política, el voto optativo, el reconocimiento constitucional de los pueblos indígenas, la democratización del poder judicial; También teníamos razón cuando solicitamos al congreso la aprobación de una Ley de divorcio, la derogación del Servicio Militar Obligatorio, y cuando presentamos un millón de firmas por un Tratado de Paz Permanente entre Chile y Argentina.

Las crisis que denunciamos ayer, hoy la estamos comenzando a padecer, no los poder.osos por cierto, pero sí el pueblo chileno en su conjunto. Desafortunadamente, ya es demasiado tarde para impedir que estas crisis revienten por todos lados. Sin embargo, aun estamos a tiempo de impedir que en Chile se instale el reino del caos general. ¿Quiénes están llevando al país en esa dirección caótica? La respuesta está a la vista: En Chile hay una ultra derecha fascista y económicamente poderosa que dicta las políticas a seguir en todos los campos, y hay una Concertación filo liberal, que las aplica. Ahí están los que son inmediatamente responsables de esta situación.

La candidatura de Tomás Hirsch, no tendrá pelos en la lengua, y dirá las cosas por su nombre: No dirá que en Chile existe democracia, cuando lo que tenemos hoy es una Constitución impuesta por la dictadura sostenida por una partidocracia monopólica; no dirá que gozamos de libertad, en circunstancias que vivimos bajo el chantaje económico y el control informativo casi total; no especulará con que en Chile puede hacerse Justicia, hasta que el Poder Judicial no se genere democráticamente.

Pero, esta candidatura no se va a quedar solo en la critica. Su principal objetivo será el de proponer al país las medidas de urgencia que habría que implementar en Chile para poder desalinearnos de la crisis general. Alguien dijo una vez, «montarse sobre un tigre puede ser fácil, lo difícil es bajarse», haciendo alusión a ciertas situaciones en las que se cae en una suerte de trampa, parecida a esas minas terrestres que no explotan exactamente cuando se las pisa, sino cuando se levanta el pie, por lo que la víctima pareciera tener solo dos opciones: o levanta el pie de inmediato y explota, o trata de mantenerse en pie hasta que termina desfalleciendo, para que finalmente la mina explote de todos modos. Algo parecido pasa con las trampas que nos tiende este sistema económico. Y si bien muchos ya prevén la catástrofe financiera, nadie se anima a proponer salidas de esta trampa, por temor a las supuestas consecuencias inmediatas. Pues bien, los humanistas sabemos bajar del tigre.

También, y es bueno decirlo tempranamente, la candidatura de Tomás Hirsch, está abierta a la participación más diversa. No nos interesa preguntar de donde viene la gente sino adonde la gente quiere ir. Pero, tal apertura, en ningún caso debe interpretarse erróneamente, porque no somos afines a los juegos politiqueros electoralistas. Puedo asegurarles que el nombre de Tomás Hirsch estará en la cédula presidencial de 1999.

Los humanistas queremos la unidad de todos los que verdaderamente quieren cambiar las cosas en nuestro país. La unión de socialistas-humanistas, ecologistas-humanistas, indígenas-humanistas, independientes-humanistas, etc., es un imperativo de esta época, y perfectamente posible de alcanzar. Todos tenemos cabida, y podemos avanzar juntos en la dirección que propone el Humanismo, y nadie tiene porque abandonar su propia identidad. Esta unidad de proyecto es posible, porque el Humanismo es mucho más que un partido; es la voz de los que no tienen voz; es un manto de esperanza para los desamparados; es la aspiración genuina de tener una vida libre y sin contradicciones, sin dolor ni sufrimiento, sin violencia, sin discriminación, sin odios, sin revanchismos. El Humanismo es una invitación a vivir en paz con nosotros mismos y con nuestro pasado, a desarrollar sin limitaciones nuestra fuerza creativa, y a compartir alegremente el sentido de nuestra existencia humana.

Con la ayuda de todos y por el bien de todos, debiéramos unir a las fuerzas reales de nuestro país, que están en el seno del pueblo, tras las banderas del partido humanista y de su abanderado presidencial Tomás Hirsch. Este es el único proyecto viable para que juntos pongamos en marcha un gran movimiento de liberación nacional.

Santiago, 3 de Diciembre de 1998