Séptimo: Ver en el encadenamiento lo permanente.

Se observa que no obstante la variación de las percepciones, de los ensueños, de las identificaciones, de las ilusiones, de las diversas formas de comprensión, de las distintas manifestaciones de la memoria, de la movilidad de la conciencia con sus actos y objetos y con sus instantes diversos (no obstante esto y todas las otras variaciones que se nos ocurran) lo permanente es siempre el encadenamiento de la conciencia. Lo permanente es siempre la inevitabilidad de la propia estructura. Este encadenamiento estructural que habíamos ya advertido, lo consideramos como una necesidad permanente.