Debemos considerar dos circuitos de impulsos que terminan por dar registro interno. Un circuito corresponde a la percepción, representación, nueva toma de la representación y sensación interna. Y otro circuito nos muestra que de toda acción que lanzo hacia el mundo, tengo también sensación interna. Esa toma de realimentación, es la que nos permite aprender haciendo cosas. Si no hubiera en mí una toma de realimentación de los movimientos que estoy haciendo, jamás podría perfeccionarlos. Yo aprendo a escribir en mi teclado por repetición. Es decir, voy grabando actos entre acierto y error. Pero puedo grabar actos únicamente si los realizo.
Desde mi hacer, tengo registro. Hay un prejuicio grande, que a veces ha invadido el campo de la pedagogía, y es el prejuicio según el cual las cosas se aprenden simplemente por pensarlas. Desde luego, algo se aprende porque también del pensar se tiene recepción del dato. Sin embargo, la mecánica de los centros nos dice que estos se movilizan cuando hacia ellos llegan imágenes, y la movilización de los centros es una sobrecarga que dispara su actividad al mundo. De este disparo de actividad hay una toma de realimentación que va a memoria y va a conciencia por otro lado. Esta toma de realimentación es la que nos permite decir, por ejemplo, “me equivoqué de tecla”. Así voy registrando la sensación del acierto y del error, así voy perfeccionando el registro del acierto, y ahí se va fluidificando y automatizando la correcta acción del escribir a máquina, por ejemplo. Estamos hablando de un segundo circuito que me entrega el registro de la acción que produzco.
En otra ocasión1 vimos las diferencias existentes entre los actos llamados “catárticos” y los actos “transferenciales”. Los primeros se referían, básicamente, a las descargas de tensiones. Los segundos permitían trasladar cargas internas, integrar contenidos y ampliar las posibilidades de desarrollo de la energía psíquica. Es bien sabido que allí donde hay “islas” de contenidos mentales, de contenidos que no se comunican entre sí, ocurren dificultades para la conciencia. Si, por ejemplo, se piensa en una dirección, se siente en otra y finalmente se actúa en otra diferente, ocurre un registro de “desencaje”, un registro que no es pleno. Parece que únicamente cuando tendemos puentes entre los contenidos internos el funcionamiento psíquico se integra y podemos avanzar unos pasos más.
Conocemos los trabajos transferenciales entre las técnicas de operativa. Movilizando determinadas imágenes y haciendo recorridos con dichas imágenes hasta los puntos de resistencia, podemos vencer a estas últimas. Al vencer esas resistencias provocamos distensiones y transferimos las cargas a nuevos contenidos. Esas cargas transferidas (trabajadas en elaboraciones post-transferenciales), permiten a un sujeto integrar algunas regiones de su paisaje interno, de su mundo interno. Conocemos esas técnicas transferenciales y otras como las autotransferenciales, en las que no se requiere la acción de un guía externo, sino que internamente uno mismo se puede ir guiando con determinadas imágenes anteriormente codificadas.
Sabemos que la acción, y no sólo el trabajo de las imágenes que hemos venido mencionando, puede operar fenómenos transferenciales y fenómenos autotransferenciales. No será lo mismo un tipo de acción que otra. Habrá acciones que permitan integrar contenidos internos y habrá acciones tremendamente desintegradoras. Determinadas acciones producen tal carga de pesar, tal arrepentimiento y división interna, tal profundo desasosiego, que jamás se quisiera volver a repetirlas. Y no obstante ya han quedado, tales acciones, fuertemente adheridas al pasado. Aunque no se volviera en el futuro a repetir tal acción, aquella seguiría presionando desde el pasado sin resolverse, sin permitir que la conciencia traslade, transfiera, integre sus contenidos y permita al sujeto esa sensación de crecimiento interno tan estimulante y liberadora.
Está claro que no es indiferente la acción que se realiza en el mundo. Hay acciones de las que se tiene registro de unidad y acciones que dan registro de desintegración. Si se estudia esto de la acción en el mundo, a la luz de lo que sabemos sobre los procedimientos catárticos y transferenciales, quedará mucho más claro el tema de la integración y desarrollo de los contenidos de conciencia. Ya volveremos sobre esto, luego de dar un vistazo al esquema general de nuestra psicología.