Bombay
Diciembre 1977
Charla dada por Mario en la Primera Conjunción Asiática
Nos han invitado a explicar en qué consiste, en general, lo que nosotros llamamos ceremonias. Pero es para nosotros toda una dificultad explicar, en general, en qué consisten estas ceremonias. De todos modos, con la ayuda de ustedes, podemos hacer un pequeño esfuerzo. De modo que ustedes tendrán que ser muy tolerantes con las explicaciones que se den; y yo sé que ustedes saben hacer eso muy bien.
El aspecto ceremonial de nuestro trabajo no se comprende sino dentro de un contexto mayor, de un sistema mayor, que explique en general cual es todo nuestro trabajo; y el aspecto ceremonial es un caso particular de un sistema de trabajo más amplio.
Nosotros deberíamos explicar en qué consiste en general nuestra Doctrina y nuestra forma de trabajo. Nosotros creemos que el ser humano busca ser feliz. Todos nosotros buscamos la felicidad. Cada uno de nosotros lo hace como puede. Cada uno de nosotros tiene derecho a buscar la felicidad como puede.
Pero a veces nos encontramos con dificultades, porque no está claro qué impide lograr esa felicidad. Nosotros pensamos que el ser humano sufre, busca la felicidad y sufre. A nosotros no nos importaría estudiar el tema del sufrimiento, sino con referencia al logro de la felicidad.
Y ¿por qué el ser humano sufre? El ser humano sufre por numerosos motivos. Sufre por lo que perdió, sufre por lo que piensa que no va a alcanzar, sufre por las situaciones que vive, en las que no tiene lo que quiere. Sufre por temor en general. Temor a la enfermedad, temor a la soledad, temor a la muerte. Y sufre seguramente por unas cuantas cosas más.
Es inevitable la muerte y es inevitable a veces la soledad y es inevitable a veces la enfermedad. Tal es el estado y tal es la situación del ser humano.
Esta situación sufriente, sin duda que impide el logro de lo que en general se llama felicidad. De tal manera que la idea de felicidad queda convertida en un ideal inalcanzable.
Si se plantea la felicidad como algo estático, sin duda que es inalcanzable. Si se plantea la felicidad como un estado de unidad interna, si se plantea la felicidad en términos crecientes, la cosa cambia.
Nosotros estudiamos el sufrimiento del ser humano, con referencia al logro de la felicidad.
Nosotros decimos que hay tres vías que producen sufrimiento: la vía de la memoria, la vía de la sensación y la vía de la imaginación. La memoria crea sufrimiento cuando trae aquellas cosas que creemos que nos hicieron sufrir en su momento y actúan en el momento actual. Uno sufre también por la sensación dolorosa, pero también sufre por lo que imagina que le puede suceder.
De tal manera que en este mismo momento, tres tiempo hay, que están golpeando en la conciencia y trayendo el oleaje de sufrimiento. Nosotros pensamos que es importante el estudio de esos tiempos de la conciencia.
Cuando alguien comienza a trabajar con nosotros, le explicamos que debe reconocer su vida. Debe descubrir aquellos momentos que le produjeron sufrimiento. Y hasta tanto no resuelva aquellos momentos y no se reconcilie con él mismo, su pasado seguirá actuando sufrientemente sobre su conciencia. Nosotros explicamos que si un ser humano no comprende lo que proyecta, no comprende lo que teme del futuro, no puede lograr tampoco reconciliación en su conciencia.
Allí en Occidente, la sicología ha descubierto que un ser humano puede tener sufrimientos por cosas que le pasaron anteriormente. Allí se cree que el sufrimiento actual de un ser humano está determinado solamente por traumas, por accidentes. La sicología occidental recién ha nacido. Un ser humano puede haber tenido una vida muy agradable, y encontrarse en una situación sin futuro, esa conciencia se conflictúa. Si cerramos el futuro del ser humano, esa conciencia sufre.
¿Cómo podría resolver esa sicología ese conflicto por el futuro? Nosotros creemos que pesa tanto el futuro como los traumas del pasado. Cierren el futuro de la persona, cierren el futuro de un pueblo, y aumentará el conflicto. Es importante para nosotros comprender no sólo los traumas pasados, sino comprender la imagen del futuro que nos viene. ¿Qué expectativas tengo?, ¿qué quiero lograr?, ¿qué quiero lograr y sé que no voy a poder lograr?. ¿Qué tengo y creo que voy a perder en el futuro?, ¿qué no tengo que quisiera tener en el futuro?. Nosotros no estamos en dialéctica con esa sicología occidental. Nosotros no nos oponemos a esa sicología occidental, pero nosotros comprendemos que la estructura de la conciencia es mucho más grande, tiene muchas más posibilidades y no puede explicarse solamente por lo que pasó anteriormente. Nosotros hablamos de que la conciencia es una estructura, y que no puede ser explicada por partes.
En Occidente se ha usado hasta hace muy poco la ley de causa y efecto: una cosa produce otra, ésta una tercera, y así siguiendo. Sabemos sin embargo, que muchas cosas, que no están presentes en este momento, pueden estar actuando, en el caso de la conciencia. El futuro está actuando. Cerramos el futuro, conflictuamos la conciencia. No se trata de causa y efecto. Se trata de un punto de vista diferente: estructural, global; ese es nuestro punto; eso es lo que nosotros explicamos.
No hay una vía del sufrimiento, hay tres vías del sufrimiento. Y de este modo se sufre por lo que se cree que pasó, por lo que se cree que pasa, y por lo que se cree que pasará. Decimos “se cree”. No importa que estas cosas hayan pasado o no hayan pasado. Hay gente que se imagina que su vida fue de un modo u otro. A lo mejor las cosas pasaron de un modo muy diferente, pero basta que él crea que pasaron de ese modo para que experimente sufrimiento o placer. Uno puede creer que van a pasar las cosas de un modo, y las cosas pasar de otro; pero basta que la conciencia esté en estado placentero o sufriente. De manera que insistimos en lo que el ser humano cree con respecto a los acontecimientos de su propia conciencia.
Si todo se limitara a un problema de sufrimiento sicológico, la solución del problema sería difícil, pero no imposible. Pero ese ser humano sufre, vive, rodeado de otros seres humanos. Podría el ser humano creer que aislándose del resto podría liberar su conciencia, ya que alrededor de él hay sufrimiento. Si él vive en ese medio, a él le llegará también el sufrimiento. Pero en el mundo en que vivimos no puede estarse aislado, por lo tanto no se está aislado del sufrimiento de los demás seres humanos. Ese ya no es un problema de la conciencia individual. Nosotros creemos que la superación del sufrimiento no es un problema solamente individual, sino que corresponde también a los grandes conjuntos humanos.
¿Pero cómo puede hacerse con el sufrimiento de los grandes conjuntos humanos? Hay quienes piensan que a determinados problemas se los debe atacar frontalmente, pero la experiencia enseña, que no se puede patear una lanza y salir indemne. De tal modo que el ataque frontal a determinado problema, a veces no es buena solución. Así sucede con el sufrimiento de los grandes conjuntos humanos. Los individuos no pueden solucionar los problemas de los grandes conjuntos; son los grandes conjuntos los que puede.
¿Y cómo los grandes conjuntos pueden? Aparentemente una idea aglutina a los grandes conjuntos. En principio se cree que una idea justa aglutina a los grandes conjuntos. Pero no son las ideas justas las que aglutinan a los grandes conjuntos. Es el sentimiento el que aglutina a los grandes conjuntos. Una idea puede ser justa o puede ser injusta y despertar sentimientos que igualmente aglutinen a los grandes conjuntos. Y los sentimientos a su vez pueden ser equivocados o verdaderos. Grandes masas humanas se han movido detrás de una idea, justa a veces y a veces detrás de una idea injusta. Son los sentimientos los que unifican y aglutinan. Y ojalá sean las ideas justas las que acompañen a esos sentimientos.
De manera que los sentimientos, pueden orientarse de un modo u otro. Los sentimientos son como una fuerza, los sentimientos en sí no son verdaderos ni falsos. Ustedes saben bien que en Occidente y en otras partes del mundo por amor se construye y también saben que por razones amorosas hay gente que se suicida. Saben que por razones amorosas hay gente que mató a otra gente. Y saben que por razones amorosas hay gente que ayuda a otra gente. Y ese fuerte motor en el corazón del hombre que es el sentimiento, puede aplicarse a una polea o a otra polea de la gran maquinaria del comportamiento humano. El sentimiento es el gran motor del ser humano.
Hay otro sentimiento, como el sentimiento religioso. Por el sentimiento religioso se han movido pueblos enteros y han hecho grandes construcciones. También se han movilizado pueblos y han destruido grandes creaciones. Y no es culpa del sentimiento religioso, ni tampoco es mérito del sentimiento religioso. El sentimiento religioso, como otros sentimientos, es una gran fuerza del ser humano.
Hay gente que no tienen dios, pero tienen un fuerte sentimiento religioso. Y hay gente que tienen dios y a veces su sentimiento religioso es muy escaso. Nosotros explicamos que no hay que confundir el objeto al cual se refiere el sentimiento con el sentimiento mismo. Una persona puede amar a otra y creer que esa persona es lo más extraordinario del mundo. Puede esa persona no ser lo más extraordinario del mundo y sin embargo el sentimiento sí ser verdadero. Uno puede creer en un dios o en muchos dioses, pero nosotros no decimos nada en torno a un dios o muchos dioses. Nosotros no decimos si hay un dios o no hay dios.
Nosotros decimos que hay un sentimiento que se orienta hacia la trascendencia, pero nada explicamos acerca del aspecto de la divinidad. Hay entre nuestros amigos muchos creyentes y muchos ateos y para nosotros todo está bien. Nosotros creemos que negar la existencia de los dioses es como afirmarla. Nosotros creemos que impedir la creencia es como exigirla. Nosotros creemos en la libertad de expresión del sentimiento humano. Nosotros no tratamos de acentuar las diferencias. Nosotros tratamos de lanzar puentes de comunicación entre los seres humanos.
En otras épocas se hablaba de los pontífices. Los pontífices eran aquellos que tendían puentes entre la divinidad y los hombres. Esos puentes se han roto y es hora de construir puentes entre los hombres mismos. Pero hay muchos espacios vacíos entre nosotros. Hay muchas diferencias entre los hombres. Hay diferencias de lengua, de razas, de edades, ¿cómo construir puentes ante semejantes diferencias? Sólo el sentimiento aglutina. El sentimiento es el lenguaje universal del ser humano. El sentimiento es la fuerza que puede movilizar a los conjuntos y ojalá sea detrás de causas justas.
Este es el sentido que tiene para nosotros el trabajo ceremonial. Para nosotros el ceremonial no estará destinado a una divinidad. Para nosotros el ceremonial está destinado al sentimiento. Nosotros decimos que podemos creer o no creer en dios. Decimos que podemos creer o no creer en la inmortalidad. Y decimos que tenemos libertad para expresar nuestros sentimientos. Esta es una forma de tender puentes entre los eres humanos. Eso es lo que da posibilidades de participar en una misma comunidad, gentes de distintas cultural y de distintas razas y de distintas lenguas y de distintas edades, porque no acentuamos las diferencias sino que destacamos la comunidad de sentimientos. Es nuestro problema tender puentes entre los seres humanos.
Al empezar esta charla hablamos del problema del sufrimiento, hablamos de las tres vías del sufrimiento, hablamos de la búsqueda de la felicidad. Todo parecía estar reducido a un problema de conciencia individual. Pero dijimos que el ser humano vivía con otros seres humanos y que no podía pretender su liberación individual y aislada. Y dijimos que viviendo en ese conjunto de seres humanos y sintiendo el sufrimiento de esos conjuntos algo debía hacer por él y por los conjuntos. Y no podía hacerlo de un modo directo. Debía buscar un modo para comunicarse con los conjuntos. Y, ¿cómo hablar de los conjuntos de un modo común, con tales diferencias y tales Isaías? Será necesario tender puentes, para hablar un mismo lenguajes y entonces encarar el problema del sufrimiento de modo conjunto.
Si alguien quisiera modificar un objetivo lanzando pequeñas hojas de papel, estas hojas serían llevadas por el viento, buenas hojas con buenas intenciones. Algunas hojas caerían sobre el objetivo, otras caerían fuera del objetivo, pero ninguna tendría peso. Miles de hojas podríamos lanzar sobre el mismo objetivo y ninguna la modificaría. Tomemos todas esas hojas, hagamos un fuerte paquete unido con esas hojas y lancémoslo sobre el objetivo. Cambia enormemente la actividad del individuo aislado, de la actividad del individuo conectado por puentes con otros individuos. Nosotros queremos conectar el mundo con puentes, queremos conectar las religiones, queremos conectar las lenguas y queremos conectar las edades.
Y esto que parece imposible, por el proceso mismo de las cosas, está sucediendo ya en el mundo. Los pueblos tienden a conectarse. Hay impedimientos para esta conexión. Impedimientos que nosotros no podemos vencer de un modo directo. Pero hay tendencias en el mundo a lo universal. Pueblos que van de un lado a otro. Elementos que circulan entre los pueblos. Culturas que comienzan a conocerse. Lenguajes que empiezan a hablarse comúnmente. Podríamos estar quietos esperando que el mismo proceso llevara en esa dirección. Pero nosotros vivimos en un momento determinado y ente momento hacemos nosotros nuestras cosas y hacemos nuestro aporte. Y la suma de aportes es un gran aporte. No es posible dar patadas contra una lanza, no es posible cambiar las cosas por el solo deseo de cambiarlas. Son miles las personas que quieren cambiar las cosas, dando con el pie contra una lanza. Nosotros decimos tender puentes y no dar con el pie contra lanzas.
Nuestro trabajo entonces no sólo se preocupa por problemas de sicología individual. Cuando alguien conecta con nosotros y empieza a trabajar con nosotros, no sólo se le explica a él que debe trabajar con su conciencia, se le explica a él que debe explicar también a otros. Se le explica que debe abrir su corazón a otros, que no basta con un cambio en la situación de cada isla. Él no puede cambiar realmente si no comunica a otros. Él puede estar creyendo en su cambio sin tener referencias con lo sucede a su alrededor. Él puede creer que está despierto y sin embargo estar soñando que está despierto. Es necesario que él tenga referencia y para esto debe comunicarse, y al comunicarse saber si está despierto o está soñando. Este es el sentido de nuestra comunidad. Nosotros no planteamos el trabajo en términos aislados. Nosotros planteamos el trabajo en términos de comunidad, en términos de relación de unos con otros, en términos de intercambio de experiencias; no habiendo intercambio de experiencias no hay medida del cambio interno, de modo que no estamos pidiendo al ser humano que se aisle. Estamos pidiendo que se abra. Y al abrir, tender puentes. No es mucho más difícil el sentido de nuestro tabajo que éste. Que cada uno trabaje sobre sí mismo está bien, pero que cada uno se relacione con otros. No es mucho más complejo que eso.
Usamos numerosas técnicas. A unos les vienen bien unas, a otros otras. A algunas personas les viene bien aprender a conocer sus tensiones. Aflojar sus tensiones para que todo funcione mejor. Es bueno conocer las tensiones, es bueno saber qué crea tensión. Es bueno saber qué pasó con uno en su biografía, qué le sucedió a uno. Es bueno hablar con el otro sobre lo que a uno le pasó. Y es bueno crearle al otro la posibilidad de que se exprese. ¿Cómo puede expresarse uno si nadie le escucha? Necesitamos trabajar en comunidad. Es bueno explicar los proyectos de uno a otro. Es bueno recibir la información del otro. ¿Cómo podría uno hacer cosas conjuntas sin hablar con otros? Es necesario trabajar en comunidad.
Nosotros realizamos ciertas operaciones conjuntas a las que llamamos ceremonias. Esa ceremonia une emotivamente, permite que las emociones se expresen, permite que las personas se liguen, permite que el tono general de las personas suba. Permite tender puentes entre las personas. De manera que todo sentimiento como fuerza, para nosotros es de importancia. Y el sentimiento del amor y el sentimiento religioso y toda esa fuerte energía que hay en el interior del corazón del hombre, esa es la que necesitamos para construir puentes de comunicación. Por eso trabajamos con ceremonias que movilizan esa fuerza y que unifican a los seres humanos. Quien crea en la divinidad, que lo exprese; quien no crea en la divinidad, que lo exprese; y esa cosa insólita, esa aparente diferencia entre los seres humanos, puede resolverse con mayor facilidad de lo que se cree. Eso es lo que vamos a hacer en estos momentos posteriores cuando entremos a trabajar en cuestiones de ceremonial; lograr buenos tonos internos, toda una correntada emotiva de unidad, un buen estado interno.
Hay un registro muy fácil para cada persona con respecto a las ceremonias. Si una persona entra en mal estado a la ceremonia y sale en buen estado, la ceremonia es buena. Si alguien entre en un mal estado y sale en un mal estado, la ceremonia no sirve. Si alguien entra en un buen estado y sale en un mal estado, debe huir de esa ceremonia. De manera que el registro es fácil. Para cualquier persona, una persona llega por primera vez a una ceremonia y no sabe bien cómo es eso, no entiende bien porque no le han explicado y sin embargo sale contenta, esa ceremonia es buena para él. Es así de fácil. Luego las explicaciones ayudarán a comprender de qué cosa se trata con exactitud.
Recuerden que estamos movilizando el sentimiento de unidad entre los seres humanos y estamos tratando de lograr el sentimiento de unidad de cada una de las personas.
Eso es todo el sentido de nuestras ceremonias. No hay más sentido que ése en nuestras ceremonias, es demasiado simple el sentido de nuestras ceremonias y no hay que buscar más allá del sentimiento. Eso es todo lo que quería decirles en torno al problema del ceremonial.