20 de diciembre de 1991
Buenas noches.
Hoy viernes 20 de diciembre de 1991, estamos reunidos a lo largo y ancho del país para despedir a este año. Esta claro que todos deseamos para 1992: trabajo, seguridad, y progreso. Abrir fuentes de trabajo y no cerrarlas, debe ser imperativo de quienes manejan la política económica de un país, que se preocupe por todos sus habitantes, no sólo por algunos. Asegurar el presente y el futuro de la generación actual y de las nuevas generaciones, significa atender no sólo a cuestiones de alimentación, vivienda y vestido, sino de salud, educación, estabilidad laboral y atención cuidadosa de la niñez y ancianidad hoy por hoy increíblemente maltratada. Orientar el progreso del pueblo, como totalidad, y no sólo el ascenso de algunos hacia el bienestar y los beneficios de la tecnología, debe ser meta de una política económica que se precie de humana y solidaria. El gobierno no debe olvidar, que el trabajo para todos, la seguridad para todos, y el progreso para todos, debe ser su objetivo.
Esperemos que 1992 corrija el rumbo, de otro modo, tendrá que enfrentar numerosos problemas sociales, que pueden hacer fracasar su plan de estabilidad. Argentina comienza a ponerse en pie nuevamente, a pesar de sus gobiernos. Y ésto es posible porque ha cambiado la situación mundial, y la situación regional de América Latina. Pero así como los acontecimientos exteriores están influyendo en sentido positivo, los conflictos en Europa, Asia, y Medio Oriente influirán también sobre este país; serán acontecimientos que no dependerán de nosotros, y sobre los que no podremos influir, pero sí podremos influir sobre la insensibilidad de nuestros gobiernos, y sobre la dirección que demos a nuestras propias vidas.
Por ello al despedir este año, sugiero que, cada uno de nosotros, trate de organizar claramente los objetivos que necesita cumplir en 1992, para no ser arrastrados como hoja por el viento por la desorientación de un mundo que está cambiando a gran velocidad, y que no se sabe en que dirección va.
Un gran saludo para ustedes, para sus padres, para sus hijos, para sus parejas, y también para esos seres solitarios castigados por la vida que arrastran el fracaso en su corazón.
Para todos PAZ, FUERZA Y ALEGRIA.
SILO, 20/12/91