1 de Julio de 1995
Notas de conversaciones informales con Mario en Bogotá

 

Tecnología y popularización

Hoy la tecnología se ha popularizado. No es que la hayan inventado los neoliberales como pretenden mostrarlo, pero lo que sí hicieron bien fue la decisión de invertir en ella.

El momento es parecido al de los primeros coches, que había que ser experto para manejarlos. Con los primeros computadores fue lo mismo: al principio todo era grande, espacios especiales, tarjetas perforadas, etc. Los expertos lo controlaban todo. Pero se popularizó (gracias a Sinclair) y hoy la maneja hasta el ama de casa.

Seguramente aparecerán de nuevo tratando de manipular el espacio virtual, pero también se popularizará.

Deuda externa y problema ecológico

Si el problema ecológico es global debiera enfrentarse de la misma manera. Habría que proponer que la deuda externa en vez de pagarse debiera dedicarse a la solución del problema ecológico. Los países desarrollados debieran dejar que los países deudores aplicaran esos recursos a resolver problemas ecológicos que son de interés de toda la humanidad.

Por supuesto ésto puede hacerse de acuerdo a un plan. Se dejan los recursos para que sean invertidos no de cualquier manera sino que de acuerdo a un plan específico.

Cosas resueltas y otras no resueltas por el sistema

El sistema tiene varias cosas que ya tiene resueltas:

Está el Estado Nacional el cual ya está totalmente superado. Lo mismo con los políticos y los partidos: los políticos se han ahorcado a sí mismos, porque tienen que responder a la banca y tomar medidas para ir destruyendo el Estado Nacional, pero eso mismo terminará haciéndolos a ellos prescindibles (el estado siempre fue el botín de los políticos). Por otro lado han instalado la idea de que los electos una vez electos no dependen del partido sino que supuestamente de sus electores (así que vale más lo que él dice que lo que dice el partido). Ellos no se deben al partido, así que se pueden también cambiar de partido cuando les parece. Lo que antes era traición ahora es signo de independencia. Así que ya no se entiende mucho para que sirve el partido y su gente, que es la que trabajó para ponerlo ahí.

Lo mismo han hecho con el sindicalismo y lo gremial, hoy ya no tiene ninguna fuerza, ya no existe.

Está también la Justicia. Para todo el mundo es claro que la justicia es ineficaz, así que solo falta la forma de privatizarla. Ya tenemos casos cómo el de EE.UU. en que el 30% de las cárceles son privadas. Esto lo harán poco a poco pero de alguna manera ya lo tienen resuelto y es sólo cosa de tiempo.

Pero por otra parte tienen al menos tres problemas que no tienen resueltos:

  1. La misma mecánica de concentración de capital y su movilidad les va generando a ellos problemas. Un ejemplo fue lo de México y con la decisión del G7 de hacer una suerte de seguro (200 mil millones de dólares) están tratando de dar una respuesta, pero con ésto tienen un problema. Todo es muy frágil y basta que se junten 2 o 3 factores y se puede producir un colapso.
  2. Con los militares tienen también un problema. Han privatizado a las policías pero no está claro como lo harán con los militares. Lo que está claro es que no responden a las instituciones democráticas, que son manejadas por ellos. Tienen a su favor que los militares no cuentan con el cariño de la población, pero este tema no lo tienen resuelto.
  3. Por último no tienen un enemigo claro que mostrar. Se les acabó el comunismo que cumplió muy bien con esa función. Así que necesitan encontrar un enemigo claro.

El proceso de desestructuración

Hoy ya es evidente el proceso de desestructuración de las instituciones que conocimos el momento anterior. Ni el Estado Nacional, ni los sindicatos, ni las empresas estatales, etc. Lo que viene es muy distinto.

Frente a este situación vemos que en muchos surge la tendencia a afirmar algo que ya no existe. Algunos que en otro momento fueron internacionalistas, tratando hoy de dar respuesta al avance de los neoliberales, se vuelven nacionalistas. Les surge «naturalmente» la tendencia de tratar de fortalecer el sindicalismo, de defender la democracia formal, los partidos políticos, la independencia de poderes, el patrimonio nacional, etc.

No es posible volver atrás. Hay que mirar para adelante. El mundo que viene es otro.

Tratar de afirmar lo que ya se cayó es tan absurdo como luchar para volver al feudalismo, por ejemplo.

Tendremos que decidir si queremos oponernos a la realidad que impone la época o montarnos en la época y tratar de direccionar el proceso.

Para nosotros todo ésto está muy claro. Lo tenemos claro hace mucho tiempo. No tenemos problemas de concepción ni de interpretación, sino que tenemos dificultades de procedimiento. Tenemos total claridad en lo que está sucediendo.

O te paras delante y tratas de detener un camión que va en bajada y a gran velocidad o te subes y tratas de direccionarlo. El planteo no es dialéctico sino intencional, direccional. No podemos decir no a todo. No puedes decir no para volver a estructuras muertas como el Estado Nacional.

Este proceso de desestructuración no se detiene en las instituciones, sino que llega hasta el individuo. Se refleja también en la desestructuración de la conciencia. La Epoca cambió e impone su sistema de creencias. Hoy lo que cuenta es lo personal. La lógica Hegeliana ya no corre. No queda nada de Hegel en pie. Hay que asumirlo. Uno quisiera rescatar algo pero no se puede.

Hoy vemos todos los días al desplegar nuestra actividad, la imposibilidad de los individuos de incluirse en un «universo lógico». Nos encontramos con un desocupado y aunque le decimos que él forma parte de un conjunto de un millón de desocupados él se sigue viendo sólo. Eso no lo mueve a actuar en conjunto con otros. Un millón de desempleados es un universo lógico. Pero Juan Pérez, desempleado que es parte de ese universo lógico, eso que es una verdad lógica, no es una verdad existencial. Juan Pérez es Juan Pérez y no se siente parte del millón de desempleados aunque intelectualmente él lo entienda. Es cierto que cada individuo es un «universo» y que él además de desocupado es muchas otras cosas, pero en otros momentos históricos ésto se registraba de manera muy distinta. El se ve como individuo y sólo, es como si la respuesta que buscara fuera personal.

Esto es algo epocal. La clase oprimida que se identificaba y se movilizaba, era otra época en que eso operaba. Hoy eso no opera.

Esto lo vemos con claridad en ciertos estratos: cada cual busca su sicólogo (que cada vez es más chamán), su «brujo» personal, su respuesta propia y personal. Un indicador claro del avance de este proceso lo tendremos cuando veamos a ex-luchadores sociales (gente que hizo cosas) buscando el mismo tipo de respuesta.

En todas las religiones esto se da así y cobra particular fuerza en los momentos de crisis de las distintas civilizaciones. Cuando millones de personas se movilizan a la Meca, no se trata de un conjunto que se mueve. Cada uno de ellos está conectado con algo. Van de a uno los millones y no como universo lógico.

Cada cual se conecta personalmente con su Dios y aunque vemos miles que peregrinan cada cual va como individuo. Después surge el incluirse en un cierto universo y se dice que acá estamos los justos y allá los otros, o acá los fieles y allá los infieles, pero ésto viene después, ya que el registro es de conexión personal.

Hay otro impedimento epocal. Es el pensar en proceso y en estructura. Hoy la época impide esa forma de pensar.

Estas son cosas que tenemos que considerar, son dificultades reales, propias de la época, del momento histórico.