Relación de Oficio Iconográfico con respecto a la Disciplina Morfológica
En Iconografía trabajamos con formas, articulándolas en imágenes. Trabajamos sobre la representación, haciendo variar el modo de organizar la percepción (la representación surge en el momento en que se organizan las percepciones). Al intentar configurar las percepciones de un modo determinado, comprendo mi forma habitual de estructurar dichas perfecciones.
Ejemplificando: Es habitual percibir los objetos en forma frontal y no envolvente, de manera que mi conciencia «completa» a su modo aquello que no percibe, como en el caso de ver una figura de espalda, completando la visión frontal que sería la no percibida. Es muy distinto al caso en que hago el esfuerzo intencional de tornar envolvente la visión tratando de integrar simultáneamente el objeto que percibo.
De una sola perspectiva De todas simultáneamente
(compensación mecánica) (compensación intencional)
En otro ejemplo, diremos que habitualmente percibo los objetos como el «lleno» y el espacio que lo rodea como el «vacío». Viendo esto, intento invertir la óptica, obteniendo una imagen «en negativo» de tres dimensiones.
También, luego de haber percibido el objeto como «lleno» y «vacío» puedo sintetizar complementando ambas, resultando una nueva configuración. Un aspecto notable en la visión de lo «lleno» como «vacío», es que dicha representación se me aparece como sin límites externos o bien centrándose en lo tomado por límites en la visión habitual o de llenado.
Estos ejemplos nos ayudan a entender como el oficio actúa como modificador de la estructura de la imagen. Por otra parte nos muestra claramente su relación con la disciplina morfológica.
(Notas sobre el desarrollo)
El orden que llevaremos en la exposición responde al orden en que se fueron desarrollando los temas.
Lo primero que tratamos de entender con claridad, es que nuestro interés responda a la incorporación de la métrica interna.
Visto esto, nos preguntamos: cómo nos sirve el trabajo con las formas iconográficas para tal incorporación? Vimos con qué facilidad podríamos perdernos en un perfeccionamiento técnico, o bien en el objeto a producir. Vimos por tanto conveniente esbozar un sistema de trabajo y que esté fuera nuestra referencia y no el operar con un determinado instrumental, técnica o material.
Este sistema de trabajo lo concebimos en tres momentos. En el primer momento nuestra atención se centra en la actitud interna del operador con respecto al material, instrumental, ámbito y sus propias expectativas, etc. Diremos que su actitud es pasiva, en tanto que atiende a lo dado, a lo presente (propiedades y características del material e instrumental y del propio operador). Y activa en cuanto se formula interrogantes adecuados a ese momento (límites del material, capacidad de resistencia, uso, etc.), podríamos decir que el operador explora, interroga, se ubica favorablemente para tomar lo mejor de lo dado.
En un segundo momento la problemática está en llevar un orden en las operaciones que permita llevar el conjunto adelante. Trabajar en «bloque» o estructuradamente. Esto hace a los apoyos metódicos (por ej. los esqueletos constructivos en el dibujo o modelado que permitan una visión de conjunto de comienzo a fin).
En el tercer momento en que podemos decir que estamos en el «nudo del asunto», pues en este momento la problemática está en la organización de los elementos, en darles métrica. Aquí es donde aplicamos las Leyes, Los Principios, advertidos en los momentos anteriores. Tomando en este caso como apoyo la máquina.
Estos tres momentos están a su vez presentes en cada uno de ellos y relacionados directamente a la Pulcritud, Permanencia y Tono. Así la pulcritud nos ubica en una correcta actitud y esta actitud reflexiva nos permite prever los puntos débiles que podrían ocasionar desvíos restando permanencia. Pero es la métrica la que nos permite que todos los elementos enfoquen a un fin, evitando lo superfluo y el desvío del interés.