La Comunidad se pone en discusión con todo lo establecido, ya que nada de lo que existe representa lo que le pasa a la gente. No nos satisface como está organizada la sociedad. No estamos de acuerdo con el Estado, las instituciones y en como está n organizadas las relaciones sociales.
Para modificar la sociedad, no nos sentimos obligados a usar las vías de participación existentes, ya que forman parte de las mismas propuestas del sistema.
El sistema va a intentar encasillarnos, etiquetarnos, obligarnos a canalizar nuestra participación social a través de alguna de las vías que él mismo provee y reconoce. Nos dirán que, si queremos transformar la sociedad, porqué no participamos en los partidos políticos, en los sindicatos, en los colegios profesionales, en las agrupaciones estudiantiles y gremiales, etc.; es decir, los canales de participación manipulados por ese mismo sistema.
Nosotros nos cagamos en todas esas formas organizativas, porque no responden a las necesidades de la gente. Entonces, nos van a decir que somos anarquistas. Que nos llamen como quieran. Nosotros no nos vamos a reconocer ninguna cosa, no les vamos a hacer las cosas fáciles: no responderemos a sus intentos de clasificarnos y de encasillarnos.
Nos interesa que la gente se agrupe porque está en total desacuerdo con lo establecido, en una forma de organización nada definida.
Exhortamos a la gente a participar en el cambio social a través de La Comunidad, no a través de ninguno de los cauces que propone el sistema.
La Comunidad no participa en política. No nos conviene que un miembro de La Comunidad participe en política. Los partidos políticos tienden a vaciarse cada vez más, hasta convertirse en estructuras huecas, sin gente. Los partidos políticos nos resultan insatisfactorios.
Si una de cada mil personas participa de los partidos políticos, tenemos que incorporar a la cosa social a las 999 restantes, que no creen en la participación política como vía de transformación social y de solución de sus problemas.
El cambio y la transformación no se logran a través de los partidos políticos, manipulados y dependientes del dinero del sistema.
En La Comunidad tenemos una visión diferente del mundo. Es una fuerza social que se caga en las cáscaras vacías de los cauces que propone la sociedad, de sus esquemas organizativos. No aceptamos la compartimentación, no aceptamos los modelos de grupos de presión; nos parecen absolutamente insuficientes. No creemos en ningún «slogan».
Las organizaciones del sistema no proponen ningún cambio de interés para la gente, sólo cambios manipulados.
Las estructuras políticas van a ir asfixiándose. Pero esa atonía política no significa que la gente está‚ muerta. En lo que sucedió en Caracas, tenemos un buen ejemplo. En algún momento, hablamos de los desbordes sociales que se iban a producir en Latinoamérica, y que los partidos políticos no iban a poder controlar. Ya empezaron los desbordes. está n en marcha, y nadie los puede canalizar. Son explosiones que se salen de la «racionalidad» establecida por ellos, y se va al carajo su estructuración mentirosa. El sistema quisiera encausar los desbordes, pero: acaso en Venezuela no votaron todos por un cauce, en las elecciones «democráticas», sólo un mes antes?
Otro ejemplo es Ir n. Se les escapó de las manos a todo el mundo, y todavía no lo pueden entender. No entienden nada!
Así, hay muchas sociedades al «borde del desborde». La Comunidad exhorta a la gente a la participación social, a que tome contacto con otra gente y discuta el mundo de lo establecido. Es un planteo globalizante. No nos convence la sociedad, el Estado, ni cómo está n organizadas las gentes. La gente tiene un lío y quiere salir de su lío. Hablemos de cosas que tienen que ver con el ser humano. Sus problemas reales, el problema con su novia, no se lo va a solucionar el Estado, ni los partidos políticos, ni la religión, ni el sicoanalista. «Todo lo que usted cree que le va a solucionar algo, no le va a solucionar nada».
Si no vamos a ir por los causes establecidos, el tema va a ser dónde está la fuerza humana, social y sicosocial. Dónde va estar la gente agrupada y con encaje.
El próximo organismo que formaremos, se va a atener poco a los cauces del sistema, va a tender más al desborde.
La atonía de la gente es total respecto a los organismos del sistema. Por ejemplo, en Europa, a quién le interesa la cosa política? Uno dice que pertenece a un partido, y lo miran raro. Nosotros estamos por la demolición total. Cuantos más elementos de demolición tengamos, mejor. Nuestros organismos existentes, ayudan también a demoler, hacen su aporte en esa dirección.
Nada con la consolidación. Ello creen tener todo muy bien amarrado, pero no es así. Un pequeño «crac» económico, y se va todo a la mierda.
Nuestra preocupación no es «internista», sino que está allá, en el sistema. Nos vamos organizando y vamos conversando con la gente. Animamos a la gente a la participación social, pero no nos encasillamos en ningún cauce formal. La única aceptación que hacemos es la mínima formal: reconocidos por Ley, algunas autoridades, los libros de actas, etc.
Y con eso qué? Esa no es la esencia de La Comunidad, superamos esa estructura legal. El aparato jurídico de La Comunidad no es el planteo. Vamos bastante más lejos. Si en un país no nos dan status legal, La Comunidad sigue existiendo; aunque sea declarada ilegal por el sistema, existir de hecho. Mejor, si tiene status legal, facilita nuestra actividad, pero nada de eso hace a la existencia de La Comunidad. Sólo nos permite establecer ciertas relaciones.
La Comunidad es combativa, no acepta nada. No ponemos bombas, porque no nos parece técnicamente adecuado. No es porque seamos «nenes buenos».
La cosa es al revés: -somos no violentos porque ustedes son unos violentos, porque nos oponemos y rechazamos su violencia. Nosotros no queremos parecernos en nada a ustedes, por eso somos no-violentos, no por ser «buenos». No toleramos la violencia, y por eso estamos en discusión con ustedes.
Si nos preguntaran: y si el sistema fuera no-violento, que harían entonces? Entonces, seríamos violentos. Pero eso es hipotético, porque el sistema es violento. No somos nosotros, los que tenemos que dar explicaciones, así que no pregunte por hipótesis. El sistema nos tiene que explicar a nosotros, porqué es violento y porqué la violación permanente de los derechos humanos. Europa parece no-violenta; no hay dictadores. Eso no es así, es una violencia amañada. No usarán el garrote, pero usan otros métodos más sofisticados. La violencia física es sólo el último peldaño de la violencia, es cuando revientan las otras formas de violencia.
Entonces, es el sistema el que está en el banquillo de los acusados, no nosotros. No tenemos que andar justificando nada.
-Usted sabe, al igual que nosotros, que lo que el sistema plantea es mentira. La diferencia está en que usted es un cínico de mierda, que quiere hacerlo pasar por verdad, sabiendo que todo es mentira. Usted lo hace de mala fe. -Si, pero es conveniente que esto se crea…
-Ah, eso es otra cosa. Eso tiene que ver con lo cagón que es usted, con sus problemas de esfínteres.
-Pero, la mayoría piensa así…
-¡Me cago en la mayoría! Hace 500 años, las mayorías creían que la tierra era plana, y quemaban a la gente que opinaba lo contrario. Hace 200 años, la mayoría creía que un objeto más pesado que el aire no podía volar… Ahora son otras las creencias.
Con un sistema de mala fe no nos podemos poner de acuerdo. Si usted quiere salir del sistema, venga con nosotros y ayúdenos a hacer crecer esto. Haga, por primera vez en su vida, algo decente. Júntese con nosotros a conversar seriamente. El sistema no es sólo lo institucional externo, está también en la cabeza de la gente.
En el sistema, todo es mala fe: la religión, la familia, todo eso. No creen realmente en nada de eso, lo usan para hacer mejor sus negocios.
En La Comunidad no se defiende ninguna postura política ni religiosa. No es tampoco un instrumento terapéutico, nosotros no arreglamos enfermos. Hay que salir r pido del «intimismo» y siempre generar el mecanismo de relación con el medio. Salir del intimismo y establecer relaciones entre sus problemas y su relación con el medio.
Por ejemplo, alguien nos dice que sus problemas tienen que ver con la separación de sus padres, que eso no lo deja avanzar, no lo deja lograr sus propósitos. En realidad, lo que quiere es «mejorarse» para ser un gerente y cagar a otros. Entonces, nosotros le decimos: -En buena hora que sus padres se separaron, porque así no ha jodido a nadie!
Tenemos muchos casos de esos, de tipos que hemos recauchutado para que terminen siendo gerentes y después nos puteen. ¡Se pueden ir un poquito al carajo!
Una parte importante del sufrimiento de la gente, se debe a que no le han resultado sus porquerías.
¡Nada con los mentirosos de mala fe!
La Comunidad no recauchuta problemas. Es un organismo que esclarece, es una dinámica de esclarecimiento global. Gente con despelote y desorientada, venga! Podemos conversar! Le ayudaremos a ordenar un poco la coctelera que tiene en la cabeza.
A nosotros no nos pidieron permiso para estar en este mundo piojento. Nadie nos preguntó si queríamos nacer. Pero, ya que estamos en él, vamos a reclamar.
Hay gente que ve sus cosas con claridad, con sinceridad, sin mucho problema. Nuestro tono es liviano y festivo. Al punto. Lo que es verdad, es verdad. Vamos livianito y esclareciendo. No es interesante inducir una dirección grave. Nada, liviana y fresca. Lúdica.
Hay locos de dos tipos: los fisiológicos y los sicológicos. Estos últimos está n atrincherados en la mentira. Si la cosa es fisiológica, nada podemos hacer. Y si es lo otro ¡Al carajo!
Nuestro planteo no se orienta hacia una emotividad cómplice. Lo nuestro es un apoyo real, es esclarecimiento. No se trata de que el otro se sienta bien conmigo, ya que eso es insuficiente. Es bueno que la gente se sienta bien, pero se tiene que poner en marcha, hacer sus cosas. Puedo establecer una buena relación, pero si no es dinámica, qué…?
Si un tipo viene y nos dice que está en «búsqueda» de la perfección, de la verdad y todo eso, y le decimos que vamos a trabajar sobre la mentira, sale disparado. Ellos quieren encontrar la respuesta que desean, y rechazan cualquier otra cosa. Entonces, para qué vienen a preguntarnos nada ? Les diremos: ahí está la puerta, desde el comienzo.
está n los otros que vienen a pontificar y a autoafirmarse en sus posiciones políticas o en sus creencias religiosas. A esos también les diremos: ¡Ahí está la puerta!
Pero si uno viene y nos dice que quiere hablar de política o religión para putear contra ellas, a ése, le diremos ¡que venga!