Aclaración del transcriptor
Esta es una transcripción de una parte de la versión digital del cassette de audio grabado por Silo. Dicha parte – que no tiene título – está referida a la Escuela y su fin último. Probablemente haya sido grabada entre el 21 y 24 de julio de 1969, en San Salvador de Jujuy (Argentina) o inmediaciones.
El cassette original obra en poder de Alberto Leiva Guevara, quien nos ha hecho llegar la versión digital por intermedio de Ernesto (Tito) de Casas.
La versión digital completa ha sido ampliamente distribuida, y se conserva –entre otros posibles sitios- en la biblioteca digital del Centro de Estudios del Parque de Estudio y Reflexión Punta de Vacas desde el 25 de agosto de 2013.
La siguiente transcripción que ha sido hecha por Fernando A. García no reviste carácter oficial de ningún tipo. Obviamente, quien así lo desee podrá realizar su propia transcripción. No teniendo conocimiento a la fecha de ningún material escrito de la época que corresponda a esta grabación, ha de tenerse en cuenta que tanto la ortografía como otros aspectos formales de esta transcripción son obra del transcriptor. En Buenos Aires, el 27/08/2013.
Transcripción
El último fin de la Escuela no es por cierto el desacondicionamiento de la conciencia o la libertad psicológica absoluta, o alguna otra puerilidad tan en boga en los tiempos presentes.
Cuando se habla de transmutación o de niveles de conciencia superiores, se dice parte de la verdad: una parte muy pequeña y poco comprendida del sistema.
El último fin de la Escuela es el control del tiempo y de la energía.
Se supone que puede rescatarse el pasado no sólo como incorporación de elementos de otras épocas al momento actual, del modo en que podría operar la historia o la arqueología, sino de modo radicalmente diferente.
Rescatar el pasado es, para nosotros, transportarlo de su momento al hoy, con todos sus atributos, con la conciencia de aquellos que permanecen inmersos en tal dimensión.
En cuanto al futuro, vale la misma pretensión.
El control de la energía será efectivo si puede materializarse a voluntad. De igual modo, la materia debe ser convertida en energía. Para limitar el campo, aclaramos que nos estamos refiriendo a la energía mental.
No se escapa que los temas de la inmortalidad y de la evolución de la conciencia están en el trasfondo de tales pretensiones.
Tenemos garantizadas tales posibilidades como hechos reales siempre que la Escuela se continúe en el tiempo.
Creemos que un trabajo consciente permite unos pocos hombres su inmortalidad personal; pero necesitamos asegurar y controlar estos procesos, dado el posible accidente en tal desarrollo.
Ni los procedimientos religiosos, ni la vida del eremita, garantizan tales resultados. En los dos casos mencionados, no nos encontramos muy lejos de la vida común, alterada e hipnotizada, aun cuando exista para ellos un mayor grado de posibilidad que para ésta.
De cualquier modo que sea, si puede verificarse efectivamente un correcto control del tiempo y de la energía en los sentidos antes descritos, el problema de la supervivencia es uno de los menores.
Como aliciente para algunos destaco la correcta comprobación experimental efectuada en:
- Primero: casos de contacto, no sólo con escenas sino con hechos del pasado que han emergido objetivamente en el hoy, a veces por voluntad del sujeto de aquella época, a veces por voluntad del contemporáneo teleportador.
- Segundo: casos de precogniciones y premoniciones, y casos de teleportación de objetos a un tiempo avanzado en que se materializaron en el plazo fijado.
- Tercero: casos de proyección de “dobles” capaces de actuar objetivamente, de materializar objetos mentales, y de desmaterializar algunas sustancias para reintegrarlas luego en el interior de receptáculos inviolables.
- Cuarto: casos en que las huellas digitales del “doble” impresas coinciden exactamente con las del “proyector”. En ocasiones se ha recogido células epiteliales de tales “dobles”.
Estas comprobaciones son casos aislados, pero existe una larga cadena de fenómenos de control mental relacionados con el tiempo y la energía.
Para lograr sus fines, tanto el individuo como la Escuela necesitan de un instrumento llamado “monasterio”.
Al par que se realiza allí la preparación personal, se desarrollan las tareas de investigación y de producción de fenómenos.
El “monasterio” es el lugar adecuado para la evolución esencial y para el progreso de laboratorio.
Otro instrumento es el “núcleo” que sirve a los efectos de obtener datos y material informativo de todo tipo, y especímenes adecuados para tareas de laboratorio.
Los instrumentos conocidos como “órdenes” cumplen con funciones de abastecimiento de individuos de mayor nivel esencial posible, a fin de que la Escuela cumpla con sus fines.
Todas esas cosas pueden ser vistas, además, desde su escala cósmica, como progreso del sistema solar; o a escala periférica y humana, como progreso de una especie conductora de la vida y del bienestar en este planeta.
Debemos poner por ahora nuestra atención en lo desarrollado desde el comienzo. Para hacer práctico lo dicho, quisiera destacar algunos aspectos del escalón superior de la Escuela: me refiero a problemas propios del “Círculo Interno”.
El “Círculo Interno” consta de tres mecanismos básicos. Primero, los “monasterios” ya mencionados, de número no fijo, pero establecidos en lugares permanentes. Segundo, los “núcleos”, de número tampoco fijo, y no establecidos en lugares permanentes. Tercero, los “contactos” pertenecientes siempre a “monasterios”. Estos son quienes efectúan el “Examen de Obra”. Además, pueden conservar relación con aquellos que tienen misión asignada, aunque no estén aún a la altura del Examen.
La ubicación en cualquiera de los tres mecanismos es voluntaria, y se puede pasar de unos a otros cuantas veces se desee.
En una “orden” dada puede entregarse misiones a los miembros, si el que las da se separa de dicha “orden” luego de haber sido aceptado su “Examen de Obra”. Dicho en otras palabras, sólo puede otorgar misión aquel que previamente ha sido incorporado al “Círculo Interno”, ya que de otra manera tendrá que volver para completar su propia misión. A su vez, quien no haya cumplido todos sus pasos estructurales no puede recibir una misión válida, pero esto es ya tema propio de las “órdenes”.
A medida que se va logrando el número indicado para el “Círculo Interno”, las exigencias para el “Examen de Obra” se irán intensificando a fin de lograr, por una parte, mayor nivel de sus miembros y, por otra, la inclusión de elementos de todas las áreas del mundo de un modo equilibrado.
Recomendamos especial cuidado en cuatro factores. Primeramente, el cierre oportuno de las puertas de las “órdenes” cuando estas amenazan alejarse de sus objetivos. Segundo, el incremento de misiones no específicas de investigación, cuando la época indique el cierre de las “órdenes”. Tercero, el alargamiento de los plazos de las misiones cuando se descubra poca esencialidad en las nuevas promociones. Cuarto, el aumento de las exigencias del “Examen de Obra”.
Existen indicios que permiten suponer fallas en estos cuatro factores en otras épocas. Para terminar, cuando por circunstancias desafortunadas los “monasterios” no se puedan montar o sean destruidos, el “Círculo Interno” seguirá existiendo en “núcleos” dispersos, pero correctamente enlazados por los “contactos” mencionados anteriormente.
Conviene que tales “contactos” no sean aquellos que se relacionen con las gentes en misión.
Recordemos que sin el mecanismo de “monasterio” no existe avance en sentido radical.
*** Fin de la grabación de audio sobre este tema ***