25 de Abril de 1995
( Este documento también viene fechado en Julio 2000 )

 

El trabajo y los espacios de encuentro.

La actividad humana se centra en el trabajo, al cual se destina aproximadamente un tercio del día. Otro tercio está ocupado por el desplazamiento, el cuidado personal (no solamente referido al aseo y alimentación, sino a vivienda, vestido, etc.) y el esparcimiento (integrado por numerosas diversiones, información y encuentro con otras personas). El tercio restante se dedica al sueño.

El tiempo global destinado al trabajo sufre variaciones según la edad, los lugares y las situación de una sociedad dada. A su vez, el desplazamiento, el cuidado personal y el esparcimiento, están fuertemente determinados por la condición laboral.

En la sociedad en que vivimos existen diversos espacios de encuentro basados en actividades puntuales. Organismos públicos y privados, empresas y fundaciones, impulsan la capacitación laboral de los empleados fuera de sus horarios de trabajo. También hay otros espacios participativos y de encuentro como las instituciones gremiales, políticas, científicas, culturales, sociales y deportivas. Todos los ámbitos mencionados son muy precisos en sus objetivos.

Por otra parte, se forman grupos no institucionales entre amigos o familiares que comparten su tiempo de esparcimiento. Entre la juventud suelen aparecer nucleamientos referidos a una escuela o universidad, un barrio, una escuadra deportiva, un grupo musical, un tipo de vestimenta, o un tipo de consumo. Todas esas agrupaciones cumplen con funciones importantes, pero no está en sus intereses establecer relaciones interpersonales globales y profundas.

Los clubes humanistas como espacios de encuentro.

Muchas personas afirman que no existen espacios de intercambio pero, como hemos visto, tales espacios son numerosos y variados. Tal vez, esa «falta de espacio» se esté refiriendo a una difusa necesidad de establecer relaciones entre personas con las cuales se pueda compartir bastante más que unas actividades puntuales destinadas a llenar el tiempo de esparcimiento.

Los clubes humanistas no tienen carácter institucional, no se asemejan a los clubes sociales o culturales, ni aparecen motivados por alguna actividad específica. Surgen por iniciativa de personas que comparten actitudes y comportamientos globales ante la vida. Sus miembros están interesados en efectuar diversas acciones, en realizar intercambios de ideas y experiencias, pero siempre basados en relaciones humanas de no-discriminación, reciprocidad y desprejuicio ideológico y religioso.

Por lo anterior, sería un error creer que un tema específico es el factor aglutinante de un club humanista. De hecho, distintos clubes humanistas difieren en intereses puntuales y actividades pero tienen en común el tipo de relación humana que hemos mencionado anteriormente.

Funcionamiento de los clubes humanistas.

Los clubes humanistas son espacios de encuentro que no requieren de organización, reglamentos, fondos, ni locales. Operan en casas, apartamentos u oficinas particulares y, a veces, en redes informáticas. La falta de organización y de recursos, en lugar de constituír deficiencias, son las claves adecuadas para evitar que se empañen las relaciones interpersonales. Por otra parte, quien pertenece a un club humanista no puede sostener ninguna exigencia en esas materias.

Si alguien no está satisfecho con el funcionamiento de su club se retira del mismo modo en que llegó y, a la inversa, los miembros de un club no están obligados a dar participación a quienes consideren personas indeseables. En el marco de la reciprocidad, una persona puede retirarse del conjuto, o el conjunto puede retirarse de esa persona ya que no existen mecanismos de admisión ni de expulsión.

Las áreas de interés.

Los temas de intercambio entre personas afines son numerosos. De todas maneras, se sugieren unas pocas áreas de interés de modo que la relación entre clubes de distintos lugares tenga puntos comunes. En base a esto, las experiencias, la información y la actividad, pueden crecer de modo significativo.

Las áreas sugeridas son: salud, educación, derechos humanos, antidiscriminación, etnias y culturas, ciencia y tecnología, arte y expresiones populares, religiosidad, agrupaciones sociales, partidos, movimientos alternativos y economías alternativas.

Conducta y estilo de vida humanistas.

La conducta que se cultiva en los clubes es de no-discriminación (racial, cultural, económica, sexual), de reciprocidad (que obliga moralmente a devolver el apoyo recibido de otros), y de desprejuicio ideológico y religioso (que no se limita a una fría tolerancia por las ideas y creencias de los demás, sino que lleva a tratar de comprender esas posturas).

Por otra parte, se propone un estilo de vida basado no en objetos tangibles, sino en intangibles, en valores. Esos valores no son algo dado, algo que se posee. Se trata de aspiraciones, de ideales de vida a lograr. La coherencia es una de esas aspiraciones. Cuando se desea que no exista oposición entre lo que uno piensa, siente y hace, se está hablando de una aspiración. Cuando se toman medidas prácticas permanentes para ir logrando esa aspiración, se está hablando de un cierto estilo de vida.

En las actividades de los clubes siempre están implícitos, y muchas veces son temas de discusión, tópicos referidos a la conducta y el estilo de vida humanistas. Por lo demás, nadie tiene derecho a decidir sobre la conducta o el estilo de vida de otros miembros del club pero todos coinciden en exigir que las relaciones interpersonales estén asentadas en esos comportamientos.

En última reducción: la función individual y colectiva con que cumplen los clubes está dada por el establecimiento de un nuevo sistema de relaciones personales basado en la conducta y el estilo de vida humanistas.

 

25/04/95