De manera que hay recursos externos.
Ahora bien (y es bueno destacarlo de nuevo), toda movilización violenta del centro emotivo superior tiene concomitancias también violentas en los otros centros. De manera que el problema nuestro no es evitar la violencia del shockeo del emotivo superior con sus concomitancias; el problema es una vez puesto en marcha, cómo dirigir el sentido de la energía. En el momento de la bifurcación es cuando nos preocupa manejar lo que sigue. Pero no es que nos preocupe que vaya a producirse un shockeo. ¿Entienden eso? Porque si ustedes ponen una barrera a un determinado shockeo, entonces ¿cómo lo van a poder movilizar? Nada van a poder dirigir en la medida que no movilicen y si shockean fuertemente se van a producir entonces concomitancias.
El problema no está en evitar la concomitancia. El problema está en orientarse correctamente. Así que no es lo característico del fenómeno crepuscular la concomitancia. Lo característico del fenómeno crepuscular es la caída. Como no es característico en el fenómeno de conciencia superior la concomitancia física. En general, la concomitancia física se produce y luego derivan las líneas.
Estudiemos el caso del Bardo Thodol en el que se supone que los oficiantes, a la muerte del sujeto, van orientándolo a fin de que el alma llegue a buen término.
Antes de comenzar con ésto, es bueno recordar el esquema de los tibetanos en lo que hace al trabajo de los centros Síquicos. Los tibetanos, siguiendo una línea tradicional anterior al budismo, consideran que la energía se moviliza por un gran canal y también por canales laterales, por nervios síquicos, y donde se produce la interacción de los canales laterales con el gran canal, ahí se origina un centro energético. De manera que la clásica figura del caduceo de Hermes, para ellos será interpretada como el pasaje de energía de un nervio síquico, el pasaje de energía de otro nervio síquico y el gran canal energético. En donde se produce el entrecruzamiento de los tres, Sushumna, Ida y Pingala como le llaman ellos, aparece un «chakra».
Estos chakras tendrían que ver: el de más abajo con el asiento de la vitalidad, habría otro intermedio poco definido para ellos; luego vendría el asiento del sexo; luego vendría el asiento de la emotividad; luego vendría el del intelecto.
Por encima del intelecto ellos ubican lo subconciente (donde nosotros ubicamos el emotivo superior).
Por encima del subconciente ellos ubican el gran campo de lo trascendental, de la mirada clara, sin intermediarios; de la apertura de la conciencia a la realidad, pero por encima de lo subconciente. Les recuerdo que lo subconciente no ha sido descubierto anteayer, por los europeos.
Ese es el esquema aproximado de estos señores tibetanos.
Parece que hay catorce nervios fundamentales de los cuales derivan unos cuantos miles. Parece que estos centros de asentamiento de la energía tienen sus complejas características, no aparecen nuestras divisiones eneagramáticas, pero ellos van a su modo, caracterizando cómo trabaja cada uno de ellos.
Utilizaremos la traducción de Bergua, tercera edición de la Editorial Senén Martin-1967, del Bardo Thodol o Libro Tibetano de los Espíritus del Más Allá o simplemente, Libro Tibetano de los Muertos.
Libro Primero – Primera Parte – El Bardo del Momento de la Muerte: La Clara Luz Primordial Vista en el Momento de la Muerte.
«En el momento de la primera confrontación frente a frente con la Clara Luz, durante el estado intermedio de los momentos de la muerte, puede ocurrir que muchos hayan escuchado las enseñanzas religiosas sin no obstante reconocerlas, mientras que otros que las han reconocido están no obstante poco familiarizados con ellas Pero todos cuantos hayan recibido la enseñanza práctica de los Guías serán, si merecen que se les aplique, puestos frente a frente con la Clara Luz fundamental y, sin ningún otro estado intermedio obtendrán el Dharma-Kaya sin nacimiento para la Gran Vía Ascendente».
Continuemos:
«Una vez que la expiración ha cesado, la fuerza vital habrá caído en el centro nervioso del Saber y «El Conocedor» experimentará la Clara Luz de la condición natural. Entonces la fuerza vital siendo proyectada en forma de corriente descendente a lo largo de los nervios Síquicos a derecha e izquierda, el alba del estado intermedio se levantará momentáneamente».
El problema de estos señores, en esta situación, va a ser bloquear la caída de energía. Que de acuerdo a este esquema debería regresar a los puntos vitales inferiores. Por eso es que ellos van a poner especial énfasis, en una práctica que luego vamos a ver para bloquear la caída de energía y que se pueda movilizar hacia aquí (esquema), hacia el emotivo superior.
De no producirse este bloqueo, el sujeto cae en sueño profundo. Y si cae en Sueño profundo y luego muere, simplemente queda alojado a nivel de vitalidad, en la «vitalidad» que aparece en el vegetativo del árbol.
De manera que se trata de que en el momento de la muerte no caiga en Sueño profundo y hacia la vitalidad, sino de ese estado en el que se encuentra, pase a lo crepuscular.
Más adelante se lee:
«Leído ésto, hay que repetirlo varias veces junto a la oreja del difunto, para que antes de que la respiración cese, quede bien grabado en su espíritu. De estar la respiración a punto de cesar, hay que volver al moribundo hacia la derecha, en la posición llamada del león acostado. El latido de las arterias (a derecha e izquierda del cuello) debe ser comprimido. De tener el moribundo tendencia a dormir, o si el sueño llega, hay que evitarlo, y para ello hay que hacer presión, dulcemente, sobre las arterias, dulce pero con firmeza. Con ello la fuerza vital no podrá volver al nervio medio y partirá seguramente por la abertura brahmánica. Entonces es cuando debe ser hecha la real confrontación. Y es en este momento cuando la primera percepción en el Bardo de la Luz Clara de la Realidad, espíritu perfecto del Dharma-Kaya, es sentida por todo ser animado. El tiempo del intervalo de la cesación de la respiración y de la inspiración es aquel durante el cual la fuerza vital permanece en el nervio mediano. Se dice corrientemente que es entonces cuando el conocimiento se desvanece».
Muy bien. Fíjense en la mecánica de estos señores para bloquear el centro intelectual, evitar el sueño natural y entrar en el estado intermedio, para nosotros, el estado crepuscular.
¿Cómo es esa mecánica? (experiencia)…
De manera que, con este tipo de procedimiento se va perdiendo noción de la realidad… Habrá notado usted que se iba por un «pasadizo», que perdía total conciencia de usted mismo. Y podía pasárselo con muy poca sugestión al estado crepuscular y a una hipnosis rápida. Muy bien.
¿Qué hemos hecho? Bloquear el centro intelectual. Bloqueando el centro intelectual pasamos a shockear al emotivo superior, y lo pasamos a shockear en el caso que quisiéramos haber profundizado este estado. Y las concomitancias en todos los otros centros iban a ser de un modo muy virulento y muy patente. Un poco más y nuestro sujeto empieza a las patadas…
Seguramente usted habrá notado descontrol motriz, que los miembros se soltaban solos.
RESPUESTA: «Efectivamente»…
La emotividad empieza a desatarse también, y la motricidad del intelecto también. Con un poco más de tiempo, se empieza a soltar todo tipo de imágenes, como sucede en el momento de la muerte, donde la motricidad del intelecto es la que moviliza a gran velocidad y con gran fuerza todos los contenidos de la materia prima de la memoria y el sujeto recuerda su vida de corrido.
Sigamos leyendo:
«Tu inteligencia, cuya verdadera naturaleza es el vacío que no debe ser mirado como el vacío de la nada, sino como la inteligencia misma sin trabas, brillante, universal y feliz es la conciencia misma: el Buda universalmente bueno. Tu propia conciencia no formada en modo alguno, en realidad vacía y la inteligencia brillante y gozosa son inseparables. Su unión es el Dharma-Kaya: el estado de perfecta iluminación. Tu propia conciencia brillante, vacía e inseparable del Gran Cuerpo de Esplendor, no tiene ni nacimiento ni muerte y es la inmutable Luz Amitaba Buda. Este Conocimiento basta. Reconocer el vacío de tu propia inteligencia como el estado de Buda y considerarle como tu propia conciencia, es continuar en el espíritu divino de Buda».
Esto tiene relación con lo explicado en Meditación Trascendental. Continuemos:
«Instrucciones Concernientes al Segundo Estado Transitorio del Chikai Bardo: La Clara Luz Secundaria Vista Inmediatamente tras la Muerte.
“… según el Karma sea bueno o sea malo, la fuerza vital desciende por el nervio derecho o izquierdo y se va por una de las aberturas del cuerpo».
En estos casos se hacen distinciones, porque luego la gente trabajando con energía, las va a palpar. Sigamos leyendo:
«Lo que es llamado el segundo estado del Bardo se levanta para iluminar el cuerpo-pensamiento. «El Conocedor» permanece en el sitio donde sus actividades han sido limitadas. Si, en aquel momento, toda esta enseñanza especial ha sido aplicada eficazmente, entonces el propósito es conseguirlo. Pues las ilusiones kármicas no han llegado aún para arrastrar de aquí para allá al muerto y apartarle de su propósito de llevar a cabo la iluminación».
Perfectamente. Si el sujeto tiene conciencia en ese estado, si más o menos va discriminando lo que le sucede, entonces las ilusiones kármicas, o sea todos aquellos fenómenos producidos por los actos que el sujeto hizo y pensó durante su vida (o traducido a nuestro lenguaje, la aceleración de la motricidad del intelecto), no vienen entonces a «tapar» el manejo del intelecto del intelecto.
Más adelante:
«El Bardo de la Experiencia de la Realidad:
…»¡0h noble hijo! escucha con atención y sin distraerte. Hay seis estados transitorios de Bardo que son: el estado natural del Bardo durante la concepción; el Bardo del estado de los ensueños; el Bardo del equilibrio estático en la meditación profunda; el Bardo del momento de la muerte; el Bardo de la experiencia, y el Bardo del proceso inverso de la existencia samsariana. Tales son los seis estados».
¿Notan ustedes ese estado de la conciencia durante la concepción, se dan cuenta cómo puede ser? Que no es un estado de vigilia ordinaria, es un estado vegetativo, sometido a una cantidad de condicionamientos donde la vista y el olfato no actúan y el oído escasamente. Sigamos:
…»¡0h noble hijo! en el momento en que tu cuerpo y tu espíritu se han separado, has conocido el fulgor de la Verdad Pura, sutil, centelleante, brillante, resplandeciente, gloriosa y radiantemente impresionante, bajo la apariencia de un espejismo cruzando un paisaje primaveral y un continuo chorrear de vibraciones. No quedes subyugado, aterrorizado ni temeroso. Todo ello no es sino irradiación de tu propia y verdadera naturaleza.
Aprende a conocerlo. Del centro de esta irradiación saldrá el sonido natural de la Realidad repercutiéndose simultáneamente cual un millar de truenos. Ello es el sonido natural de tu propio y verdadero ser. No quedes subyugado, aterrorizado ni temeroso. El cuerpo que tienes ahora es llamado el cuerpo-pensamiento de las inclinaciones. Desde que ya no tienes un cuerpo material de carne y de sangre, sea lo que sea lo que pueda suceder: sonidos, luces o radiaciones, nada de todo ésto puede hacerte daño. Ya te es imposible morir. Te basta y suficiente es para ti, saber que estas apariciones son tus propias formas-pensamientos. Aprende a conocer que esto es el Bardo».
Cuando empieza ya a ver luces, que no se asuste. De manera que, aunque el sujeto lo vea como fenómenos externos, no es sino alucinación, irradiación de la propia naturaleza.
Sigamos:
«El Alba De Las Divinidades Apacibles Del Primero Al Séptimo Día. – Segundo día: No seas atraído por la empañada claridad gris ahumada del Infierno. Es el mal karma acumulado por la cólera violenta quien abre este camino. Si sigues esta atracción caerás en los mundos-infiernos donde tendrás que soportar una gran miseria sin que te sea determinado un tiempo fijo para salir de ella.
Esto sería una interrupción destinada a detenerte en la vía de la Liberación. No mires pues en torno tuyo, evita la cólera. No seas atraído por todo ésto. No seas débil. Cree en la blanca Luz deslumbradora y brillante y, poniendo tu Corazón en Bhagaván Vajra-Sattva di: «¡Ay! en el momento en que yerre por el Samsara por obra del poder de la cólera violenta, en el camino luminoso de la Sabiduría semejante al Espejo, ¡ojalá pueda ser conducido por Bhagaván Vajra-Sattva! ¡Pueda la Divina Madre Mamaki seguirme y protegerme! ¡Pueda ser conducido con seguridad a través de las emboscadas del Bardo y alcanzar el estado perfecto de Buda!».
«Diciendo ésto con fe humilde y profunda te fundirás en un halo del arco iris del corazón de Bhagaván Vajra-Sattva y obtendrás el estado de Buda en el Sambhoga-Kaya del reino del Este, llamado el reino de la Suprema Dicha».
Parece que el sujeto a la primera luz primordial, no la ve. Pasa entonces a la segunda luz. Este ya anda «cuesta abajo en la rodada».
Para éste, van tomando en cuenta todo lo leído, el sujeto que hace algún descalabro en los estados superiores, hay que pescarlo de todos modos. Para recuperarlo y subirlo de nuevo. Pero éste empieza a caer… van a ir viendo en los distintos días cómo llega finalmente abajo, a la vitalidad. Y llegando a la vitalidad, que es el nivel que le corresponde a ese sujeto, por el karma y demás, tiende a reencarnarse, tiende a meterse en un cuerpo.
Leamos:
«…El agregado del tacto en su forma primitiva estará representado por el fulgor amarillo de la Sabiduría de la Igualdad. Este fulgor de un amarillo deslumbrador glorificado con círculos y círculos satélites de radiación, tan claro, tan brillante, que el ojo apenas puede mirarle, brotará hacia ti. Junto a esta luz, tocándola, Un empañado resplandor azul-amarillo reflejo del Mundo humano te herirá el corazón al mismo tiempo que la Luz de la Sabiduría. Entonces, a causa de la fuerza del egoísmo tendrás miedo de la luz amarilla brillante y querrás huir. Por el contrario atraído serás por el empañado resplandor azul-amarillo del Mundo humano. En tal momento, no temas a la deslumbrante luz amarilla, transparente, y reconócela como siendo de la Sabiduría; resignando firmemente tu espíritu, cree en ella con firmeza y humildad».
Empiezan las distinciones entre los colores. En general, cuando se presenta una gran cantidad de colores o diversos colores, el «Conocedor» tiende a ir a los colores más brillantes, y a concentrar su atención sobre ellos.
Mientras que el ignorante tiende a meterse con los colores más obscuros.
Así, si hay una luz pura blanca el Conocedor tiende hacia ella; pero el cascote tiende hacia un gris ahumado que es el color del infierno. Si hay un rojo vivo, el que sabe, va para allá; pero el otro va a ir a un rojo mortecino y así siguiendo, con los diversos colores.
Estos colores corresponden a categorías perceptuales. Quiero decir: supongan ustedes que la percepción de la vista funcione en una frecuencia, la del oído en otra, la del tacto en otra. Entonces, habrá colores que correspondan a una frecuencia de percepción y colores que correspondan a otra.
De manera que estamos en presencia de un amarillo y decimos que corresponde al mundo de las sensaciones, al cual el alma de caída tiende a enganchar, ese sujeto de mucho «karma» sensorial, el sujeto del tacto, no va a evolucionar por el lado del amarillo brillante sino por el lado del amarillo opaco.
Veamos:
«… Y no seas atraído por el empañado fulgor azul-amarillo del Mundo humano. Es la acumulación de tus inclinaciones y de tu violento egoísmo lo que ha abierto este camino. Si eres atraído hacia él, renacerás en el Mundo humano y tendrás que sufrir el nacimiento, la vejez, la enfermedad y la muerte. No tendrás la suerte de salir del pantanoso bache de la existencia del Mundo. Se trata de una interrupción destinada a detenerte en la vía de la Liberación».
Fíjense, parece que es un cierto tipo de «karma» o de grabaciones, que el sujeto ha hecho en su cabezota a lo largo de su vida. Tal como el sentimiento de cólera profunda, que le va produciendo algún tipo de cristalización interna, que luego se manifiesta, se expresa en la representación visual, como el gris obscuro del infierno.
Ese es el «karma» acumulado por un tipo de pasiones violentas. Cada una de ellas tiene su colorete.
Veamos otro aspecto del asunto.
Desde el punto de vista de estos señores, el problema no es ir a dar a un infierno y quedarse ahí, fijo, no. El problema es que todas estas cuestiones son traspiés, son interrupciones en el camino evolutivo. De manera que si el sujeto cae a una octava indecente, tiene todo un trabajo que hacer para volver a recuperar el nivel adecuado.
Aún en el peor de los casos, en que el sujeto transmigre, según ellos, en una hormiga, es más edificante que la doctrina de los cristianos en la que aparece un Infierno sin evolución. Pero nos salimos del tema.
Leamos sobre el cuarto día:
«…No obstante, a pesar de estos avisos repetidos, numerosos son los hombres que han creado mucho karma malo, o que han faltado a sus votos, o que, aún, no han merecido un desarrollo más elevado; y entonces incapaces son de reconocer todo ésto. Su ignorancia, su mal karma ocasionado por los deseos inmoderados y la avaricia, hacen que sean espantados por sonidos y radiaciones y que huyan».
¿Entienden ustedes como grabaciones, esa historia del «karma»? Las grabaciones producen en el sujeto experiencias que tienden a hacer que (ese sujeto) se asimile más al plano de lo que tiene grabado, de las experiencias dadas, que a otra cosa que no conoce.
Claro, no se sabe cómo ese «cuerpo» separado, graba. No importa, porque nosotros nos preocupamos por esta vida, relacionando las descripciones de estos señores, con estados de conciencia de «este lado» y no más allá de la muerte… no por ahora.
Recomiendo lean cuarto, quinto, sexto y séptimo día. Ahora debemos abreviar.
Conclusión del Libro Primero.
«…Dadle publicidad. El que le ha oído una vez, incluso si no le ha comprendido, se acordará de él en el estado intermedio sin olvidar una sola palabra, pues entonces la inteligencia es nueve veces más lúcida».
Entonces la inteligencia es nueve veces más lúcida. Interesante observación sobre la inteligencia (como recuerdo) en lo que hace a velocidad. En efecto, la aceleración de la motricidad del intelecto en su subparte motriz tiene una diferencia de velocidad eneagramática con respecto a la subparte intelectual del intelecto. Tales los casos en el sueño y el momento de la muerte.