Santiago
13 de mayo de 1989
Charla del Negro sobre la diferencia entre un orientador y un jefe
¿Cuál es la diferencia, Pablo, Ananda (risas), desde el punto de vista del Movimiento, no desde el punto de vista de los alcahuetes, cuál te parece que sea la diferencia entre un orientador y un jefe?; la orientación y la jefatura que es tan propia del sistema, en términos generales y sin precisión, Pablo, en términos generales ¿tu encuentras diferencias?
Pablo: El orientador tiene como primario el Movimiento.
Y el jefe la Cómpany, bueno me da la impresión de…
Pablo: El orientador no impone, no manda.
Claro, me da la impresión de que el jefe se basa en eso, el jefe se basa en órdenes, mandatos, mensajes de ida, no de ida y vuelta. No realimentaciones y un circuito en una sola dirección. El da una orden y se supone que porque él da una orden, es mágica la cosa y va. No importa que quién reciba el mensaje lo sienta o no lo sienta, lo entienda o no lo entienda. En realidad si no lo entiende no es personal adecuado, por ejemplo, cosas de ese tipo. Estará muy metido en lo compositivo y ejecutivo de su función: hay que llevar 10 papeles a esa oficina, de esa oficina hay que llevar 4 a la otra, todo ese rollo ejecutivo… Un orientador me da la impresión, no da órdenes, ¿órdenes de quién a quién?… y si él orienta es que hay orientados y si él es orientador depende de los orientados, porque si no, ¿a quién orienta si no hay orientados? Eso es para morirse de la risa. Y si orienta es, se supone, es porque ha puesto en marcha determinados procesos y entonces tiene la experiencia de haberlos puesto en marcha. Entonces tiene, sobre todo y ante nada, creo, una visión procesal, una visión de grandes líneas, más que en el detalle, con el que tiene que moverse el ejecutivo. Que si el papelito esta aquí, esta allá. Una visión procesal, adonde van las cosas, en que dirección marchan las cosas…
El jefe trabaja, lo diga o no lo diga, en base al chantaje, con una presión de situaciones. Mira que si no haces ésto, pierdes el empleo, muy fácil». «Si señor jefe, no señor jefe», y que te parece. El orientador puede entender en que dirección marchan las cosas, si está pulsando en la misma cuerda de guitarra con su gente. Muchos de nosotros podemos saber, podemos sentir y no estoy hablando de telepatía, sino de ciertas representaciones que la gente hace, muchos de nosotros podemos sentir en que puede estar nuestra madre, por ejemplo, si está sintiéndose bien o mal, puede estar enferma, o nuestro padre o un hermano querido, no sabrá los detalles, como esta vestido, si se fue a dormir o esta comiendo, claro que no sabe eso. Pero uno puede reconocer lo otro, creo que es reconocible esta sensación. ¿En qué anda el otro? Eso uno lo sabe. ¿Y por qué? Porque es gente querida, porque hay una relación entrañable, por muchas cosas. Cuando alguien sabe en ese mismo sentido, en que anda la gente que trabaja con uno, pulsa la misma cuerda de guitarra. Uno sincroniza como orientador. Eso no lo hace un jefe. Esas características me parecen de interés y marcan muchas diferencias entre lo que conocemos como un orientador y un maldito jefe del sistema, del sistema. Creo Pablo, haber observado esas diferencias importantes entre un orientador y un jefe.
Veamos la palabra consenso. La palabra consenso se la puede deformar mucho, y la usamos en un sentido diferente al que se usa en el sistema. Nosotros la usamos más bien como una sincronización común en torno a una cierta actividad, a un cierto modelo que estamos proponiendo. No es consenso cuantos votan por el sí, cuantos por el no, cuantos por el ya veremos… Ese formalismo no es nuestra manera de convicción, está bien que así funcionen los organismos, está bien que así sean, es la forma más perfeccionada y consecuente de esta sociedad primitiva, y esa democracia formal. ok, que la gente vote, se exprese, está fenómeno, porque bueno, es mejor eso a que haya un jetón que diga lo que hay que hacer, obviamente. Pero no entendemos así el consenso nosotros. Lo entendemos como un estar sincronizado en esta cosa, comprender cuál es el sentido general y dar la orientación conforme a lo que veamos que es correcto en ese proceso o no lo es.
El orientador se mueve con correcciones de momento de proceso. Esas correcciones de momento de proceso son como pulsos, pulsos que modifican la trayectoria de un cohete en un momento dado, corrige rumbos, corrige rumbos y esa es la mentación para nosotros. Rumbos, no líos subjetivos entre personas, sino corrección de rumbos de proceso. Eso es bonito, si no corrige rumbos un orientador ¿entonces qué orienta? Nuestra forma de movernos, que tiene mucha fuerza interna, y visto desde afuera no se entiende. Implica una suerte de inteligencia común, es una inteligencia común. ¿Cómo definimos esta inteligencia común? La definimos como la capacidad de establecer relaciones coherentes.
Así decimos: a diferencia de los que creen en la naturaleza humana, para los que creen en la naturaleza humana, y para la sicología del año de la cocoa, la inteligencia es una especie de cuociente. Edad cronológica sobre edad mental, y ahí sale un cociente, para morirse, bueno. Ellos creen en eso, nosotros no creemos en eso. Creemos que la inteligencia esta en movimiento, es más, he dormido poco y me siento poco inteligente. Inte legere, «leer con claridad», inteligencia.
Me siento poco inteligente, ayer estaba más inteligente que hoy. Hoy establezco relaciones más complejas y además más coherentes. Este señor establece una cantidad de coherentes relaciones y esta hormiga que funciona con un ganglio, ve un palito y se mete a la cueva. Un ganglio, bueno. Y la inteligencia se aplica en distintos campos. Ustedes saben muy bien, hay científicos brillantes, con una capacidad de relación enorme, con mucho brillo en las ideas y todo aquello, y salen en calzoncillos a la calle. No necesariamente la inteligencia barre todos los campos. Probablemente entre nosotros haya gente muy brillante, muy inteligente para determinados campos, y no para otros. Este es el sujeto adecuado para hacer determinadas cosas, y lo puede hacer bien. El cumple con esas funciones. En determinados campos. Y el es más inteligente que el otro y demás (borrado). Yo lo que sí se es que en ese campo el puede establecer la mayor cantidad de relaciones coherentes y moverse adecuadamente, por eso conviene a esa función. Nosotros vemos el cumplimiento de funciones como la aplicación de esas capacidades a un determinado parámetro. Veamos ahora esto de la inteligencia conjunta.
Nosotros vemos esta forma de movernos también como un proceso de inteligencia sumada de personas. Personas que entienden, personas que no entienden, personas que intuyen, personas que confunden, personas que proyectan, personas a las que le salen las cosas bien, a otras mal, bueno, todo eso. Y claro, a medida que vamos procesando, notamos (cinta borrada) observable para los que tengan cierta antigüedad, que a medida que va pasando el tiempo, como conjunto, somos capaces de establecer cada vez más relaciones y más coherentes, es decir, antes, si teníamos una sola cosa, 10 tipos estaban en la misma cosa. Hoy podemos hacer 10 cosas simultáneas. Unos en una, otros en otra y otros en la otra de más allá. Y todo empieza a funcionar, aplicando actividad y trabajo a distintas cosas.
Ese es un sistema de relaciones más complejas. Y si tuviéramos en marcha a 100 organismos, huyyy, nos volamos… Porque habría que atender a montones de relaciones. Y además deberían ser coherentes. Porque yo conozco el caso también de un señor que es capaz de hacer una enorme cantidad de relaciones incoherentes, un loco (risas).
Podríamos establecer una cantidad cada vez más grande de relaciones incoherentes, cada vez seríamos más locos. La capacidad de establecer relaciones coherentes, si este número se multiplica, la inteligencia crece. Nuestra inteligencia conjunta está creciendo, porque la cantidad de relaciones coherentes que somos capaces de establecer, aumenta. Estamos más inteligentes como conjunto. No es la suma de edades cronológicas sobre las edades mentales multiplicadas por el número de afiliados (risas). Qué es eso…
Entonces estos conjuntos que trabajan en una dirección similar, que van creciendo en su capacidad de establecer relaciones coherentes, que van aumentando en sus funciones diferenciadas, que proyectan organismos y los lanzan, que actúan sobre los medios y actúan entre sí, si ésto va ocurriendo en distintos puntos del mismo país, en distintos países, y tratamos de globalizarlo, las relaciones se van multiplicando enormemente. Y el día que tu tires líneas a un país y a otro y a otro continente y demás, vas a tener que manejar muchas relaciones y vas a tener que sentir como estará Juanito Kaounda (risas). Tiene dolor de hígado…
– «¿Juan que te pasa?» -«¿Pero cómo puedes saber que tengo dolor de hígado?»
No puedo saber que tienes dolor de hígado, pero (cinta borrada). Y si te estás moviendo con gente, no con floreros, ni con piedras, tienes que pulsar eso. Hemos hablado de una suerte de inteligencia, planteada en términos justamente intelectuales, pero no hemos hablado de una sensibilidad, ni de un ajuste de lo que estás pulsando en ese momento. Sentir al otro… ¿Qué le importa a un jefe sentir al otro? ¿Qué le importa a los otros sentir al jefe? Más vale ni sentirlo (risas). Al revés, (cinta borrada), pone la ficha, llegó, pone la ficha, salió.
Entonces a veces cuando distintas líneas convergen en un punto, tienen que coordinarse entre sí, para llevar adelante una cierta estrategia común. A veces se olvidan estas cuestiones 0 que hemos comentado. Bueno (cinta borrada)… A veces se olvida eso, entonces los orientadores, preocupados porque las cosas salgan bien, bueno, desarrollan entre ellos su planificación, su calendario y todo eso y está bien. Es su función, tienen que hacerlo. Pero como tratan de perfeccionarlo mucho y llevarlo a muchos detalles, entonces sin darse cuenta, van cayendo en una suerte de reunionismo. Entonces las líneas que tienen que ver con estos orientadores, no es que digan cosas, pero si entran internamente en una suerte de reclamo: -«Oye, ¿que tu eres el orientador de esta línea, tienes algo que ver conmigo, no?» – «Si pero estoy ocupado de la cosa estratégica general» – Sí, sí pero general en el aire. Porque resulta que las situaciones del orientador de esa línea no está pulsando contigo. Y claro, estoy diseñando cosas, pero yo (borrado) a mi línea. Entonces a veces, en el perfeccionismo de llevar bien las cosas adelante, se produce una suerte de desconexión. No una desconexión material. Alguien te puede decir: «Como estoy desconectado de la gente si me he visto ayer y hace 3 días y…» Mira, más vale que no te veas en 10 días y te conectas (risas) (cinta borrada).
Hay una cosa en la conexión de uno con su gente. Todo va. Nosotros siempre estamos con la cosa de la organización, muy bien, ok, todo organizadito, los niveles, muy bien. Pero lo que mueve las cosas es un espíritu conjunto. Cuando falta ese espíritu común, las cosas se hacen, pero se hacen por disciplina. Es decir, hablando de disciplina, que para hacer la misma cosa, se necesitan 10 personas. Cuando se hace con fuerza, una persona hace lo de 10. A nosotros no nos conviene la disciplina. Lo que nos conviene es el consenso. Un actuar sincronizados. De manera que este tema de cómo estamos conectados tiene especial importancia en la gente nuestra. Es una conexión sicológica. «Tenemos que esclarecer a los nuestros sobre ciertos puntos»…No te engañes, no tienes que explicarle esto al otro, ellos saben, Si está la cosa adecuadamente, hacemos esto y vamos, es como un fuego. Por eso digo, no es telepático, pero es de la familia (risas).
Bien, hoy hemos hablado acerca de las diferencias entre la orientación y la jefatura.
A su vez estos consejos tienen líneas pero que no están en los puntos geográficos donde estos consejos convergen. Es más, puede haber consejos aquí cuyas líneas terminen en otros países lejos, incluso en otros continentes. Si nuestros orientadores no estuvieran en contacto, bueno, en ocasiones, físico, porque se ven, y a veces telefónico, a veces computacional, si no estuvieran en un contacto tan frecuente con la gente, que físicamente estuvieran emplazados en otros lugares, lugares lejanos, en otros países, otros continentes, si no estuvieran físicamente emplazados ahí, de todas maneras deberían arreglárselas para tener la mayor información posible de lo que sucede en esos lugares, para intercambiar continuamente información y deberían comprender, me parece, que los momentos de proceso que se viven en esos otros lugares pueden ser diferentes a los momentos de proceso que se viven en el lugar donde el esta emplazado físicamente. Desafortunadamente tenemos eso, unos brazos, una historia, estamos emplazados físicamente en algún lugar, por ahora es así. Y bueno (risas). No, les digo porque a veces se ve a un tío en televisión que sale al mismo tiempo por 500.000 televisores (risas). ¿Cómo puede ser? Así que está pero no está; pero bueno, entonces es frecuente por nuestra organización perceptual, frecuente que nosotros tendamos a orientar a veces las líneas que están más alejadas, conforme a lo que va sucediendo en el medio donde estamos instalados. Allí hay una cosa que hay que hacer con la cabeza, y nada, estoy comentando algo que muchas veces se ha hablado, pero que es bueno hablarlo de nuevo. Allí hay algo que hacer con la cabeza. Uno puede estar acá físicamente, pero si esta orientando líneas en otro punto no puede pensar con la presión del entorno, la presión del lugar, las implicancias políticas, sociales y económicas que se vive en ese momento en ese lugar. Es un juego difícil, y bueno, ¿quién les manda a meterse en este juego? Allá ustedes,… es que no puedo,… no se meta, deje a otro en ese lugar…ese es un tema.
Si a veces ocurre en una misma ciudad que uno tiende a relacionarse más con los que físicamente estás más próximos al lugar donde uno vive, en una sola ciudad, ¿qué pasará si uno tiene una línea en otro continente? Un lío. Entonces hay una cuestioncita ahí, ¿no? El orientador de líneas forzosamente tiene que estar emplazado en un lugar físico, hay que hacer una cosa con la cabeza, es una cuestión muy subjetiva, no es una cuestión tan objetiva. Hay una cuestión de emplazamiento mental, es un tema muy subjetivo, Pablo. Cómo ubica uno la cabezota animaluna. Hay un problema con esa cosa. Y nada más sobre ese tema, no, sobre el tema de los emplazamientos con respecto de los procesos que uno orienta y que pueden estar emplazados físicamente en un lugar muy distinto al que ocupan estos 70 kg de protoplasma. Y después empezará a disminuir, 48 kg… bien.
Entonces yo no creo que hayan más cosas. Tengo que darles lugar, ya que se encuentran reunidos en esta oportunidad orientadores y todo aquello, se tomen un tiempito para resolver cosas urgentes que pueden ser de mucho interés porque pueden estar encontrándose ustedes en un momento muy adecuado en este lugar que si disparan bien, puede tener muchas consecuencias, así que no se equivoquen… No metan la subjetividad en estas cosas. Lo que conviene hacer, se toma el hígado, se lo saca, se lo pone en formol, me da la impresión que hay una tremenda oportunidad para disparar procesos muy interesantes. Oportunidades que a veces no se dan de nuevo, porque la oportunidad la pintan como escasa. Hay que agarrarse del pelo. Hay una cosa linda. Sin entrar en los detalles, si se podría tener una visión muy general sobre los próximos pasos a dar en lo inmediato. Sería bueno echar una mirada entre ustedes sobre los próximos pasos a dar. Es muy interesante como está todo. Los saludo a todos, los dejo tranquilitos… calmos, en paz, con fuerza y alegría.