Buenos Aires
25 de Abril de 1992
Sugerencias del Negro sobre los programas radiales en charla informal

 

No nos conviene hablar de nosotros como “gente común”, estas son épocas donde la gente quiere destacarse. Mejor hablamos de nosotros como “la buena gente” o “la mejor gente”. Tampoco conviene decir “nosotros creemos”, mejor “nosotros sabemos”.

Hay que darle más al terrorismo sicológico. No hay que darle tanto a la ruptura de pareja o a los problemas de la familia. Mejor hablar de los países que se dividen, de las cómpanys que se caen, de la desocupación que puede crecer vertiginosamente. Hacer terrorismo sicológico es poner en el tapete los verdaderos problemas que hay. Poca autocrítica ante el oyente. A lo sumo podríamos decir: “La diferencia entre Cavallo y nosotros es que él no pide disculpas por los errores técnicos”.

Si el programa recibe llamadas telefónicas al aire de los oyentes, no estaría mal que salgan al aire también la de los contras. Eso le da burbujas.

Le podremos decir por ejemplo: “Bueno, esperamos que en el próximo programa nos podamos entender mejor”. Estaría muy bien ponerle algunos efectos, como grabaciones de perros ladrando…, y leer textualmente la parte del Quijote (“… ladran Sancho…”).

En cuanto a la música, cuanta más calidad mejor. Conviene que no sea sólo yanqui. Mejor mechar con música francesa, brasilera, aftafalí, etc.

Si pudiéramos hacer las cosas tipo video-clips, más desestructurado (tema-música-tema-música, etc.), sería interesante.

Si llevamos una cierta secuencia no le da la atención a la gente para seguirte, no importa que se rompa la secuencia. Mejor todo desestructurado en el medio. Se ordena al principio y se termina con un resumen de todo lo que se ha dicho.

Antes la sicología tradicional establecía que el tiempo atencional de una persona era de 45 minutos, pero luego de la aceleración tecnológica, después de los satélites, las computadoras, los modems, este tiempo es de 3 minutos. Cualquier explicación que se de, no puede pasar de los 3 minutos.

Hay que observar los diálogos entre las personas, saltan de un tema al otro. No pueden sostener la atención sobre una misma temática.

Hay que darle al programa toques graciosos, con surrealismo, música, efectos especiales (carreras de autos, perros, choques, motos, relámpagos, lluvia, vientos), sino puede quedar como algo solemne, con un modo como escolar-pedagógico. Sería muy interesante poder presentar en radio la cosa desestructurada de mucha imagen como tienen los video-clips, en este caso, con imágenes auditivas (ejemplo: una copa llenándose).

En cuanto a tono emotivo: la expresión súbita, el desorden, la sorpresa. Algo de heavy, como por ejemplo la dureza en la sorpresa.

Los programas tienen que tener agilidad, desestructuración, chispa, mucha música mechada con ideas chispas, mucha música mechada con ideas fuerzas y efectos a mansalva. El hecho de que sea rápido suena a “modernoso”. Hay que ver en las películas yanquis: gritos, carreras de autos, choques. Eso para la gente ágil.

Si desestructuramos la secuencia lógica con música e ideas fuerzas y mechamos con efectos, muchos efectos, va. La idea central en el resumen.

Tenemos que ir acoplados al funcionamiento de la atención del receptor, sino lo siente como prédica, como que se les cae. Es una dificultad epocal que la gente no puede seguir una secuencia temática. El tema será como producir eso de los video-clips, de lograr que una imagen auditiva se convierta en un efecto visual. Allí donde el receptor agarre el programa, debiera recibir un impacto.

En la radio mejor no hablar de “tu”, mejor el “vos”. No conviene hablar muy lento. Si haces una pausa prolongada, el que te escucha ya se lavó los dientes tres veces. Si hablas un poquito más rápido el que te escucha cree que es más ágil.

El programa tiene que tener un tono pop y raro. Tiene que traslucirse de que los que hacen el programa la pasan bien. No hay problema con eso de que si el programa es rápido la gente no entiende. El vértigo gratifica a la gente, es como un pariente de la sicodelia. Tiene que ser desestructurado, sensorial.

Puede ser muy original si se le pesca la vuelta. Mucha cosa ideológica, sin problemas. Si después hay problemas ahí vemos, ya les hemos hecho un agujero.

Los programas son interesantes, y también las intervenciones como “micros”.

Artesanalmente, ésto no lo puedes hacer, se necesita técnica. No es lo mismo una puteada con medios rascas, que una puteadera con medios tecnológicos… No es lo mismo.

Si las formas en las que envuelves el producto compiten con otros, estamos bien, porque ellos no tienen contenido.

Nuestro problema es cómo competir en el sistema en la presentación de nuestras cosas. El nuestro es un problema de calidad en la presentación.

También, de vez en cuando meterles un código “urticante”, mencionando la fuente de lo que se está diciendo, de dónde proviene, mencionando a: Silo, un pensador, autor de…

A futuro hay que armar productoras de materiales y comenzar a enlatar programas de todo tipo (cortos, extensos, con música, etc.).

Podríamos hacer grandes campañas de difusión durante 24 horas. A la hora 25 nadie se acuerda de nada. En realidad, serían como operativos para nosotros, la difusión es permanencia y expansión. Tenemos que dar señal permanente y cada vez más gorda. Entonces, ya no es un operativo de difusión, es una campaña y podemos darle permanencia y crecimiento en la medida en que se abran Centros de Comunicación Directa. Está muy así el planteo, tiene que haber arraigo. Como todo a su vez se está vaciando desde abajo hacia arriba, van quedando espacios vacíos que podemos ocupar nosotros.

Al final se van a quedar con todas las cosas, pero sin gente.