Conferencia dada en Copenhague, Dinamarca. Misión de los 80
Acto público octubre de 1981

Existen enormes problemas en el mundo que nosotros no podemos arreglar.

Problemas entre culturas, sistemas y países.

Como podríamos arreglarlos, si no contamos con programas ni planes concretos.

Nosotros no hemos inventado este mundo, ni tenemos poder de decisión para cambiar las cosas.

Es que nuestro planteo es más humilde y se refiere solo al cambio del individuo y su medio inmediato.

Es mucha la gente que quiere cambiar su vida.

Pero no podrá hacerlo si no se reconcilia con su propio pasado y con su medio inmediato.

No habrá cambio sin reconciliación.

Esto me recuerda algo que sucedió en Madrid, luego de un acto público.

Una señora se acercó y me dijo: ¿cómo me pide que me reconcilie con una persona que arruinó mi vida?

He pasado treinta años recordando aquello , ¿y qué sentido ahora tendría reconciliarme?

Entonces le pregunte: ¿cómo han sido para usted estos treinta años de resentimiento?

Tristes y terribles, me dijo.

Y entonces, ¿prefiere vivir otros treinta años así, o cambiar su dirección? Si usted lo hace cambiará su futuro.

Por eso nosotros decimos: deja por primera vez de buscar culpables.

Tu y el otro son responsables de lo que una vez hicieron, pero nadie es culpable de lo sucedido.

Ojalá se pueda declarar: no hay culpables.

Y se establezca como obligación para cada ser humano, reconciliarse con su propio pasado.

Esto empezará aquí y ahora.

En ti y en mi.

Y seremos responsables de que esto continúe entre aquellos que nos rodean.

Así hasta llegar al ¡último rincón de la Tierra!

Si la dirección de tu vida no ha cambiado todavía, necesitas hacerlo.

Pero si ya cambió necesitas fortalecerla.

Para que todo esto sea posible.

Acompáñame en un acto libre, valiente y profundo que sea además un compromiso:

Pongámonos en pie y frente a nuestro futuro preguntemos:

“¿Es necesario para mi y para otros que cambie o se fortalezca la dirección de mi vida?…”

Entonces en silencio escuchemos la respuesta de nuestra voz interna:

“¿Es necesario para mi y para otros que cambie o se fortalezca la dirección de mi vida?…”

“¿Quiero cambiar o fortalecer la dirección de mi vida?…”

“¿Tengo fe en que cambiará o se fortalecerá la dirección de mi vida…?

“Entonces que brote en mi la Fuerza y la Luz de la vida.”

Hoy y no mañana ve a la reconciliación; abraza a tu pareja y a tu hijo, a tu madre y a tu padre, saluda a tu amigo y tu enemigo y diles con el corazón abierto: “algo grande y nuevo a pasado hoy en mi”.

Y explícales luego que pasó, afín de que ellos también puedan llevar este mensaje.

Quisiera repetir estas frases:

Hoy y no mañana ve a la reconciliación; abraza a tu pareja y a tu hijo, a tu madre y a tu padre, saluda a tu amigo y tu enemigo y diles con el corazón abierto: “algo grande y nuevo a pasado hoy en mi”.

Y explícales luego que pasó, afín de que ellos puedan llevar también este mensaje.

Paz, Fuerza y Alegría.