31 de Octubre de 1995
Apuntes de una charla con Mario

 

No nos interesa dejar nada de lo que estamos haciendo: Hojas de Barrio, actividades en el local y actividades con los vecinos; igualmente, nos interesa que las reuniones semanales se nutran de gente nueva y sean lo más numerosas posibles. Nos interesa seguir con todo esto y agregar una decidida acción en dirección a los estudiantes universitarios.

«Ir a las universidades, ir a los estudiantes» es la consigna. Estamos interesados en producir publicaciones universitarias del mismo modo que producimos las publicaciones barriales: colocando afiches para convocar gente y financiando la edición con anunciantes próximos a la facultad o que venden artículos para universitarios y formar clubes donde se haga trabajo personal, foros y la actividad propia de ese mbito. Con el tiempo, si de allí sale una lista universitaria que compite por la conducción del centro de estudiantes, en buena hora, pero no se empieza por armar una lista.

Invitemos a participar de una publicación, iniciemos un grupo y formemos un Club Humanista con su declaración de objetivos y adhesión al Documento Humanista.

Lo dicho para la universidad vale para los colegios secundarios, pero las prioridades deben estar claras: primero, los universitarios de cualquier facultad.

En una facultad determinada o en los lugares donde se realizan los cursos de ingreso colocamos afiches y volanteamos llamando a editar una publicación estudiantil de orientación humanista; formamos un grupo y damos el paso hacia el club. Esta es, en síntesis la mec nica que aplicaremos tanto en las universidades estatales como en las privadas.

Cada día est más claro para nosotros que se necesita estructura, organización en medio del caos. Todo lo que estamos haciendo en el Movimiento tiene que continuar desarroll ndose, pero hay mucha gente desarraigada que puede arraigarse en las universidades.

Hay una onda favorable hacia nosotros, en todo el mundo desde los estudiantes, que ser n los futuros cuadros sociales. Es una situación muy diferente con respecto a los últimos diez a¤os. Los jóvenes no tienen problemas con nosotros porque inmediatamente conectan con el mensaje.

Hay que hacer un planteo frontal, claro, referencial. Proclamar el humanismo de entrada y en todo momento. Nosotros decimos lo nuestro, proponemos actividades y el que se quiera sumar, que lo haga. Respetamos la libertad de la gente, en tanto y en cuanto no obligamos a nadie a integrarse, pero el que venga, viene a hacer actividades humanistas. Ya hemos visto que hay mucha adhesión en el ambiente universitario y la época es propicia. Un perfil propio en épocas de desreferenciación es doblemente nítido.

No usaremos la metodología cl sica de buscar el copamiento del centro de estudiantes, formando listas para las elecciones y encolumn ndonos con esa actividad política. No.

Lo que haremos es una publicación, constituiremos un grupo inicial que dar origen a un Club Humanista que realizar las actividades típicas nuestras y con nuestro estilo: con burbuja y desparpajo, discutiendo todo, colaborando a la desestructuración de esa institución. La historia nos ayuda.

La década anterior fue nefasta en el mbito estudiantil. Los jóvenes aspiraban a ser yuppies, estudiaban Administración de Empresas o Ciencias Económicas y renegaban del hippismo de sus padres y de los valores contestatarios. Hoy es diferente, comienza a ser diferente.

La facultad es para nosotros un barrio. Tiene que tener su Hoja y formarse un grupo inicial que se constituye como Club. Si no tiene local, no importa. Cuando haya fuerza podremos abrir un local en un lugar próximo a la facultad, pero no debe ser un freno la falta de local.

El estilo que nos conviene es desprejuiciado, contestatario, burlón, burbujeante. Nada de gravedad, de clima «serio», de densidad. Hay que trabajar con sutileza y levedad.

A las facultades! Es una actividad adicional, algo que sumamos a los trabajos habituales. Arraigarnos, dar testimonio, hacer cosas, nos constituir n en una se¤al referencial. Cuando todo se caiga, nuestra se¤al ser un hito referencial.

Atención con esto: estamos trabajando en los barrios, con Hojas, locales y diversas actividades. Continuaremos con esto y los que no estamos aplicados a los barrios intentaremos arraigarnos en la universidad. Por otra parte, a las reuniones semanales continuaremos invitando a todo el mundo, arraigado o no, estudiante, gente del barrio, obrero, oficinista, etc. de cualquier edad. Esta es la orientación.

Aunque resulte insistente, nos interesa destacar que el estilo de trabajo en la universidad conviene que sea claro, contestatario, liviano, burlón, gracioso, en suma: juvenilmente referencial. No debe haber asamblea donde no demos nuestra posición y dejemos bien claro que somos humanistas. Trabajemos sin prejuicios, es decir, tanto en las universidades estatales como en las privadas.

Los grupos con estudiantes secundarios vendr n como consecuencia: esos jóvenes se enterar n por sus hermanos mayores que van a la universidad.

«Si se puede! Se puede hacer todo lo que queramos». Este es el espíritu humanista que hay que oponer al inmovilismo oscurantista, al «no-se-puede». El «no se puede» es v lido para ellos, para la gente del sistema y significa lo contrario para nosotros. La situación es ideal. Debemos enfatizar en que se puede. «Claro que se puede. ­Ahora ver n cómo se puede! Hay que hacer lo que nosotros decimos y se podr «. Esto es desparpajo. Alienta y da nimos.

Nuestra voz tiene que escucharse sin vacilaciones. Nadie est construyendo y ha llegado la época de construir. Tenemos que ser nosotros los constructores. Todo lo que hagamos tiene que tener nuestro sello. Las publicaciones tienen que tener el rótulo de humanistas, los programas de radio también, todo lo que hagamos debe ser manifiesta y rotundamente humanista.

Hay una onda favorable. En lugares tan distantes y diferentes como Roma (Italia), San Salvador de Jujuy (Argentina) y Asunción (Paraguay) se advierte la resonancia de nuestro planteo y la adhesión de estudiantes y hasta de profesores. El mundo se est dando vuelta.

Hasta aquí la charla del Negro.